65 Chispa

Convenci a Wil y a Sim para que me acompanaran al Eolio con la promesa de invitarlos a una copa, el unico acto de generosidad que podia permitirme.

Vereis, aunque las interferencias de Ambrose me impidieran conseguir que algun acaudalado noble me financiase, seguia habiendo muchos amantes de la musica que me invitaban a mas copas de las que yo podia consumir.

Ese problema tenia dos sencillas soluciones. Podia convertirme en un borracho o podia recurrir a un ardid que funciona desde que existen las tabernas y los musicos. Prestad atencion mientras descorro las cortinas para revelaros un secreto de bardo celosamente guardado…

Supongamos que estais en una posada. Me ois tocar. Reis, llorais, y, en general, admirais mi maestria. Despues quereis demostrarme vuestro agradecimiento, pero no teneis los medios para regalarme una cantidad sustanciosa de dinero, como harian un comerciante o un noble acaudalados. De modo que me invitais a una copa.

Yo, sin embargo, ya me he bebido una copa. O varias. O quiza este intentando mantenerme despejado. ?Rechazo vuestra oferta? Por supuesto que no. Con eso solo desaprovecharia una valiosa oportunidad y, probablemente, vosotros lo interpretariais como un desaire.

Asi que acepto de buen grado vuestra invitacion y le pido al camarero un aguamiel de Greysdale. O un Sounten. O un vino blanco de determinada cosecha.

El nombre de la bebida no es lo que importa. Lo que importa es que esa bebida, en realidad, no existe. El camarero me sirve agua.

Vosotros pagais la copa, yo os doy las gracias, y todo el mundo se queda contento. Mas tarde, el camarero, la taberna y el musico se reparten el dinero.

Todavia existe otra formula: los establecimientos mas sofisticados te dejan anotar esas copas en una cuenta y consumirlas mas tarde. El Eolio era de esa clase de locales.

Eso explica que, pese a mi precaria situacion economica, consiguiera llevar una botella entera de scutten a la mesa donde me esperaban Wil y Sim.

Wil miro la botella con apreciacion cuando me sente.

– ?Celebramos algo?

– Kilvin ha aprobado mi lampara simpatica. Estais ante el oficial artifice mas reciente del Arcano -dije con cierta suficiencia. La mayoria de los alumnos tardan como minimo tres o cuatro bimestres en concluir sus periodos de aprendizaje. No les hable a mis amigos del pequeno chasco que me habia llevado con la lampara.

– Ya era hora -dijo Wil con frialdad-. ?Cuanto has tardado? ?Casi tres meses? La gente empezaba a rumorear que habias perdido facultades.

– Pensaba que os alegrariais mas por mi -repuse mientras retiraba la cera de la botella-. Mis dias de ladronzuelo podrian estar llegando a su fin.

Sim hizo un ruidito de desden.

– Aguantas bastante bien -comento.

– Brindemos por tus exitos venideros como artifice -dijo Wil, y dio un golpe en la mesa con su copa de vino-. Porque nos proveeran de mas copas en el futuro.

– Y ademas -dije mientras retiraba los ultimos restos de cera-, siempre esta la posibilidad de que os emborrache lo suficiente para que algun dia me dejeis colar en el Archivo cuando esteis trabajando en el mostrador. -Lo dije en un tono calculadamente jovial y mire a Wil para analizar su reaccion.

Wil bebio un sorbo despacio, sin mirarme a los ojos.

– No puedo.

La frustracion me produjo una desagradable sensacion en el estomago. Hice un ademan para dar a entender que no podia creer que Wil se hubiera tomado mi chiste en serio.

– Ya lo se, hombre…

– Lo he pensado mucho -me interrumpio Wilem-. No te mereces el castigo que te han impuesto, y se lo mucho que te fastidia. -Bebio un sorbo de vino-. A veces Lorren expulsa temporalmente a algun alumno. Unos dias por hablar demasiado alto en la Tumba. Unos ciclos por maltratar un libro. Pero la prohibicion definitiva es diferente. Eso no pasaba desde hace muchos anos. Lo sabe todo el mundo. Si te viera alguien… -Sacudio la cabeza-. Perderia mi puesto de secretario. Podrian expulsarnos a los dos de la Universidad.

– No te castigues -dije-. El simple hecho de que te lo hayas planteado significa…

– Nos estamos poniendo sensibleros -intervino Sim golpeando la mesa con su copa-. Abre la botella y brindaremos para que Kilvin quede tan impresionado contigo que hable con Lorren y consiga que te levanten la sancion.

Sonrei y empece a introducir un sacacorchos en el tapon de la botella.

– Tengo otro plan mejor -dije-. Voto por que brindemos por la eterna desventuracion y el eterno tribulamiento de un tal Ambrose Anso.

– Creo que en eso estaremos todos de acuerdo -dijo Wil levantando su copa.

– Dios santo -dijo Simmon bajando la voz-, mirad que ha encontrado Deoch.

– ?Que pasa? -pregunte concentrandome en sacar entero el tapon de la botella.

– Ya ha vuelto a hacerse con la mujer mas guapa del lugar. -contesto Sim con una hosquedad inusitada-. Hay para odiarlo.

– Mira, Sim, tus gustos en lo relativo a las mujeres son, como minimo, cuestionables. -El tapon salio produciendo un agradable sonido, y se lo mostre a mis amigos, triunfante. Ni Wil ni Sim me hicieron caso: tenian la mirada clavada en la puerta del local.

Me volvi y mire. Espere un momento.

– Es Denna -dije.

Sim me miro.

– ?Denna?

Frunci el ceno.

– Dianne. Denna. Es la chica de la que os hable. La que canto conmigo. Cambia mucho de nombre. No se por que.

Wilem me lanzo una mirada de incredulidad.

– ?Esa es tu chica? -me pregunto como si no pudiera creerlo.

– Es la chica de Deoch -lo corrigio Simmon con gentileza.

Desde luego, eso era lo que parecia. El apuesto y musculoso Deoch hablaba con ella con su habitual desparpajo. Denna reia y lo abrazaba con naturalidad. Note una fuerte opresion en el pecho al verlos juntos.

Entonces Deoch se dio la vuelta y me senalo. Denna miro hacia donde el le indicaba, me vio, y una sonrisa ilumino su rostro. Le devolvi automaticamente la sonrisa. Mi corazon empezo a latir de nuevo. Le hice senas para que viniera. Denna le dijo algo a Deoch y empezo a avanzar hacia nuestra mesa.

Di un rapido sorbo de scutten mientras Simmon me miraba con un gesto de asombro que rayaba en la veneracion.

Denna llevaba un vestido de color verde oscuro que le dejaba los brazos y los hombros al descubierto. Estaba preciosa y lo sabia. Me sonrio.

Cuando llego a nuestra mesa, los tres nos levantamos.

– Confiaba en encontrarte aqui -dijo.

Hice una pequena reverencia.

– Y yo confiaba en que me encontraras. Te presento a dos de mis mejores amigos: Simmon… -Sim sonrio con alegria y se aparto el flequillo de los ojos- y Wilem. -Wilem inclino la cabeza-. Esta es Dianne.

Denna se sento en una silla.

– Y ?que ha llevado a estos tres jovenes tan atractivos a salir esta noche?

– Estamos conspirando contra nuestros enemigos -respondio Simmon.

– Y celebrando una cosa -me apresure a anadir.

Wilem alzo su copa:

– ?Confusion para el enemigo!

Simmon y yo fuimos a brindar, pero entonces cai en la cuenta de que Denna no tenia copa.

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