que no tendra problema alguno para incluir cualquier reparacion o ajuste que haya que hacer como contingencias en el contrato de compra, doctor.
– ?Y por que vende ese buen senor?
Volvio a aparecer la amplia sonrisa.
– No es un senor… en realidad es una empresa. Una gran empresa. Tiene montanas de propiedades, y las va renovando regularmente.
– ?Especulacion?
La sonrisa se congelo.
– Esa es una fea palabra, doctor. Inversion.
– ?Quien vive aqui ahora?
– Nadie. El inquilino se traslado recientemente.
– Y se llevo la cama.
– Si. Solo le pertenecia el mobiliario de la alcoba… creo que era una mujer -bajo la voz a un susurro conspirativo-. Ya sabe como es la gente de L.A., siempre yendo y viniendo. Vamos a ver los otros dormitorios.
Salimos de la habitacion de la muerte.
– ?Vive usted solo, doctor Delaware?
Tuve que pensar antes de contestarle:
– Si.
– Entonces, puede usar una de las alcobas como estudio. O incluso para visitar a sus pacientes.
Me pregunte que estaria pasando con los pacientes que ella trataba. El impacto que su muerte estaria teniendo en ellos.
Luego me di cuenta de que habia alguien mas en su vida. Alguien en quien el impacto seria tremendo.
Mi mente acelero. Quise salir de alli.
Pero deje que Mickey me diera una vuelta por todo aquello, deje que su charla continuase un tiempo, antes de consultar mi reloj y decir:
– ?Uff! Voy a tener que irme.
– ?Cree usted que nos va a hacer una oferta de compra, doctor?
– Necesito tiempo para pensarmelo. Gracias por habermela ensenado.
– Si lo que busca es un lugar con vistas, tengo otras propiedades que podria visitar.
Di unos golpecitos en mi reloj.
– Me encantaria, pero ahora no puedo.
– ?Por que no concertamos una cita para otro dia?
– No tengo tiempo ni para eso -le corte-. La llamare cuando este libre.
– Estupendo -me contesto friamente.
Salimos de la casa y ella cerro con llave. Caminamos en silencio hacia nuestros respectivos Cadillac. Antes de que ella pudiera abrir la puerta de su Fleetwood, una sospecha de movimiento llamo nuestra atencion. El crujido del follaje… ?animales que tenian alla su madriguera?
Un hombre salio a la carrera de entre el verde y comenzo a escapar tan deprisa como podia.
– ?Oiga
El que corria miro hacia atras, nos diviso, tropezo, cayo y se volvio a poner en pie.
Joven. Con el cabello alborotado. Los ojos desorbitados. La boca abierta como en un alarido silencioso. Aterrado o loco, o ambas cosas.
– ?Esa puerta! -exclamo Mickey-. Habra que arreglarla. Mejor seguridad…, no hay problema.
Yo estaba mirando al que corria, y le grite:
– ?Espere!
– ?Que sucede? ?Lo conoce?
El fugitivo volvio a acelerar y desaparecio por la curva del sendero. Escuche ponerse en marcha un motor, y a mi vez eche a correr, hacia la parte baja del sendero. Llegue alli justo cuando una vieja camioneta se ponia en marcha. Rascando el embrague, haciendo eses, yendo demasiado deprisa, sin demasiado control. Tenia algunas letras pintadas en blanco en la puerta, pero no podia leerlas.
Corri de vuelta a mi coche, me meti en el.
– ?Quien es? -insistio Mickey-. ?Lo conoce?
– Aun no.
9
Consegui alcanzarle, le hice senales con las luces largas y le toque la bocina. Me ignoro, y ocupo toda la ruta, serpenteando y acelerando. Luego hubo mas rascadas de embrague, cuando trato de cambiar de marcha. La camioneta quedo en punto muerto, se fue frenando mientras el motor se aceleraba al darle gas sin desembragar. De repente, piso el freno y se detuvo del todo. Yo me quede atras y lo pude ver a traves del cristal trasero de la cabina, luchando, trasteando, frenetico.
La camioneta se calo. La puso en marcha y se calo de nuevo. Comenzo a caminar en punto muerto, adquiriendo algo de velocidad al ir cuesta abajo, luego frenando, patinando, reduciendo la marcha al minimo.
En el terreno baldio cerrado por una cadena solto el volante y alzo las manos. La camioneta patino, giro sobre si misma, se dirigio directamente hacia la cadena que hacia de verja.
La golpeo, pero sin fuerza…, ni siquiera se abollo el parachoques. Me coloque detras suyo. Los neumaticos giraron locos por un momento, luego el motor murio.
Antes de que yo tuviera oportunidad de salir del coche, el ya estaba fuera de su camioneta, tambaleandose, con los brazos colgando como los de un gorila, una botella en una mano. Cerre el coche. El estaba justo a mi lado, dando patadas a los neumaticos del Seville, apretando la puerta con ambas manos. La botella estaba vacia. Vinacho. La alzo, como para estrellarla contra mi ventana, se le escapo de las manos y le cayo al suelo; intento seguirla en su descenso, lo dejo correr y me miro. Sus ojos estaban hinchados, acuosos, circundados de escarlata.
– Voy… a matarte… jodio tio -hablar pastoso. Gestos teatrales-… ?cono… me sigues…?
Cerro los ojos, se tambaleo, cayo hacia adelante y se golpeo la frente con el techo del coche.
El comportamiento de quien tiene el cerebro danado por ser un borrachin de toda la vida. Pero su vida no habia sido tan larga… ?que debia de tener, veintidos o veintitres?
Le dio una patada al coche, agarro la manija de la puerta, se le escapo y trastabillo. Era poco mas que un crio. Con una cara de bebe bulldog. Bajo: metro sesenta, metro sesenta y cinco, pero de aspecto fortachon, con hombros caidos y brazos robustos, bronceados por el sol. Cabello rojo, hasta los hombros, descuidado, sin peinar. Un bigotillo fino y una barba del color de la pelusa. Pecas en la frente y mejillas. Vestia una camiseta de manga corta manchada de sudor y pantalones con las perneras acortadas, calzaba zapatillas de tenis sin calcetines.
– Joder, tio -dijo, y se rasco un sobaco. Sus manos eran regordetas, llenas de callos y costras, cubiertas de suciedad.
Siguio tambaleandose, finalmente perdio todo equilibrio y cayo sobre su trasero.
Se quedo asi un buen rato. Yo me deslice por los asientos y sali por el lado del pasajero del Seville. Me miro, sin moverse, y dejo que sus ojos se le cerrasen, como si no tuviese fuerzas para mantenerlos abiertos.
Camine hacia su camioneta. Una Ford de treinta anos de edad, mal conservada. Unas letras blancas desalineadas proclamaban en la puerta del vehiculo: D. J. RASMUSSEN, CARPINTERIA Y ANDAMIAJES. Bajo esto, un apartado de correos en Newhall. En la plataforma de la camioneta habia dos escaleras, una caja de herramientas y un par de mantas pisadas por unas piezas de metal para que no se las llevase el aire.
El interior estaba lleno de botellas vacias…, mas vinacho, licor Southern Confort, varias marcas de refresco