entendia por que-. No es de los que se deja llevar a los sitios. -Le dio una iota a Deoch.
– Te creo -replico Deoch-. Tiene algo que me gusta. Tiene un aire fata. Espero oirlo tocar esta noche.
– Yo tambien lo espero -dije, y pasamos adentro.
Eche un vistazo al Eolio, con toda la indiferencia de que fui capaz. Habia un escenario circular elevado que sobresalia de la pared que habia enfrente de la barra de caoba con forma curvada. Varias escaleras de caracol conducian al primer piso, una especie de anfiteatro. Se veia un segundo piso mas pequeno por encima del primero; era como un balcon que bordeaba todo el local.
Por toda la sala habia mesas rodeadas de sillas y taburetes. En las paredes habia nichos con bancos. Las lamparas simpaticas se mezclaban con las velas, proporcionando a la sala una luz natural sin ensuciar el aire con humo.
– Has sido muy habil -dijo Simmon con voz crispada-. Tehlu misericordioso, cuando vayas a probar otro truco, avisame, ?quieres?
– ?Que? -pregunte-. ?Te refieres al portero? Simmon, eres mas cagado que una prostituta adolescente. El tipo es simpatico. Me ha caido bien. ?Que hay de malo en invitarlo a una copa?
– Deoch es el propietario de este local -dijo Simmon con aspereza-. Y no soporta que los musicos le hagan la pelota. Hace dos ciclos echo a uno porque intento darle propina. -Me miro a los ojos-. Lo echo el personalmente. Lo lanzo casi hasta la fuente.
– Oh -dije, sinceramente conmocionado. Mire con disimulo a Deoch, que estaba bromeando con alguien en la puerta. Hizo un ademan y vi como se tensaban y se relajaban los musculos de su brazo-. ?Crees que se ha molestado?
– No, y eso es lo que mas me extrana.
Wilem se nos acerco.
– Si parais de cotillear y venis a la mesa, pagare la primera ronda,
– Aguamiel con canela -dijo Simmon sin pensarlo.
– Eso lo beben las mujeres -dijo Wilem en tono acusador, y se volvio hacia mi.
– Sidra -dije yo-. No muy fuerte.
– ?Tu tambien? Vaya par de… -dijo Wilem, y fue hacia la barra.
Senale discretamente a Stanchion.
– ?Y ese? -le pregunte a Simmon-. Creia que era el dueno del local.
– Deoch y el son socios. Stanchion se encarga de la musica.
– ?Hay algo que deberia saber sobre el? -pregunte, pues mi reciente catastrofe con Deoch habia intensificado mi ansiedad.
Simmon sacudio la cabeza.
– Dicen que es bastante simpatico, pero yo nunca he hablado con el. No cometas ninguna estupidez y todo saldra bien.
– Gracias -dije con sarcasmo. Aparte la silla de la mesa y me levante.
Stanchion era de complexion normal e iba elegantemente vestido, con ropa de color verde oscuro y negro. Tenia la cara redondeada, con barba, y un poco de barriga que solo se le notaba porque estaba sentado. Me sonrio y me hizo senas para que me acercara con la mano con que no sujetaba una jarra increiblemente alta.
– Hola -me saludo alegremente-. Me parece que nunca te he visto por aqui. ?Has venido a tocar? -Arqueo una ceja y me miro con aire especulativo. Me fije en que Stanchion tenia el cabello de un color rojo oscuro que quedaba disimulado segun como le diera la luz.
– Eso espero, senor -conteste-. Aunque tenia pensado esperar un poco.
– Si, claro. Nunca dejamos a nadie poner a prueba su talento hasta que se pone el sol. -Hizo una pausa para beber un sorbo, y cuando giro la cabeza vi un caramillo de oro colgando del lobulo de su oreja.
Stanchion dio un suspiro y se seco los labios con la manga.
– ?Que instrumento tocas? ?El laud? -Asenti-. ?Has pensado ya que vas a tocar para embelesarnos?
– Eso depende, senor. ?Alguien ha tocado «La balada de sir Savien Traliard» ultimamente?
Stanchion arqueo una ceja y carraspeo. Se aliso la barba con la mano que tenia libre y dijo:
– Pues no. Hace un par de meses lo intento uno, pero salio bastante mal parado. Fallo un par de acordes y la melodia se vino abajo. -Sacudio la cabeza-. O sea que no. Ultimamente, no.
Bebio otro sorbo de cerveza y trago con esmero antes de volver a hablar.
– En general, la gente cree que una cancion de dificultad mas moderada le permite exhibir mejor su talento - dijo eligiendo las palabras con cuidado.
Capte el consejo y no me senti ofendido. «Sir Savien» es la cancion mas dificil que he oido jamas. Mi padre era el unico de la troupe con habilidad suficiente para tocarla, y yo solo le habia oido hacerlo quiza cuatro o cinco veces ante un publico. Solo duraba unos quince minutos, pero esos quince minutos requerian una digitacion rapida y precisa que, si se dominaba el instrumento, le arrancaba al laud la melodia y la segunda voz.
Era dificil, pero no imposible para un interprete experto. Sin embargo, «Sir Savien» era una balada, y la parte vocal aportaba una contramelodia que iba a contratiempo del laud. Dificil. Lo ideal era que un hombre y una mujer cantaran alternando las estrofas; en los estribillos, la mujer interpretaba la segunda voz, y la cancion se complicaba aun mas. Bien interpretada, esa cancion puede destrozarte el corazon. Por desgracia, pocos musicos podian tocar con serenidad en medio de semejante tormenta musical.
Stanchion bebio otro gran trago de cerveza y se limpio la barba en la manga.
– ?Cantas solo? -me pregunto; pese a sus discretas advertencias, parecia un poco emocionado-. ?O has traido a alguien para que cante contigo? ?Son castrati esos chicos con los que has venido?
Reprimi la risa que me produjo imaginarme a Wilem de soprano, y negue con la cabeza.
– No tengo ningun amigo que sepa cantarla. Pensaba doblar el tercer estribillo para dar pie a que alguien cantara la parte de Aloine.
– Al estilo de las troupes, ?eh? -Me miro con seriedad-. Hijo mio, en realidad no soy nadie para decirte esto, pero ?estas seguro de que quieres poner a prueba tu talento con alguien con quien ni siquiera has ensayado nunca?
Me tranquilizo ver que Stanchion era consciente de lo dificil que iba a ser.
– ?Cuantos musicos con caramillo habra aqui esta noche, mas o menos?
Stanchion penso un momento.
– ?Mas o menos? Ocho. Quiza una docena.
– Entonces, es probable que haya al menos tres mujeres que ya han demostrado su talento, ?no?
Stanchion asintio mirandome con curiosidad.
– Bien -dije despacio-, si es cierto lo que me ha dicho todo el mundo, si solo los musicos con verdadero talento consiguen el caramillo, entonces una de esas mujeres sabra cantar la parte de Aloine.
Stanchion bebio otro largo y lento sorbo de cerveza mirandome por encima del borde de la jarra. Cuando finalmente la bajo, se olvido de secarse la barba.
– Tienes orgullo, ?eh? -dijo con franqueza.
Mire alrededor.
– ?Esto no es el Eolio? Tenia entendido que aqui es donde el orgullo tiene su razon de ser.
– Me gusta eso -dijo Stanchion como si hablara solo-. Su razon de ser. -Dejo la jarra en la barra con un golpazo, provocando un pequeno geiser de espuma-. Maldita sea, chico. Espero que seas tan bueno como por lo visto crees ser. No me vendria mal tener por aqui a alguien con el fuego de Illien. -Se paso una mano por el rojizo cabello para aclarar el doble sentido de su frase.
– Espero que este sitio sea tan bueno como todo el mundo por lo visto cree que es -dije con entusiasmo-. Necesito un sitio donde arder.
– No te ha echado -bromeo Simmon cuando volvi a la mesa-. Supongo que no te ha ido tan mal.
– Yo creo que me ha ido bien -dije, animado-. Pero no estoy seguro.
– ?Como no vas a estar seguro? -protesto Simmon-. Le he visto reirse. Eso tiene que ser buena senal.
– No necesariamente -opino Wilem.