suspiro y miro hacia el patio, casi vacio-. Todavia faltan unas horas para que empiece a llegar gente. ?Quieres darle a un viejo una excusa para sentarse y tomarse una copa? -Senalo el interior de la taberna con la cabeza.

Mire al alto, musculoso y bronceado Deoch.

– ?Un viejo? Todavia conservas el pelo y los dientes, ?no? ?Cuantos anos tienes? ?Treinta?

– No hay nada que haga sentirse mas viejo a un hombre que una mujer joven. -Me puso una mano en el hombro-. Vamos, tomate algo conmigo. -Fuimos hasta la larga barra de caoba, y Deoch se puso a murmurar mientras examinaba las botellas-. La cerveza embota la memoria, el aguardiente le prende fuego, pero el vino es lo mejor para un corazon dolorido. -Hizo una pausa y me miro con la frente arrugada-. No recuerdo como sigue. ?Y tu?

– Nunca lo habia oido -repuse-. Pero Teccam afirma que de todos los licores, el vino es el unico adecuado para recordar. Decia que un buen vino proporciona claridad y concentracion, al mismo tiempo que permite cierta reconfortante coloracion de la memoria.

– No esta mal -dijo el, y busco en los estantes hasta que encontro una botella; la acerco a una lampara y la examino-. Vamos a verla bajo una luz rosada, ?te parece? -Cogio dos vasos y me precedio hasta una mesa de un rincon del local.

– Asi que hace tiempo que conoces a Denna -dije mientras Deoch servia el vino rosado en los vasos.

Deoch se recosto en la pared.

– Mas o menos.

– Y ?como era entonces?

Deoch reflexiono un rato, y me sorprendio que meditara tanto su respuesta. Bebio un sorbo de vino.

– Igual que ahora -contesto por fin-. Supongo que mas joven, aunque no puedo afirmar que ahora parezca mayor que entonces. Siempre me parecio que era mayor de lo que aparentaba. -Fruncio el ceno-. No mayor, sino…

– ?Mas madura? -sugeri.

Deoch nego con la cabeza.

– No. No se como explicartelo. Es como cuando contemplas un gran roble. Lo que te llama la atencion no es que sea mas viejo que los otros arboles, ni mas alto. Pero tiene algo que otros arboles mas jovenes no tienen. Complejidad, solidez, trascendencia.

– Deoch fruncio el ceno, irritado-. Creo que es la peor comparacion que he hecho jamas.

Sonrei sin proponermelo.

– Me alegra comprobar que no soy el unico que tiene problemas para describirla con palabras.

– No es facil describirla -coincidio Deoch, y se bebio el resto del vino. Cogio la botella y la decanto suavemente sobre mi copa. Me bebi el vino, y Deoch relleno los dos vasos-. Entonces era igual de inquieta que ahora, e igual de extravagante. Igual de guapa. Su belleza te quitaba el aliento y te destrozaba el corazon. -Volvio a encogerse de hombros-. Ya te digo, igual que ahora. Liviana, ocurrente, con una voz encantadora… Adorada por los hombres y despreciada por las mujeres.

– ?Despreciada? -pregunte.

Deoch me miro como si no entendiera mi pregunta.

– Las mujeres odian a Denna -dijo sin rodeos, como si repitiera algo que ambos sabiamos ya.

– ?Que la odian? -Esa idea me desconcerto-. ?Por que?

Deoch me miro con incredulidad y solto una carcajada.

– Dios mio, es verdad que no entiendes nada de mujeres, ?eh? -En otras circunstancias, ese comentario me habria irritado, pero Deoch lo habia dicho sin ninguna malicia-. Piensalo. Denna es guapa y encantadora. Los hombres la siguen como ciervos en celo. -Hizo un ademan de displicencia-. Es logico que a las mujeres les moleste.

Recorde lo que habia dicho Sim sobre Deoch apenas un ciclo atras: «Ya ha vuelto a hacerse con la mujer mas guapa del lugar. Hay para odiarlo».

– Siempre me ha parecido que estaba muy sola -comente-. Quiza sea por eso.

Deoch asintio con solemnidad.

– Tienes razon. Nunca la veo con otras mujeres, y con los hombres tiene tan mala suerte como… -Hizo una pausa, buscando una comparacion-. Como… Maldita sea. -Dio un suspiro de frustracion.

– Bueno, ya sabes lo que dicen: buscar la analogia adecuada es tan dificil como… -Adopte una expresion pensativa-. Tan dificil como… -Hice como si quisiera atrapar algo con una mano.

Deoch rio y sirvio mas vino en los vasos. Empece a relajarme. Existe una clase de camaraderia que solo se da entre los hombres que han peleado contra los mismos enemigos o que han conocido a las mismas mujeres.

– ?Entonces tambien desaparecia de repente? -pregunte.

Deoch asintio.

– Sin previo aviso. Se marchaba sin mas. A veces durante un ciclo; otras, durante meses.

– «No hay veleidad como la del viento o el capricho de una mujer» -cite. Mi intencion era hacer un comentario reflexivo, pero sono amargo-. ?Tienes idea de por que?

– Lo he pensado mucho -repuso Deoch con aire filosofico-. En parte creo que es por su caracter. Podria deberse, sencillamente, a que tiene sangre de trotamundos en las venas.

Al oir eso, mi enojo remitio un poco. Cuando vivia con la troupe, a veces mi padre nos hacia levantar campamento y dejar un pueblo aunque nos hubieran recibido bien y aunque la gente se hubiera mostrado generosa con nosotros. Mas tarde, me explicaba sus razones: una mirada hostil del alguacil, demasiados suspiros de las esposas del pueblo…

Pero a veces mi padre no tenia ningun motivo para marcharse. «Los Ruh somos viajeros, hijo. Cuando el instinto me dice que me ponga en camino, se que debo confiar en el», decia.

– Seguramente todo se debe a sus circunstancias -continuo Deoch.

– ?Sus circunstancias? -pregunte, intrigado. Cuando estabamos juntos, Denna nunca me hablaba de su pasado, y yo nunca la presionaba para que lo hiciera. Entendia perfectamente que alguien no quisiese hablar mucho de su pasado.

– Bueno, no tiene familia, ni ninguna fuente de ingresos. Tampoco tiene amigos de verdad que la ayuden a salir de un apuro si surge la necesidad.

– Yo tampoco tengo nada de eso -refunfune; el vino me habia puesto un poco hosco.

– Pero no es lo mismo -dijo Deoch con una pizca de reproche-. Los hombres tenemos muchas oportunidades para abrirnos paso en el mundo. Tu has encontrado tu sitio en la Universidad, y si no lo hubieras encontrado, seguirias teniendo otras opciones. -Me miro con complicidad-. ?Que opciones tiene una joven hermosa sin familia, sin dote y sin hogar?

Deoch empezo a contar ayudandose con los dedos:

– Puede mendigar y prostituirse. O convertirse en la amante de algun noble, lo cual viene a ser mas de lo mismo. Y ambos sabemos que nuestra Denna no es de esas que se dejan mantener ni que se convierten en la fulana de alguien.

– Podria dedicarse a otras cosas -dije contando tambien con los dedos-. Costurera, tejedora, sirvienta…

Deoch dio un resoplido y me miro con desden.

– Venga, chico. No seas inocente. Ya sabes como son esos trabajos. Y sabes que de una mujer hermosa y sin familia siempre acaban aprovechandose, como de una prostituta, solo que le pagan menos.

Las palabras de Deoch me ruborizaron un poco; mas de lo que me habrian ruborizado si no hubiera estado bebiendo vino. Notaba los labios y las yemas de los dedos un poco adormecidos.

Deoch volvio a llenar los vasos.

– No se le puede reprochar que vaya adonde la lleve el viento. Tiene que aprovechar las oportunidades cuando se le presentan. Si surge la posibilidad de viajar con alguien a quien le guste como canta, o con un comerciante que confie en que su bonito rostro le ayude a vender su mercancia, ?quien va a reprocharle que levante campamento y se marche de la ciudad?

»Y yo tampoco me atrevo a echarle en cara que aproveche sus encantos. Los jovenes nobles la cortejan, le hacen regalos, le compran ropa y joyas. -Encogio los anchos hombros-. Si ella vende esas cosas para subsistir, no veo nada malo en ello. Son regalos, y puede hacer con ellos lo que quiera.

Deoch me miro con fijeza.

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