cambio de informacion sobre el. Yo me hice la tonta, y despues, cuando se lo comente, me dijo que habia sido una prueba para ver si podia confiar en mi. En otra ocasion, unos hombres me amenazaron. Supongo que era otra prueba.

A mi ese tipo me parecia de lo mas siniestro, un fugitivo de la ley o alguien que se escondia de su familia. Estaba a punto de decirselo a Denna cuando vi que me miraba, angustiada. Estaba preocupada; le preocupaba que yo me riera de ella por consentirle los caprichos a un senoritingo paranoico.

Recorde mi conversacion con Deoch sobre el hecho de que, por muy dificil que fuera mi situacion, la de ella era incuestionablemente mas dificil. ?Que estaria dispuesto a soportar yo para conseguir el mecenazgo de algun poderoso noble? ?Que estaria dispuesto a hacer para encontrar a alguien que me diera dinero para comprar cuerdas para el laud, que se preocupara de alimentarme y de vestirme y que me protegiera de cabronazos como Ambrose?

Decidi no hacer mas comentarios de ese estilo y compuse una sonrisa complice.

– Mas vale que sea lo bastante rico para merecer las molestias que te tomas por el -dije-. Mas vale que tenga bolsas llenas de dinero. ?Sacos!

Denna esbozo una sonrisa, y note como su cuerpo se relajaba; debia de alegrarse de que no la juzgara.

– Eso si que estaria bien, ?verdad? -anadi, y los ojos de Denna chispearon diciendo: «Si».

– El es la razon de que este aqui -continuo-. Me pidio que fuera a esa boda. Es un entorno mucho mas rural de lo que yo esperaba, pero… -Volvio a encogerse de hombros, un silencioso comentario sobre los inexplicables deseos de la nobleza-. Creia que mi futuro mecenas tambien estaria en la boda… -Se interrumpio y rio entre dientes-. ?Tiene sentido que lo llame asi?

– Inventate un nombre -propuse.

– Escogelo tu -repuso ella-. ?No os ensenan muchos nombres en la Universidad?

– Annabelle -sugeri.

– No pienso llamar Annabelle a mi futuro mecenas -dijo ella riendo.

– ?El duque de Pastagansa?

– Eso es ser frivolo. Intentalo otra vez.

– Bueno, si te gusta alguno, parame: Federico el Frivolo. Frank. Feran. Forue. Fordale…

Seguimos ascendiendo por la colina; Denna iba sacudiendo la cabeza. Cuando por fin llegamos a la cima, soplaba un fuerte viento. Denna me cogio del brazo para no perder el equilibrio, y yo levante una mano para protegerme del polvo y de las hojas. Tosi, sorprendido, cuando el viento me metio una hoja en la boca y me hizo atragantarme y farfullar.

Denna lo encontro muy gracioso.

– Vale -dije sacandome la hoja de la boca. Era amarilla y tenia forma de punta de lanza-. El viento ha decidido por nosotros. Maese Fresno.

– ?Seguro que no tendria que ser maese Olmo? -replico Denna examinando la hoja-. Es un error muy corriente.

– Sabe a fresno -dije-. Te lo aseguro.

Denna asintio con gesto de gravedad, aunque le chispeaban los ojos.

– Esta bien. Lo llamaremos Fresno.

Cuando salimos de entre los arboles y llegamos a la cima de la colina, volvio a soplar una rafaga de viento que nos acribillo con una especie de arenilla. Denna se aparto de mi, mascullando y frotandose los ojos. De pronto, note un intenso frio en la parte de mi brazo donde ella habia posado la mano.

– ?Manos negras! -dijo frotandose la cara-. Tengo granzas en los ojos.

– No son granzas -dije mirando mas alla de la cima de la colina. A solo unos quince metros de donde nos encontrabamos habia un grupito de edificios calcinados. Debia de ser la granja de los Mauthen-. Es ceniza.

Conduje a Denna hasta un bosquecillo que nos protegeria del viento y desde donde no se veia la granja. Le di mi botella de agua y nos sentamos en un arbol caido; descansamos mientras Denna se enjugaba los ojos.

– Mira -dije con vacilacion-, no hace falta que vayas hasta alli. Si me dices donde dejaste tus cosas, puedo ir yo a buscarlas.

Denna entorno un poco los ojos.

– No se si lo dices por consideracion o por condescendencia…

– No se que viste anoche, asi que no se en que medida tengo que ser delicado.

– En general no necesito mucha delicadeza -dijo ella de manera cortante-. No soy una margarita ruborosa.

– Las margaritas no se ruborizan.

Denna me miro parpadeando; tenia los ojos enrojecidos.

– Seguramente te refieres a una dulce violeta, o a una virgen ruborosa. Ademas, las margaritas son blancas. No pueden sonrojarse…

– Eso si que ha sido condescendiente -replico Denna.

– No, solo pretendia que vieras la diferencia -dije-. Para que puedas comparar. Asi no dudaras tanto cuando pretenda ser considerado.

Nos miramos a los ojos, y al final ella desvio la mirada, frotandose los ojos.

– De acuerdo -concedio.

Inclino la cabeza hacia atras y se echo mas agua en la cara, parpadeando energicamente.

– No vi gran cosa, la verdad -dijo al mismo tiempo que se secaba la cara con la manga de la camisa-. Toque antes de la boda, y tambien despues, antes de que empezaran a cenar. Seguia esperando a que apareciera mi… -esbozo una sonrisa- maese Fresno, pero sabia que no debia preguntar por el. Suponia que todo aquello era otra de sus pruebas.

Se quedo callada un momento, con el ceno fruncido.

– Siempre se las ingenia para hacerme saber que esta cerca. Pedi que me excusaran un momento y lo encontre junto al granero. Fuimos a dar un paseo por el bosque y me hizo una serie de preguntas. Quien habia en la boda, cuantas personas, como eran. -Se quedo pensativa-. Ahora que lo pienso, esa fue la verdadera prueba. Queria comprobar si era observadora.

– Por lo que dices, podria tratarse de un espia -cavile.

Denna se encogio de hombros.

– Estuvimos una media hora charlando y paseando. Entonces el oyo algo y me pidio que lo esperara. Fue hacia la gianja y tardo mucho en volver.

– ?Cuanto rato?

– Unos diez minutos. -Se encogio de hombros-. Ya sabes lo que pasa cuando estas esperando a alguien. Estaba oscuro, y yo tenia hambre y frio. -Se abrazo la cintura y se inclino un poco hacia delante-. Dios, ahora tambien tengo hambre. Como me gustaria haber…

Saque una manzana de mi macuto y se la di. Eran unas manzanas preciosas, rojas como la sangre, dulces y tersas. De esas manzanas con las que suenas todo el ano, pero que solo encuentras durante unas pocas semanas en otono.

Denna me miro con extraneza.

– Antes viajaba mucho -explique, y cogi otra manzana para mi-. Y pasaba mucha hambre. Asi que procuraba llevar siempre algo para comer. Cuando montemos el campamento para pasar la noche, te preparare una cena de verdad.

– ?Y encima, cocina! -Le dio un mordisco a la manzana y bebio un poco de agua para ayudar a tragarsela-. En fin, me parecio oir unos gritos y fui hacia la granja. Sali de detras de un risco, y oi claramente gritos y chillidos. Me acerque un poco mas y oli el humo. Y vi la luz del fuego a traves de los arboles…

– ?De que color era? -pregunte con la boca llena.

Denna me miro; de pronto, su expresion denotaba desconfianza.

– ?Por que me lo preguntas?

– Lo siento. Te he interrumpido -dije tragandome el trozo de manzana-. Termina tu historia, y luego te lo contare.

– Ya he hablado mucho -dijo Denna-. Y tu todavia no me has explicado que haces en este rincon del mundo.

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