– No, ni siquiera la vi en la fiesta. ?Para que iba a preocuparme en conocerla? Para mi, ella solo es un nombre, ni siquiera una cara. La madre de otra.

– ?Cuando te hablo Paul de la companera numero dos?

– En la tercera sesion, pero no habia mucho que decirme: lo unico que el sabia era que habia nacido deforme, y la habian metido en algun centro sanitario.

– Alguien te conto donde. ?Tio Billy?

– Si.

– ?El guapo abogado de tus padres?

– ?Aun te acuerdas, despues de todos esos anos? ?Asombroso! -tratando de parecer complacida, pero muy nerviosa-. De hecho, tio Billy siempre quiso ser abogado. Incluso se matriculo en la Facultad de Leyes, pero se encontro metido en otras cosas, y nunca asistio a ella.

– ?Cuando entro el en escena?

– La segunda vez que Paul me mando a casa. Quizas una semana despues de que nosotros… nos separasemos. Yo estaba mucho mejor, viendo las cosas en su perspectiva. Sono el timbre. Un hombre mayor con una hermosa sonrisa estaba frente a mi puerta. Con dulces y flores y una botella de vino. Me dijo que era el hermano de la mujer que me habia regalado… Se excuso por aquello, dijo que no debia odiarla, aunque comprenderia que lo hiciese. Que ella era una persona con muchos problemas, pero que el siempre se habia cuidado de mi. Tanto como tio, como en el papel de emisario de mi padre.

Miro a la cama vacia.

– Y entonces me dijo quien era mi padre.

– ?Como te sentiste al saber que quiza fueses la heredera de Leland Belding?

– No me parecio tan extrano como pudieras creer. Naturalmente, yo sabia quien era el, y sabia que era un genio y un hombre muy rico, y me resultaba extrano el saber que eramos familia. Pero el estaba muerto, se habia ido, no habia oportunidad de tener ninguna relacion. Y yo estaba mas preocupada por los nexos vivos.

No me habia contestado a la pregunta. Lo deje pasar.

– ?Como fue el que te encontrase tio Billy?

– Paul habia buscado mis raices y le habia encontrado a el. Y tio Billy me dijo que durante anos habia deseado conocerme, pero que estaba inseguro acerca de lo que hacer o decir, asi que se habia mantenido alejado, por miedo a hacer algo incorrecto. Pero ahora que yo ya estaba enterada, queria que lo supiese todo de la misma fuente de la informacion.

»Yo le dije que conocia la existencia de Sherry, y hablamos un poco de ella… pude ver que ella no le caia muy bien, pero no prosiguio con el tema, y yo no quise forzarlo. Y seguimos alli sentados, bebiendo vino, y el me lo conto todo: como nosotras tres eramos las hijas del amor del senor Belding y una actriz a la que mi padre habia amado mucho y con la que no podia casarse por impedimentos sociales. Su nombre era Linda. Ella habia muerto de complicaciones en el parto. Me mostro una foto. Era muy hermosa.

– Una actriz -dije; cuando no reacciono, prosegui-: Te pareces a ella.

– Eso es todo un cumplido -me contesto-. Tambien me dijo que eramos unas ninas-milagro: prematuras, diminutas en el nacimiento, y que no se esperaba que viviesemos. Linda enfermo, con septicemia, pero nunca dejo de pensar en nosotras, de rezar por nosotras. Nos dio nombres, unos minutos antes de morir: Jana, Joan y Jewel Rae… esa soy yo. Y, aunque las tres logramos sobrevivir, Joan tenia deformidades multiples. Pero, a pesar de ser rico y famoso, el senor Belding no estaba en posicion de criarla… de hacerlo con ninguna de las tres. Era exageradamente timido, de hecho llegaba a tener una fobia hacia la gente, especialmente hacia los ninos. Y, por lo que me describio de el tio Billy, tambien debio de ser algo agorafobico. Asi que tio Billy hizo que nos adoptara su hermana. Penso que seria una mejor madre de lo que resulto ser. Y durante todos esos anos, el senor Holding y el se habian sentido tremendamente culpables por haber tenido que alejarnos asi.

»Le dije que Paul iba a tratar de preparar un encuentro entre Sherry y yo, y me dijo que ya lo sabia. Entonces le pregunte si me podria organizar otro con Joan.

– Asi que Paul y el estaban trabajando juntos…

– Cooperaban. Se mostro evasivo acerca de Joan, pero yo segui acosandole y, finalmente, me dijo que estaba en alguna parte de Connecticut. Le dije que queria verla. Me dijo que no tenia ningun sentido: que ella estaba gravemente afectada, tanto, que practicamente se podia decir que no tenia mente consciente. Entonces le dije que no solo queria verla, sino que queria estar con ella, cuidarme de ella. Me contesto que eso era imposible, que Joan necesitaba cuidados a tiempo completo y que yo deberia concentrarme en mis estudios. Yo le argumente que ella era parte de mi, que nunca mas podria concentrarme en otra cosa, a menos que pudiera tenerla conmigo. Penso en ello, me pregunto si podia tomarme algo de tiempo libre en la Facultad, y le conteste que seguro. Fuimos en coche directamente a un aeropuerto particular, y nos subimos a un reactor privado de la empresa, que nos llevo a Nueva York, y luego cogimos una limusina para ir a Connecticut. Se que el pensaba que, al ver el aspecto que ella tenia, yo cambiaria de opinion, pero eso solo me hizo estar mas decidida. Me eche en la cama al lado de Joan, la abrace, la bese. Note sus vibraciones. Cuando el vio esto, acepto trasladarla aqui. La corporacion compro Resthaven y dispuso una zona privada para ella. Yo entreviste a los enfermeros y elegi a Elmo. Joan se convirtio en parte de mi vida. Y llegue a quererla de veras. Tambien queria a los otros pacientes… Siempre me he sentido como en casa entre los que tienen algun defecto. Si tuviera que volver a empezar de nuevo, pasaria mi vida trabajando con ellos.

Como en casa. La unica casa de verdad que ella habia conocido la habia compartido con dos retrasados mentales. Era una situacion de libro de texto, pero ella no la estaba captando.

– Y le cambiaste el nombre -comente.

– Si. Un nuevo nombre simboliza una nueva vida. Tanto a Jana como a mi nos habian dado nuevos nombres comenzados por S; pense que Joan tambien deberia de tener uno distinto, para acoplarse a nosotras.

Se levanto, se sento junto a su hermana, y le toco las hundidas mejillas.

– Siempre esta aqui -me dijo-. Ella ha sido una constante en mi vida. Un verdadero alivio.

– No como tu otra companera.

Esa fria mirada, de nuevo.

– Si, no como ella. -Luego, una sonrisa-. Bueno, Alex, estoy derrengada; hemos cubierto mucho terreno.

– Hay unas otras pocas cosas. ?No te importa…?

Pausa. Por primera vez desde que la conocia tenia aspecto cansado.

– No, naturalmente que no. ?Que otra cosa quieres saber?

Habia muchas cosas, pero yo estaba contemplando su sonrisa: la tenia como pegada, como si no formase parte de ella…, como en el maquillaje de un payaso. Era demasiado amplia, demasiado luminosa. Era un prodromo, un aviso anticipado de que algo iba mal. Ordene mis pensamientos, y dije:

– La historia que me contaste acerca de como te habias quedado huerfana… el accidente en Mallorca. ?De donde salio eso?

– Era una fantasia -afirmo-. Suenos no realizados, supongo.

– ?Y que era lo que sonabas?

– Con algo romantico.

– Pero, por lo que me cuentas, la verdadera historia de tus padres ya es bastante romantica. ?Por que inventarte otra?

Perdio el color.

– No… no se que decirte, Alex. Cuando me preguntaste por la casa, me salio esa historia… broto de mi, espontaneamente. Pero, ?acaso importa, despues de tantos anos?

– ?Realmente no tienes ni idea de donde salio esa historia?

– ?Que quieres decir?

– Que es identica al modo en que murieron los padres de Leland Belding.

Su aspecto se torno fantasmal.

– No, eso no puede ser… -Luego, de nuevo, la sonrisa congelada-. ?Que extrano! Si, comprendo que te haya intrigado.

Penso, dandose tirones al lobulo de la oreja.

– Quiza Jung tenia razon. El inconsciente colectivo…, material genetico, transmitiendo imagenes, al tiempo que caracteristicas fisicas. Memorias. Quiza, cuando me lo preguntaste, se puso en marcha mi inconsciente. Y lo

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