– Tu repitete a ti misma que estas trabajando dentro del sistema para cambiarlo.

– ?Oh si, seguro! -Me hizo un gesto para que me sentase a la mesa de la cocina. Puso los huevos revueltos en platos, coloco bandejas con pan de centeno y tomates cortados a rodajas, lleno tazones con cafe-. Me imagino que me queda un ano, quiza dos. Y, luego, adios a toda esta tonteria y me dedicare a viajar en serio… y no es que vaya a poder mover a Principe Alberto, pero tengo una amiga que el ano pasado perdio a su esposo. Hemos planeado ir a Hawai, a Europa, a Israel. Todo.

– Suena maravilloso.

– Suena maravilloso, pero tu tienes mariposas en la tripa de ganas de contactar con el ordenador.

– Cuando te vaya bien.

– Llamare ahora. A Monica le costara un tiempo meterse en el sistema.

Llamo a su asistente, le dio instrucciones, las repitio y colgo:

– Manten los dedos cruzados. Y, mientras esperamos, comamos.

Ambos teniamos hambre, asi que devoramos en silencio. Justo cuando habia empezado con mi segundo plato de huevos, sono el telefono.

– Vale Monica, no pasa nada. Si. Teclea SRCH, todo en mayusculas. Bien. Ahora teclea M mayuscula, guion, C mayuscula, R mayuscula, luego dale a la tecla RETURN dos veces. CAL. Teclea C-A-L, tambien todo con mayusculas, cuatro, tres, cinco, seis, guion, cero, cero, nueve. Bien. Ahora mayusculas LA, guion, mayuscula W, guion, uno, guion, dos, tres, seis. ?Vale? Pruebalo de nuevo, esperare… Bien. Ahora, aprieta el RETURN una vez mas, luego el boton… ORIGEN. Esta debajo del 7… No, manten apretado el boton Control mientras lo haces… esta ahi, al lado izquierdo del tablero, control. Eso es, bien. Y ahora, ?que sale en la pantalla? Bien. Ahora teclea el siguiente apellido: Ransom. Si, te lo deletreo: R-A-N-S-O-M. Coma. Shirlee. Acabado con dos es. S-H-I-R-L-E-E… Vale, muy bien. ?Que aparece? Vale, mantenlo ahi, Monica. Voy a por un lapiz y me repites la fecha de nacimiento y la direccion.

Comenzo a escribir, y yo lei, por encima de su hombro:

Ransom, Shirlee. FDN: 1/1/1922

Rural Route 4, Willow Glen, Ca. 92399

– Vale, Gracias, Monica.

– Preguntale por un tal Jasper Ransom -le dije.

Me miro con cara de incomprension, y dijo por telefono:

– Monica, no limpies aun la pantalla. Teclea ADD SRCH. Espera que salga de nuevo el cursor parpadeante… ?Ya lo tienes? Vale, ahora teclea Ransom, el mismo apellido que antes, coma, Jasper… No, con J… Si. J-A-S-P-E- R. Vale… ?Si? Dame su fecha de nacimiento.

Escribio:

FDN: 25/12/1920

Misma direccion.

– Muchas gracias, Monica. ?Te queda mucho que hacer? Vale, entonces acaba mas pronto. Nos vemos manana. -Colgo-. Bueno, carino, ahora tienes a dos ancianos Ransom por el precio de uno.

Miro el papel otra vez y senalo las fechas de nacimiento:

– Ano Nuevo y Navidad. Que mono. ?Cuales deben de ser las posibilidades de que pase esto? ?Quienes son esas personas?

– No lo se -le conteste-. Willow Glen. ?Tienes un mapa del estado?

– No hay necesidad -me dijo ella-. He estado alli. Esta en pleno campo, en el condado de San Bernardino, cerca de Yucaipa. Cuando los ninos eran pequenos, acostumbraba a llevarlos alli, para que cogiesen manzanas.

– ?Manzanas?

– Manzanas, carino. ?Sabes esas cosas redondas, coloradas? ?Eso que se come? ?A que viene la sorpresa?

– No sabia que se cultivasen manzanas alli.

– Antes las habia. Pero un ano fuimos alli y ya no quedaba nada. Todos los campos de frutales, en los que una cogia lo que queria por si misma y luego le pagaba al dueno, estaban cerrados; y los arboles cortados o secandose. Estamos hablando de una zona yerma, Alex. Alli no hay nada. Excepto la senora Ano Nuevo y el senor Navidad.

28

La autopista de San Bernardino me impulso, como un garbanzo disparado con un tubo por un chico, mas alla de una mancha borrosa formada por zonas industriales, urbanizaciones de tres al cuarto y zonas de almacenamiento de coches mas extensas que algunos pueblos grandes. Justo mas alla de Pomona y los Terrenos Feriales del Condado, el paisaje paso a ser de ranchos, granjas avicolas, almacenes y playas de vias del ferrocarril. Corriendo paralelamente al borde sur de la autopista habia vias de tren. En los railes se hallaba detenido un tren de carga formado por vagones de mercancias cerrados, de las companias Cotton Bowl y Southern Pacific. La tercera parte del tren era de vagones portacoches, repletos de relucientes utilitarios japoneses. Hubo un breve estallido de fervor arquitectonico despues de Claremont, y mas tarde todo se veia tranquilo.

Conduje a traves de vacias colinas, abrasadas por el sol, mas alla de granjas y ranchos mas pequenos que los de antes, inclinados campos de alfalfa, caballos que pastaban cansinamente al calor. La salida de Yucaipa se estrechaba hasta un solo carril y corria a lo largo de un cementerio de tractores. Disminui la velocidad y pase al lado de una hilera de remolques de costados de aluminio, marcados con el logotipo «The Big Mall», un barracon de venta de tacos sin nadie dentro, y una tienda, cerrada con tablones claveteados, que anunciaba «Antiguedades poco comunes».

Willow Glen compartia un letrero de carretera con una Escuela Superior Biblica, situada a unos treinta kilometros al sur, y con unos silos agricolas estatales. La flecha direccional me apunto hacia un puente cubierto y una carretera, recta como trazada con regla, que cortaba a traves de mas terrenos agricolas, con plantaciones de limones y aguacates, establos maltrechos y campos no cultivados. Grandes porciones de terrenos vacios, color marron, estaban ocupados por aparcamientos para remolques, baruchos con techo de uralita e iglesias de ladrillo visto, y rodeadas por el telon de fondo, en granito, de las montanas de San Bernardino.

Las montanas se decoloraban desde un tono rosa carne cruda hasta otro gris lavanda en la distancia, con los picos mas altos fundiendose con el gris perlado del cielo. El calor iba subiendo desde las tierras bajas, suavizando los contornos de los pinos, que se agarraban a los costados de las montanas, creando siluetas con flecos, que recordaban a la tinta que se corria en el papel secante.

El camino a Willow Glen se materializo como la rama izquierda de un alto que habia en un paseo, en medio de la nada y un giro agudo mas alla de un cartel astillado que anunciaba productos del campo frescos y un «Rancho de los Pavos Gigantes», abandonado hacia mucho. La ruta asfaltada serpenteaba y subia en direccion a las montanas, luego por ellas. El aire se hacia mas fresco, mas limpio.

Quince kilometros mas alla, empezaron a aparecer algunas plantaciones de manzanos: pequenos terrenos, recien arados, en cuyas partes traseras habia casas de color negro y que estaban rodeados por verjas de alambre y sauces cortavientos, con los manzanos podados bajos y con ramas en amplias horquillas, para facilitar la recogida a mano del fruto. Bolitas del tamano de cerezas apuntaban ya bajo las espesas techumbres de hojas. La recoleccion parecia estar, aun, a un par de buenos meses en el futuro. Carteles hechos a mano, clavados en estacas hincadas en el suelo, daban la bienvenida a los que preferian coger ellos mismos la fruta en el arbol. Pero solo parecia haber fruta suficiente como para poco mas de un dia de recogida, y por no mucha gente. A medida que la ruta seguia subiendo, el paisaje empezo a quedar dominado por campos frutales abandonados: terrenos mas grandes, polvorientos, llenos de arboles muertos, algunos de ellos cortados, otros agostados hasta quedar

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