Miro hacia el patio.
– Esta noche es mejor que de costumbre, ?verdad?
Me cruce de brazos y trate, sin exito, de cubrirme el desnudo y ensangrentado torso. Entonces me fije en que la sangre que tenia en las manos se habia secado. ?Cuanto rato llevaba alli sentado, inmovil, observando el viento?
– Maestro Elodin -dije, y me calle. No tenia ni idea de que podia decir en una situacion como aquella.
– Por favor, aqui somos todos amigos. Llamame por mi nombre de pila: Maestro. -Esbozo una perezosa sonrisa y siguio mirando hacia abajo.
?No se habia fijado en que estado me encontraba? ?Queria ser educado conmigo? Quiza… Sacudi la cabeza. Con Elodin no valia la pena hacer elucubraciones. Yo sabia mejor que nadie que Elodin estaba completamente chiflado.
– Hace mucho tiempo -dijo Elodin tratando de entablar conversacion, sin desviar la mirada del patio-, cuando la gente hablaba de otra forma, esto se llamaba Quoyan Hayel. Luego lo llamaron el Patio de las Interrogaciones; los estudiantes jugaban a escribir preguntas en trozos de papel que luego lanzaban al aire. Decian que podias adivinar la respuesta segun la direccion en que tu trozo de papel saliera del patio. -Senalo las calles que partian del patio y discurrian entre los grises edificios-. Si. No. Quiza. En otro sitio. Pronto.
Se encogio de hombros.
– Pero era un error. Una mala traduccion. Creian que
Espere un momento por si Elodin tenia intencion de decir algo mas. Al ver que no continuaba, me levante poco a poco.
– Es interesante, maestro… -titubee, pues no sabia si lo que habia dicho antes lo habia dicho en serio-, pero tengo que irme.
Elodin asintio, distraido, e hizo un ademan que era, a la vez, un gesto de despedida y un gesto para que me retirara. No aparto la mirada del patio, y siguio observando el viento, siempre cambiante.
Regrese a mi habitacion de Anker's y me quede un largo minuto sentado a oscuras en la cama tratando de decidir que podia hacer. No podia pensar con claridad. Estaba cansado, herido y todavia un poco borracho. La adrenalina, que hasta ese momento me habia mantenido activo, empezaba a reducirse poco a poco, y me escocia y me dolia el costado.
Respire hondo e intente poner en orden mis ideas. Hasta entonces me habia movido por instinto, pero necesitaba pensar con mas cuidado.
?Debia pedir ayuda a los maestros? Por un instante, la esperanza se ilumino en mi pecho, pero enseguida se apago. No. No tenia ninguna prueba de que Ambrose fuera el responsable. Es mas, si les contaba toda la historia, tendria que admitir que habia utilizado la simpatia para cegar y quemar a mis atacantes. Tanto si lo habia hecho en defensa propia como si no, no cabia duda de que aquello era felonia. Muchos estudiantes habian sido expulsados por menos que eso, solo para proteger la reputacion de la Universidad.
No. No podia arriesgarme a que me expulsaran. Y si iba a la Clinica, me harian demasiadas preguntas. Y si me cosian la herida, la noticia de que habia sufrido una agresion no tardaria en extenderse, y Ambrose sabria lo cerca que habia estado de lograr su proposito. Preferia hacerle creer que habia salido ileso.
No tenia ni idea de cuanto tiempo llevaban siguiendome los asesinos a sueldo de Ambrose. Uno de ellos habia dicho «Ya lo hemos perdido dos veces». Eso significaba que podian saber que tenia una habitacion alquilada en Anker's. Quiza no estuviera a salvo alli.
Cerre la ventana, eche el pestillo y corri la cortina; entonces encendi mi lampara de mano. La luz revelo el trozo de papel que habia encontrado metido en la rendija de la ventana, y del que me habia olvidado.
Lo desdoble y lei:
Kvothe:
Subir hasta aqui ha sido tan divertido como lo fue verte hacerlo. En cambio, abrir la ventana me ha costado un poco. Como no te he encontrado en casa, espero que no te importe que te coja un poco de papel y de tinta para dejarte esta nota. Como no estas tocando abajo, ni apaciblemente acostado, un cinico se preguntaria quiza que estas haciendo a estas horas, y si estaras haciendo algo malo. ?Ay! Esta noche tendre que volver a casa sin la tranquilidad de tu escolta ni el placer de tu compania.
Te eche de menos la pasada Abatida en el Eolio, pero aunque me habia sido negada tu compania, tuve la buena suerte de conocer a una persona muy interesante. Es un personaje muy peculiar, y estoy deseando contarte lo poco que se de el. La proxima vez que nos veamos.
Tengo una habitacion en El Cisne y la Marisma de Imre. Ve a verme alli antes del veintitres de este mes, por favor, y compartiremos esa comida que tenemos pendiente. Despues me ire para ocuparme de mis asuntos.
Tu amiga y aprendiz de ladrona de viviendas,
Denna
p.d.: Pongo en tu conocimiento que no me he fijado en el vergonzoso estado de las sabanas de tu cama, y que por lo tanto no he juzgado tu caracter.
Estabamos a dia veintiocho. La carta no llevaba fecha, pero debia de llevar al menos un ciclo y medio en mi ventana. Denna debia de haberla dejado alli pocos dias despues del incendio de la Factoria.
Intente analizar mis sentimientos. ?Me halagaba que Denna me hubiera estado buscando? ?Me enfurecia no haber encontrado antes la nota? En cuanto al «personaje» al que Denna habia conocido…
De momento no podia procesar tanta informacion: estaba agotado, herido y un poco borracho todavia. Lo que hice fue limpiarme el corte lo mejor que pude en el lavamanos. Me habria dado unos puntos, pero no conseguia un buen angulo. El corte empezo a sangrar otra vez, y rompi los trozos mas limpios de mi estropeada camisa para improvisar un vendaje.
Sangre. Esos hombres que habian intentado matarme todavia tenian el rastreador, y seguro que habia dejado algo de sangre en el punal. La sangre resultaria mucho mas eficaz en un rastreador que un simple pelo; eso significaba que aunque todavia no supieran donde vivia, quiza pudieran encontrarme pese a las precauciones que yo habia tomado.
Me apresure y meti en mi macuto cuanto tenia algun valor, pues no sabia cuando podria volver a mi habitacion. Bajo un monton de papeles encontre una pequena navaja de la que me habia olvidado y que le habia ganado a Sim jugando a esquinas. No me serviria de mucho en una pelea, pero de todas formas era mejor que nada.
Entonces cogi mi laud y mi capa y baje sin hacer ruido a la cocina, donde tuve la suerte de encontrar una vasija de vino de Vele-gen, de boca ancha. No era un hallazgo espectacular, pero tal como estaban las cosas, lo agradeci.
Me dirigi hacia el este y cruce el rio, pero no llegue hasta Imre. Torci un poco hacia el sur, donde habia unos muelles, una sordida posada y un punado de casas en la orilla del ancho rio Omethi. Era un pequeno puerto que dependia de Imre, demasiado pequeno para tener su propio nombre.
Meti mi ensangrentada camisa en la vasija de vino y la cerre hermeticamente con un poco de cera simpatica. Entonces la tire al rio Omethi y la vi bajar cabeceando rio abajo. Si aquellos tipos trataban de localizarme utilizando la muestra que tenian de mi sangre, creerian que me iba hacia el sur. Y, con suerte, seguirian ese rastro.
70 Senales
A la manana siguiente desperte de golpe, temprano. No sabia muy bien donde estaba; solo sabia que no estaba donde deberia, y que pasaba algo raro. Estaba escondido. Alguien me perseguia.
Estaba acurrucado en un rincon de una pequena habitacion, tumbado sobre una manta y envuelto en mi capa.