respingo. Pero cuando estire un brazo para sujetarme, mi mano no toco hojas y tierra. Toco algo redondo, duro y suave: una manzana verde.
Sali del seto y me dirigi al rincon noroeste, donde estaba el manzano. No habia ninguna manzana en el suelo. Era demasiado pronto para que cayeran del arbol. Es mas, la rejilla de hierro estaba en el lado opuesto del pequeno patio. No podia haber llegado rodando hasta tan lejos. Alguien tenia que haberla llevado hasta alli.
Sin saber que pensar, pero sabiendo que llegaba tarde a mi turno de noche en la Factoria, trepe al manzano, recogi mi laud y corri hacia el taller de Kilvin.
Mas tarde, esa noche, hice encajar los nombres de las runas en el resto de la melodia. Tarde varias horas, pero cuando termine era como si tuviera un esquema de referencia en la cabeza. Al dia siguiente, Cammar me sometio a un largo examen de dos horas, y lo aprobe.
La siguiente etapa de mi educacion en la Factoria la hice como aprendiz de Manet, el veterano y melenudo estudiante al que habia conocido nada mas llegar a la Universidad. Manet llevaba casi treinta anos estudiando en la Universidad, y todos lo conocian como el eterno E'lir. Sin embargo, pese a que conservaba ese rango, Manet tenia mas experiencia practica en la Factoria que muchos alumnos de rango mas elevado.
Manet era paciente y considerado. De hecho, me recordaba a mi antiguo maestro, Abenthy. Solo que Abenthy habia recorrido el mundo como incansable calderero, y de todos era sabido que no habia nada que Manet deseara mas que quedarse en la Universidad el resto de su vida, si podia.
Manet empezo poco a poco, ensenandome sencillas formulas necesarias para fortalecer el cristal y las pipetas. Bajo su tutela, aprendi artificeria tan aprisa como lo aprendia todo, y no tardamos en pasar a proyectos mas complejos como devoracalores y lamparas simpaticas.
La artificeria de alto nivel, como los relojes simpaticos o los termogiros, todavia estaban fuera de mi alcance, pero yo sabia que solo era cuestion de tiempo. Por desgracia, el tiempo escaseaba.
52 Quemarse
Volver a tener un laud significaba que habia recuperado la musica, pero enseguida acuse los tres anos que llevaba sin practicar. Mi trabajo en la Artefactoria en los dos ultimos meses me habia fortalecido y endurecido las manos, pero no de la forma mas adecuada. Pasaron varios dias decepcionantes hasta que pude volver a tocar comodamente una hora seguida.
Podria haber progresado mas aprisa si no hubiera estado tan ocupado con mis otros estudios. Pasaba dos horas diarias en la Clinica, corriendo o de pie; un promedio de dos horas, todos los dias, de clase y de resolucion de formulas de cifrado en Matematicas; y tres horas de estudio con Manet en la Factoria, aprendiendo los trucos del oficio.
Y luego tenia Simpatia Avanzada con Elxa Dal. Fuera del aula, Elxa era encantador, amable y hasta un poco ridiculo cuando se pasaba. Pero cuando ensenaba, su personalidad oscilaba entre el profeta loco y el tambor de galera. Todos los dias, en su clase, yo consumia otras tres horas de tiempo y el equivalente a cinco horas de energia.
Combinado con mi trabajo remunerado en el taller de Kilvin, eso apenas me dejaba tiempo para comer, dormir y estudiar, y menos aun para dedicarle a mi laud la atencion que merecia.
La musica es una amante orgullosa y temperamental. Si le dedicas el tiempo y la atencion que se merece, es toda tuya. Pero si la desairas, llegara un dia en que la llamaras y ella no contestara. Asi que empece a dormir menos para darle a ella el tiempo que necesitaba.
Despues de un ciclo con ese horario, me sentia cansado. Despues de tres meses, todavia estaba bien, pero solo gracias a una firme determinacion. En el quinto ciclo empece a mostrar claros signos de desgaste.
Fue durante ese ciclo, el quinto, cuando un dia comi con Wilem y Simmon, algo que no ocurria a menudo. Ellos habian encargado su comida en una taberna cercana. Yo no podia gastarme un dra-bin en una manzana y un pastel de carne, asi que me habia llevado de la Cantina un poco de pan de centeno y una salchicha llena de trozos de cartilago.
Nos sentamos en el banco de piedra bajo el poste del banderin donde me habian azotado. Al principio, justo despues de los latigazos, aquel sitio me producia pavor, pero de vez en cuando me sentaba alli para demostrarme a mi mismo que podia soportarlo. Cuando dejo de molestarme, me sentaba alli porque me divertian las miradas que me lanzaban los estudiantes. Ahora me sentaba alli porque me encontraba comodo. Era mi sitio.
Y como los tres pasabamos mucho tiempo juntos, tambien se habia convertido en el sitio de Wilem y Simmon. Si les parecia raro que me gustara sentarme alli, nunca lo comentaron.
– Ultimamente no te dejas ver mucho -dijo Wilem con la boca llena de pastel de carne-. ?Has estado enfermo?
– Si, eso -dijo Simmon con sarcasmo-. Ha estado enfermo un mes entero.
Wilem lo fulmino con la mirada y dio un grunido; por un instante me recordo a Kilvin.
La expresion de Wilem hizo reir a Simmon.
– Wil es mas educado que yo. Apuesto algo a que has pasado todas tus horas libres yendo y viniendo de Imre. Cortejando a alguna cantante joven y fabulosamente atractiva. -Senalo el estuche del laud, que tenia a mi lado.
– Pues parece que haya estado enfermo. -Wilem escudrino mi rostro-. Esa mujer no te cuida.
– Tiene mal de amores -aclaro Simmon-. No puedes comer. No puedes dormir. Piensas en ella cuando deberias estar intentando memorizar tus formulas de cifrado.
No se me ocurria nada que decir.
– ?Lo ves? -le dijo Simmon a Wil-. Le ha robado la lengua ademas del corazon. Solo puede hablar con ella. No tiene palabras para nosotros.
– Ni tiempo -dijo Wilem sin dejar de engullir pastel de carne.
Era verdad, desde luego: habia descuidado a mis amigos incluso mas que a mi mismo. Senti una oleada de remordimiento. No podia contarles toda la verdad: que necesitaba aprovechar al maximo aquel bimestre porque probablemente seria el ultimo. Estaba arruinado.
Si no entendeis por que no podia confesarles eso, entonces dudo que hayais sido pobres de verdad. Dudo que llegueis a entender lo vergonzoso que es tener solo dos camisas, o cortarte tu mismo el pelo lo mejor que sabes porque no puedes permitirte el lujo de ir a un barbero. Una vez perdi un boton y no pude gastarme ni un ardite para comprarme otro igual. Me hice un desgarron en los pantalones y tuve que remendarlos con hilo de otro color. No podia comprar sal para mis comidas, ni pagarme bebidas las pocas noches que salia con mis amigos.
El dinero que ganaba en el taller de Kilvin me lo gastaba en lo basico: tinta, jabon, cuerdas de laud… Solo habia otra cosa que podia permitirme: el orgullo. No soportaba pensar que mis dos mejores amigos supieran lo desesperada que era mi situacion.
Con mucha suerte podria reunir los dos talentos para pagar los intereses de mi deuda con Devi. Pero iba a necesitar una intervencion directa de Dios para reunir suficiente dinero para pagar eso y la matricula del siguiente bimestre. No sabia que haria cuando tuviera que marcharme de la Universidad y saldara mi deuda con Devi. Levantar campamento e ir a Anilin a buscar a Denna, quiza.
Los mire sin saber que decir.
– Wil, Simmon, lo siento. Lo unico que pasa es que ultimamente he tenido mucho trabajo.
Simmon se puso un poco mas serio, y comprendi que estaba muy dolido por mis inexplicadas ausencias.
– Mira, nosotros tambien tenemos trabajo. Yo hago Retorica y Quimica, y ademas estoy aprendiendo siaru. - Miro a Wil, cenudo-. ?Sabes lo que te digo, capullo? Que estoy empezando a odiar ese idioma tuyo.
–
Simmon se volvio hacia mi y, con franqueza, me dijo:
– Lo que pasa es que nos gustaria verte mas a menudo, y no solo cuando vas corriendo de la Principalia a la Factoria. Reconozco que las chicas son maravillosas, pero cuando una me roba a un amigo, me pongo un poco celoso. -De pronto esbozo una luminosa sonrisa-. Pero no creas, contigo no me pasa eso, por descontado.
Me costo tragar saliva, porque se me hizo un nudo en la garganta. No recordaba la ultima vez que alguien me