– Flores -respondi-. Y el trozo de luna que no esta en el cielo esta noche. Lo he metido tambien.

Auri miro hacia arriba.

– Yo ya mencione la luna -dijo con un deje de reproche.

– Entonces, solo flores. Y el brillo del cuerpo de una libelula. Yo queria un trozo de luna, pero solo consegui el brillo azul de una libelula.

Auri inclino la botella y dio un sorbo de agua.

– Es maravillosa -dijo, apartando unos mechones de cabello que flotaban ante su cara.

Auri extendio el pano y se puso a comer. Partia trocitos de pan y los masticaba delicadamente; hacia que todo el proceso pareciera muy refinado.

– Me gusta el pan blanco -dijo entre bocado y bocado, como si tratara de entablar conversacion.

– A mi tambien -dije, y me sente-. Cuando puedo conseguirlo.

Auri asintio y contemplo la noche estrellada y la luna creciente.

– Tambien me gusta cuando esta nublado. Pero hoy esta bien. Es acogedor. Como la Subrealidad.

– ?La Subrealidad? -pregunte. Auri nunca estaba tan habladora.

– Vivo en la Subrealidad -respondio Auri con desenvoltura-. Es muy grande.

– ?Te gusta vivir alla abajo?

Se le iluminaron los ojos.

– Dios mio, claro que si. Es maravilloso. Puedes pasarte una eternidad mirando. -Se volvio hacia mi-. Tengo noticias -dijo componiendo una picara sonrisa.

– ?Que noticias? -pregunte.

Se metio otro trozo de pan en la boca y termino de masticar antes de responder:

– Anoche sali. -Una sonrisa picara-. A lo alto de las cosas.

– ?En serio? -dije sin molestarme en ocultar mi sorpresa-. Y ?que te parecio?

– Fue maravilloso. Estuve paseando y curioseando -dijo, muy satisfecha de si misma-. Vi a Elodin.

– ?Al maestro Elodin? -pregunte, y Auri asintio-. ?El tambien estaba en lo alto de las cosas?

Auri volvio a asentir mientras masticaba.

– ?Te vio?

Volvio a sonreir, y de pronto parecia que tuviera ocho anos mas que dieciocho.

– Nadie me ve. Ademas, estaba muy ocupado escuchando el viento. -Hizo bocina con ambas manos e imito el ulular del viento-. Anoche el viento sonaba muy bien -anadio en tono confidencial.

Mientras intentaba entender lo que Auri me habia dicho, ella se termino el pan y, emocionada, dio unas palmadas.

– ?Toca! -dijo jadeando-. ?Toca! ?Toca!

Sonriendo, saque mi laud del estuche. No podia haber un publico mas entusiasta que Auri.

54 Un sitio donde arder

Hoy te veo cambiado -observo Simmon. Wilem asintio y dio un vago grunido.

– Es que me siento diferente -admiti-. Bien, pero diferente.

ibamos levantando polvo por el camino de Imre. Hacia un dia calido y soleado, y no teniamos prisa.

– Te veo… calmado -continuo Simmon pasandose las manos por el cabello-. Me gustaria estar tan calmado como tu pareces.

– A mi tambien me gustaria estar tan calmado como parezco -masculle.

Simmon no se rendia.

– Pareces mas solido. -Sonrio-. No. Pareces… apretado.

– ?Apretado? -La tension me obligo a reir, y eso me relajo un poco-. ?Como voy a parecer apretado?

– Si, apretado. -Se encogio de hombros-. Como un muelle.

– Es la postura -intervino Wilem interrumpiendo su habitual y reflexivo silencio-. Erguido, con el cuello recto, los hombros hacia atras. -Hizo unos gestos vagos para ilustrar su descripcion-. Cuando da un paso, pisa con toda la planta del pie. No solo con la parte anterior, como si corriera; ni con el talon, como si vacilara. Pisa solidamente, exigiendo ese trozo de suelo.

De pronto me senti torpe intentando observarme, lo cual es siempre un intento vano.

Simmon miro a Wil de reojo.

– Creo que hay alguien que ha estado viendose con Titere.

Wilem se encogio de hombros y lanzo una piedra hacia los arboles del margen del camino.

– ?Quien es ese tal Titere a quien siempre mencionais? -pregunte, en parte para que dejaran de fijarse en mi-. Estoy en fase terminal de curiosidad.

– Si alguien pudiera morir de eso, serias tu, desde luego -comento Wilem.

– Esta casi siempre en el Archivo -dijo Sim, vacilante, pues sabia que tocaba un asunto delicado-. Seria dificil presentartelo, porque… bueno, ya sabes…

Llegamos al Puente de Piedra, el antiguo arco de piedra gris que cruzaba el rio Omethi y unia Imre con la Universidad. El Puente de Piedra, con sus mas de sesenta metros de una orilla a otra, y con un arco de mas de veinte metros de altura maxima, habia inspirado mas historias y leyendas que ningun otro monumento de la Universidad.

– Escupid. Trae buena suerte -nos insto Wilem cuando empezabamos a subir al puente, y siguio su propio consejo. Simmon lo imito y escupio por uno de los lados con una exuberancia infantil.

«La suerte no tiene nada que ver», estuve a punto de decir. Eran las palabras que el maestro Arwyl repetia hasta la saciedad en la Clinica. Las tuve un minuto en la punta de la lengua, vacile y, en lugar de pronunciarlas, escupi.

El Eolio estaba en el centro de Imre; la puerta principal daba a la plaza mayor adoquinada de la ciudad. Habia bancos, unos cuantos arboles en flor y una fuente de marmol que envolvia en una fina llovizna la estatua de un satiro persiguiendo a un grupo de ninfas semidesnudas cuyo intento de huir parecia meramente simbolico. Habia gente bien vestida circulando por la plaza; casi una tercera parte de los transeuntes llevaba algun tipo de instrumento musical. Conte al menos siete laudes.

Cuando nos acercamos al Eolio, el portero se toco la parte delantera de su sombrero de ala ancha e hizo una inclinacion de cabeza. Media casi dos metros de estatura, era muy musculoso y tenia la piel muy bronceada.

– Sera una iota, joven maestro -dijo, sonriente, y Wilem le entrego la moneda.

A continuacion se volvio hacia mi con la misma sonrisa luminosa. Vio que yo llevaba el estuche del laud y arqueo una ceja.

– Me alegro de ver caras nuevas. ?Conoces las normas?

Asenti y le di una iota.

El portero senalo el interior del local.

– ?Ves la barra? -Era dificil no ver los quince metros de serpenteante barra de caoba que discurria por el fondo de la habitacion-. ?Ves el final, donde la barra gira hacia el escenario? -Asenti-. ?Ves a ese tipo que esta sentado en el taburete? Si decides probar suerte, es con el con quien tienes que hablar. Se llama Stanchion.

Nos volvimos ambos a la vez. Me colgue bien el laud del hombro.

– Gracias… -Hice una pausa, porque no sabia como se llamaba.

– Deoch. -Volvio a sonreir con desparpajo.

De pronto tuve un impulso y le tendi la mano.

– Deoch significa «beber». ?Me dejas que luego te pague una copa?

El portero me miro un momento, y luego rio. Fue un sonido desenfrenado y alegre que broto del fondo de su pecho. Me estrecho la mano afectuosamente.

– Si, claro. ?Por que no?

Deoch me solto la mano y miro mas alla de mi.

– ?Lo has traido tu, Simmon? -pregunto.

– En realidad me ha traido el a mi. -Simmon parecia turbado por mi breve dialogo con el portero, pero yo no

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