su vida sexual hasta su imagen publica; y, cuando se torno dificil de manejar, cuando comenzo a decantarse por la vida nocturna, alli estaba usted para asumir la responsabilidad ejecutiva. De su hermana, de Sherry, de Sharon, de Willow Glen, de la empresa… ?No lo nota, de vez en cuando, como una carga demasiado pesada?
Pense verle sonreir en la oscuridad, y de lo que si estuve seguro es de que se toco la garganta e hizo una mueca, como si le fuera demasiado dificil el hablar.
Y, varios kilometros despues:
– ?Ha llegado usted a una decision, doctor?
– ?Acerca de que?
– Acerca de seguir hurgando.
– Todas mis preguntas han sido contestadas, si es eso lo que quiere saber.
– Lo que quiero saber es si continuara usted removiendo las cosas y arruinando lo que queda de la vida de una joven que esta muy enferma.
– No es que sea tampoco una gran vida -le recorde.
– Mejor que cualquier alternativa. Se ocupan bien de ella -me dijo-. Esta protegida. Y el mundo sera protegido de ella.
– ?Y que pasara cuando usted ya no este?
– Hay personas -afirmo-. Personas competentes. Una linea de mando. Todo esta bien planeado.
– Una linea de mando -comente-. Belding era un vaquero, jamas tuvo nada como eso. Pero, una vez hubo muerto, la historia fue muy distinta. Sin nadie que fuera produciendo patentes, usted tuvo que contratar creatividad, reorganizar la estructura empresarial. Eso convirtio a la Magna en mas vulnerable a los ataques desde el exterior… y usted tuvo que consolidar su base de poder. El poner a las tres hijas de Belding bajo su ala fue dar un gran paso en esa direccion. ?Como logro que Sherry se echase atras en sus amenazas de llevarle a los tribunales?
– Muy simple -me explico-: la lleve a dar una vuelta por las oficinas centrales de la corporacion… nuestro centro de investigacion y desarrollo, las principales de nuestras empresas de alta tecnologia. Le dije que me encantaria poder bajarme del tren y dejarle a ella la responsabilidad de dirigirlo todo… que ella podia ser la nueva presidenta del Consejo de la Magna, cargar con la responsabilidad de cincuenta y dos mil empleados, de millares de proyectos. La sola idea la aterro; no era lo que se dice ninguna intelectual, ni siquiera sabia hacer cuadrar las cuentas de su talonario de cheques. Salio corriendo del edificio, pero la atrape fuera y le sugeri una alternativa…
– Dinero.
– Mas del que seria capaz de gastar en varias vidas.
– Y ahora ha desaparecido -dije-, asi que ya no hay necesidad de hacerle mas pagos.
– Doctor, tiene usted una vision demasiado inocente de la vida. El dinero es el medio, no el fin. Y la empresa hubiera sobrevivido…
– ?Y cual
– El ritmo, el equilibrio. El mantenerlo todo
Y, unos minutos mas tarde:
– Aun no ha contestado usted a mi pregunta, doctor.
– No voy a remover nada. ?De que iba a servir?
– Bien. ?Y que me dice de su amigo el detective?
– Es un realista.
– Mejor para el.
– ?No me va a matar, de todos modos? ?No va a dejar que Royal Hummel haga lo que sabe hacer?
Se echo a reir.
– Naturalmente que no. ?Que divertido me resulta el que aun siga viendome como a Atila el Huno! No, doctor, no esta usted en peligro. ?De que iba a
– Para empezar, conozco sus secretos familiares.
– ?Y hara lo que hizo Seaman Cross? ?Otro
Mas risas. Que se convirtieron en toses. Varios kilometros despues, el rancho aparecio a la vista, perfecto e irreal, como un decorado de cine.
– Y, hablando de Royal Hummel -me dijo-, hay algo que quiero que usted sepa. Ya no va a seguir trabajando en ningun empleo de seguridad. Sus comentarios acerca de la muerte de Linda me han hecho reflexionar mucho… es asombroso lo que puede lograr una perspectiva diferente. Royal y Victor eran profesionales. Y, con profesionales, no han de ocurrir accidentes. Como minimo, fueron incompetentes, como maximo… Usted me ha dado una nueva perspectiva en estos ultimos tiempos de mi vida, doctor. Por eso, tengo una gran deuda con usted.
– Yo solo estaba
– ?Oh, por amor de Dios! ?Quiere dejar de ser tan melodramatico, joven? ?No esta en juego la
– ?Y si se niega?
– ?Oh, no lo hara!
Dirigio el vehiculo hacia el vacio corral.
– Usted le dio la foto de la companera silenciosa a Kruse -le dije-. Las chicas fueron fotografiadas aqui.
– Resultan fascinantes las cosas que uno se encuentra en los viejos aticos.
– ?Y por que? -le pregunte-. ?Por que dejo que Kruse siguiera adelante durante tanto tiempo?
– Porque hasta hace bien poco, crei que estaba ayudando a Sharon… ayudandolas a ambas. Era un hombre muy carismatico, muy convincente.
– Pero ya estaba sangrando a la hermana de usted antes de conocer a Sharon. Veinte anos de chantajes, de trastear con las mentes…
Coloco el cochecito en punto muerto y me miro. Todo el encanto se habia desvanecido y vi en sus ojos la misma fria crudeza que acababa de ver en los de Sharon. Genes… El inconsciente colectivo…
– Lo que ha sido ha sido, doctor. Lo que ha sido ha sido.
Acelero, luego detuvo el vehiculo y lo aparco.
Bajamos y caminamos hacia el patio. Dos hombres en traje oscuro y pasamontanas estaban esperando alli. Uno de ellos tenia en la mano una goma elastica oscura.
– Por favor, no se asuste -me dijo Vidal-. Le quitaremos eso tan pronto como sea seguro para ambos. Sera usted dejado sano y salvo. Trate de disfrutar del viaje.
– ?Y por que sera que no me siento tranquilo?
Mas risas, secas y forzadas.
– Doctor, ha sido estimulante. ?Quien sabe?; podemos volver a encontrarnos algun dia, en otra fiesta.
– No lo creo. Odio las fiestas.
– Para decirle la verdad -me dijo-, tambien yo me he hartado ya de fiestas.
Se puso serio.
– Pero, como existe aunque sea una remota posibilidad de que volvamos a encontrarnos cara a cara, le agradeceria que no demostrase conocerme. Digamos que apelo a su secreto profesional, y finja que jamas nos hemos conocido.
– No hay problema para eso.
– Gracias, doctor, se ha comportado usted como un perfecto caballero. ?Hay algo mas?
– Lourdes Escobar, la criada. Una autentica victima inocente.
– Para ese caso se ha efectuado una adecuada compensacion.
– ?Maldita sea, Vidal, el dinero no puede arreglarlo todo!
– ?Yo no puedo arreglarlo