Poco a poco comprendi que aquello era una posada. Habia alquilado una habitacion en una posada cerca de los muelles de Imre.

Me levante y me desperece con cuidado para que no se me abriera la herida. Habia arrastrado la comoda y la habia puesto contra la unica puerta de la habitacion, y habia asegurado la ventana con un trozo de cuerda, pese a que era demasiado pequena para que pasara por ella una persona.

Al ver mis precauciones bajo la fria y azulada luz de la manana, me avergonce un poco. No recordaba si me habia acostado en el suelo por temor a los asesinos o a las chinches. Fuera como fuese, era evidente que la noche anterior no pensaba con mucha claridad.

Recogi mi macuto y mi laud y baje la escalera. Tenia que trazarme un plan, pero antes necesitaba desayunar y darme un bano.

Pese a la ajetreada noche que habia pasado, apenas habia dormido hasta poco despues del amanecer, asi que no tuve problemas para entrar en el cuarto de bano. Despues de lavarme y de volver a vendarme la herida, me senti casi persona. Despues de comerme un plato de huevos con un par de salchichas y patatas fritas, me senti capaz de empezar a analizar mi situacion. Es asombroso que resulte mucho mas facil pensar con el estomago lleno.

Me sente en un rincon de la pequena posada del puerto tomandome a pequenos sorbos una taza de sidra de manzana recien prensada. Ya no me preocupaba que aquellos asesinos a sueldo se abalanzaran de pronto sobre mi. Sin embargo, me sente de espaldas a la pared, con una buena vista de la puerta.

Lo ocurrido el dia anterior me habia afectado, sobre todo, porque me habia pillado desprevenido. En Tarbean, vivia todos los dias bajo la amenaza de que alguien intentara matarme. La civilizada atmosfera de la Universidad me habia hecho confiarme demasiado. Un ano atras, no me habrian pillado con la guardia baja; el ataque en si no me habria sorprendido.

El instinto que habia desarrollado en Tarbean me aconsejaba huir. Largarme de alli. Olvidarme de Ambrose y de sus ansias de venganza. Pero a esa parte salvaje de mi solo le importaba la seguridad. No tenia ningun plan.

No podia marcharme. Habia invertido demasiado alli. Mis estudios. Mis vanas esperanzas de encontrar un mecenas y mis esperanzas, mas solidas, de entrar en el Archivo. Mis valiosos y escasos amigos. Denna…

A la hora del desayuno, empezaron a entrar en la posada marineros y estibadores, y poco a poco la estancia se lleno del suave murmullo de sus conversaciones. Oi el tanido de una campana a lo lejos y pense que faltaba una hora para que empezara mi turno en la Clinica. Arwyl repararia en mi ausencia, y el no perdonaba esas faltas. Contuve el impulso de echar a correr hacia la Universidad. Todos sabiamos que a los alumnos que faltaban a clase los castigaban con matriculas mas caras el bimestre siguiente.

Para entretenerme mientras reflexionaba sobre mi situacion, saque mi capa, aguja e hilo. El punal con que me habian agredido la noche pasada le habia hecho un corte de casi dos palmos. Empece a coserlo dando puntadas diminutas para que no se notara mucho el remiendo.

Mientras tenia las manos ocupadas, mi cerebro iba trabajando. ?Debia enfrentarme a Ambrose? ?Amenazarlo? No. El sabia que yo no podia presentar cargos solidos contra el. Pero quiza pudiera convencer a algunos de los maestros de que habia ocurrido realmente. Kilvin se indignaria si se enteraba de que unos asesinos a sueldo estaban utilizando un rastreador, y quiza Arwyl…

– … un gran fuego azul. Murieron todos: quedaron tirados por el suelo como munecas de trapo, y la casa se vino abajo alrededor de ellos. Me alegre de que ese sitio quedara destruido, eso te lo aseguro.

Me pinche en el dedo con la aguja mientras trataba de aislar esa conversacion del murmullo general de la taberna. Unas mesas mas alla, dos hombres bebian cerveza. Uno era alto y con calva incipiente; el otro, gordo y con barba pelirroja.

– Eres como una abuela -rio el gordo-. Te crees todos los chismes que oyes.

El alto sacudio la cabeza con gravedad.

– Estaba en la taberna cuando llegaron con la noticia. Buscaban a gente con carro para ir a buscar los cadaveres. Murieron todos los que habian asistido a la boda. Mas de treinta personas destripadas como cerdos, y la casa en llamas. Llamas azules. Y eso no fue lo mas raro, a juzgar por… -Bajo la voz y no oi lo que decia a continuacion.

Trague saliva. De pronto tenia la boca seca. Despacio, di la ultima puntada en la capa y la deje. Vi que me sangraba la yema del dedo y, distraidamente, me lo chupe. Respire hondo y bebi un sorbo de sidra.

Entonces fui hasta la mesa donde estaban hablando aquellos dos hombres.

– Caballeros, ?por casualidad vienen ustedes de arriba del rio?

Me miraron; era evidente que les habia molestado la interrupcion. Llamarlos «caballeros» habia sido un error; debi llamarlos «amigos». El calvo asintio.

– ?Han pasado por Marrow? -pregunte eligiendo una ciudad del norte al azar.

– No -contesto el gordo-. Venimos de Trebon.

– Ah, bueno -dije, tratando de pensar una mentira plausible-. Tengo familia por alli, y pensaba ir a visitarla. -Me quede en blanco; no sabia que hacer para preguntar por los detalles de la historia que acababa de entreoir.

Tenia las palmas de las manos sudorosas.

– ?Se estan preparando para el festival de la cosecha por alli arriba, o me lo he perdido ya? -pregunte sin conviccion.

– Todavia lo estan preparando -respondio el calvo, y me dio la espalda de manera elocuente.

– He oido decir que hubo problemas en una boda por alli cerca…

El calvo se volvio y me miro de nuevo.

– Pues no me lo explico. Porque la noticia es de anoche, y nosotros solo llevamos diez minutos aqui. -Me miro con dureza-. No se que pretendes vendernos, chico, pero no pienso comprarte nada. Largate o te doy un punetazo.

Volvi a mi rincon, consciente de que habia metido la pata. Me sente y puse las manos planas sobre la mesa para que no me temblaran. Un grupo de gente brutalmente asesinada. Fuego azul. Muy raro…

Los Chandrian.

Los Chandrian habian estado en Trebon hacia menos de un dia.

Me termine la bebida sin pensar lo que hacia; me levante y me acerque a la barra.

Rapidamente me iba haciendo cargo de la situacion. Despues de tantos anos, por fin tenia la oportunidad de saber algo sobre los Chandrian. Y no solo a partir de una mencion en las paginas de un libro del Archivo. Tenia la ocasion de ver su obra de primera mano. Era una oportunidad que quiza no volviera a presentarseme nunca.

Pero necesitaba llegar pronto a Trebon, mientras las cosas todavia estuvieran frescas en la memoria de la gente. Antes de que los vecinos del lugar, por curiosidad o por supersticion, destruyeran las pruebas que pudieran quedar. No sabia que podia encontrar, pero cualquier cosa que averiguara sobre los Chandrian seria mas de lo que sabia. Y si pretendia enterarme de algo interesante, tenia que llegar alli tan pronto como fuera posible. Ese mismo dia.

La clientela de la manana tenia a la posadera muy ocupada, asi que tuve que poner un drabin de hierro encima de la barra para que me prestara atencion. La noche anterior habia pagado la habitacion, y esa manana, el desayuno y el bano; el drabin representaba una buena parte de mi dinero, asi que lo sujete con un dedo.

– ?Que vas a tomar? -me pregunto la posadera.

– ?A cuanto queda Trebon de aqui? -pregunte.

– ?Rio arriba? Un par de dias.

– No he preguntado cuanto se tarda en llegar. Necesito saber a que distancia esta -replique poniendo mucho enfasis en la palabra «distancia».

– No hace falta que te pongas insolente -dijo ella secandose las manos en el mugriento delantal-. Por el rio hay unos sesenta kilometros. Se pueden tardar mas de dos dias, dependiendo de si vas en una barcaza o en un velero, y segun el tiempo que haga.

– ?Y por el camino? -pregunte.

– No tengo ni idea -murmuro, y en voz alta dijo-: Rudd, ?que distancia hay por el camino hasta Trebon?

– Tres o cuatro dias -dijo un tipo curtido sin levantar la vista de su taza.

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