papa. Luego me dijo que el desgraciado se habia hecho dano en el trabajo, que le dolia la espalda, y que estaba pensando en poner una querella por danos y perjuicios. Fue su abogado el que le sugirio que fuera a visitarse a un comecocos… ?conocia yo a alguno? Pense que esto era una oportunidad ni que pintada para conseguir algo de ayuda para su cabezon, y lo mande con Sharon, hablandole a ella de los otros problemas de el. ?Y vaya si lo ayudo! ?Como se lo ha encontrado?
– Estaba esta manana en casa de Sharon.
– ?En su casa? ?Le dio a ese gilipollas su direccion privada? ?Vaya idiota!
– Tenia una consulta alli.
– Oh, si… el periodico menciono eso. De hecho, tiene sentido, porque se fue de este edificio despues de que la afease su conducta con los pacientes. ?Tiene un diagnostico para Rasmussen?
– Algun tipo de problema con la personalidad. Posibles tendencias violentas.
– En otras palabras, un buscaproblemas. Maravilloso. El es el eslabon mas debil, alguien que odia a las mujeres y tiene escaso control de sus impulsos. Y ya tiene a un abogado picapleitos. Excelente.
– No pondra un pleito por hostigamiento sexual -le dije-. Pocos hombres lo harian. Les avergonzaria.
– ?Por ser un ataque frontal contra el viejo machismo? ?Ojala tenga usted razon! Hasta el momento, nadie ha hecho nada, pero eso no quiere decir que no vayan a hacerlo. Y, aunque me libre de complicaciones legales, ya me ha costado mucho en lo que se refiere a mi reputacion… cada paciente habla mal de mi a otros diez. Y ninguno de los que me dejaron por culpa de Sharon me pago los trabajos que ya les habia hecho… y estamos hablando de una cantidad de cuatro cifras, solo de gastos de laboratorio. No estoy aun lo bastante establecida como para poder permitirme perder una cantidad asi sin resentirme…, hay una saturacion excesiva de doctores, aqui en el Lado Oeste. ?Donde tiene usted su consulta?
– Aqui en el West Side, pero yo trabajo con ninos.
– Oh. -Tamborileo con sus unas en el borde de la taza de te-. Posiblemente le debo de sonar muy mercenaria, ?no? Ahi esta usted, todo altruismo, hablando de ayudar a los pacientes, y todo eso del Juramento Hipocratico… y a mi lo unico que me preocupa es cubrirme las espaldas. Pero no voy a excusarme por ello, porque si yo no me cubro las espaldas, nadie lo va a hacer por mi. Cuando sali de la Northwestern para ir de interna al Harbor General, conoci al mejor tipo del mundo, y me case con el tres semanas mas tarde. Un guionista de la tele, que estaba buscando material en los hospitales para una miniserie. ?Zas, el flechazo! Y, de repente, tuve una casa en Playa del Rey, y la iba a tener hasta que la muerte nos separase. El me dijo que le enloquecia que yo fuese una doctora, y que jamas me abandonaria. Dos anos mas tarde me abandono. Limpio nuestra cuenta conjunta en el banco y se largo a Santa Fe con una chavalina. Me ha costado dos anos salir de ese agujero.
Miro dentro de la taza, como para leer el futuro en las hojas, como hacen las gitanas.
– He trabajado demasiado duro para llegar hasta aqui y ver como una ninfomana lo echa todo a perder. Asi que no, no voy a llamar a ninguno de los hombres que se tiro, para ver como les ha afectado su muerte. Son todos grandecitos…, pueden soportarlo. Probablemente ya lo hayan convertido mentalmente en una conquista, y se crean unos machos irresistibles. Dejelo dormir usted tambien, doctor Delaware. Dejelo enterrado.
Habia ido alzando la voz. La gente la estaba mirando. Se dio cuenta y la bajo.
– De todos modos, ?como puede llegar a convertirse en terapeuta una persona asi? ?Es que nadie hace comprobaciones?
– No las suficientes -le conteste-. ?Y como reacciono ella cuando usted la enfrento a los hechos?
– De un modo muy extrano. Se me quedo mirando con esos grandes ojazos azules, toda ella inocencia, como si no supiese de que estaba hablando; luego empleo conmigo todos los trucos profesionales, como si estuviese tratando de hacerme la terapia a
– Como su supervisor, Kruse era responsable de ella. ?Hablo usted con el?
– Lo intente. Debo de haberle llamado unas veinte veces. Incluso le eche mensajes por debajo de la puerta. Nunca me contesto. Me cabree mucho, pense en ponerle un pleito. Pero al final me dije «al diablo con todo», y lo deje correr.
– El nombre de el sigue aun en la lista de los inquilinos. ?Acaso trabaja aqui?
– Como ya le he dicho, jamas lo he visto. Y, cuando lo andaba buscando, hable con el conserje, y me dijo que
– ?Por que dice eso?
– Porque ella conseguia lo que queria de los hombres jodiendo, ?no? Ese era su sistema. Probablemente tambien consiguio su titulo en la cama.
Pense en ello, y me perdi en mis pensamientos.
Ella me pregunto:
– No va a seguir con eso de buscar a sus pacientes para hablar con ellos, ?verdad?
– No -le conteste, tomando en ese momento la decision-. Lo que me ha dicho da otra luz a las cosas. Pero deberiamos hacer algo acerca de Rasmussen. Es una bomba de tiempo.
– Que estalle por si mismo… ?y que se vaya al infierno!
– ?Y si le hace dano a alguien?
– ?Y que es lo que puede hacer usted para impedirlo?
No tenia respuesta a eso.
– Escuche -me dijo-. Quiero que una cosa quede muy clara: yo me quedo
– Lo entiendo.
– Desde luego, espero que realmente lo entienda. Si usa algo de lo que le he dicho para relacionarme con ella, negare haberlo dicho. Los historiales de los pacientes que Sharon visito ya han sido destruidos. Si menciona mi nombre, le pondre un juicio por vulnerar un tema confidencial.
– Tomeselo con calma -le dije-. Ya ha dejado muy claro su punto de vista.
– Desde luego, eso espero. -Me arranco la nota de la mano y se puso en pie-. Yo pagare mi parte, gracias.
11
Trapp. El ricachon. D. J. Rasmussen. ?Todos ellos victimas?
Me intrigaba, especialmente, Rasmussen. ?Seguia relacionado con ella en el momento de su muerte? Eso podria explicar por que le habia causado tanto impacto su perdida. Por que se habia emborrachado hasta quedar estupefacto, y peregrinado hasta la casa.
Encontrandose alli con otro peregrino: conmigo.
Yo no habia efectuado ninguna comprobacion cuando ella habia formado parte de mi vida, pero ya hacia tiempo que habia racionalizado esto diciendome a mi mismo que yo habia sido joven e inocente, demasiado inmaduro para hacer otra cosa mejor que lo hecho. Y, sin embargo, hacia tan solo tres dias, me habia sentido muy excitado por ella y dispuesto a volverla a ver. Dispuesto a empezar… ?que?
El que hubiese anulado mi cita con ella me era de poco consuelo. ?Que hubiera pasado si me hubiera llamado, con emocion en la voz, para decirme lo maravilloso que yo era? ?Hubiera resistido al notarme necesitado? ?Me hubiese negado a tener la oportunidad de saber cual era su «problema», y quizas a solucionarlo?
No tenia una respuesta honesta. Lo que ya indicaba mucho sobre mi buen juicio. Y mi salud mental.