cosas solo pasaban en las historias.

Saque mi botella y me bebi el agua que quedaba.

– Bueno, aqui ya he terminado -dije, y me dirigi hacia el abrevadero-. ?Que piensas hacer tu ahora?

– Quiero echar un vistazo -contesto Denna-. Cabe la posibilidad de que mi caballero este por aqui, herido.

Mire mas alla de las doradas y suaves colinas, cubiertas de arboles otonales y de campos de trigo, verdes pastos y bosques de pinos y abetos. Aqui y alla se distinguian las oscuras cicatrices de riscos y afloramientos de roca.

– Hay mucho terreno donde buscar…

Denna asintio con resignacion.

– Al menos tengo que intentarlo.

– ?Quieres que te ayude? -pregunte-. Conozco un poco los secretos del bosque…

– Agradeceria mucho tu compania, desde luego -contesto-. Sobre todo teniendo en cuenta que podria haber una banda de demonios merodeando por estos lares. Ademas, te recuerdo que te has ofrecido a prepararme la cena de esta noche.

– Es verdad. -Pase al lado del molino calcinado y fui hasta la bomba de mano, de hierro. Asi el mango, apoye todo el peso del cuerpo en el, y de pronto se partio por la base y estuve a punto de caerme.

Me quede mirando el mango roto. Estaba completamente oxidado y se desmenuzaba desprendiendo asperas escamas de herrumbre.

Entonces recorde la noche que encontre a mi troupe asesinada, anos atras. Recorde que alargue una mano para sujetarme a la rueda de un carromato y que las fuertes bandas de hierro se habian oxidado hasta desmenuzarse. Recorde la gruesa y solida madera haciendose pedazos cuando la toque.

– ?Kvothe? -Denna me miraba con gesto de preocupacion; su cara estaba muy cerca de la mia-. ?Estas bien? Por el renegrido Tehlu, sientate o te vas a caer. ?Te has hecho dano?

Me sente en el borde del abrevadero, pero los gruesos tablones se desintegraron bajo mi peso como un tocon podrido. Deje que la fuerza de la gravedad tirara de mi hasta quedar sentado en la hierba.

Sostuve en alto el mango oxidado de la bomba para mostrarselo a Denna. Ella lo miro y arrugo la frente.

– Esa bomba era nueva. El padre estuvo alardeando de lo mucho que le habia costado instalar un pozo aqui, en lo alto de la colina. No paraba de repetir que no queria que su hija tuviera que acarrear cubos de agua hasta la cima tres veces al dia.

– ?Que crees que paso? -pregunte-. Dime la verdad.

Denna miro alrededor; el cardenal de la sien destacaba contra su palido cutis.

– Creo que cuando haya terminado de buscar a mi futuro mecenas, voy a largarme de aqui para no volver nunca.

– Eso no es ninguna respuesta -insisti-. ?Que crees que paso?

Denna me miro a los ojos largo rato antes de responder:

– Nada bueno. Nunca he visto un demonio, y no creo que lo vea nunca. Pero tampoco he visto nunca al rey del Vint…

– ?Conoces esa cancion infantil? -Denna me miro sin comprender, asi que cante:

Cuando de azul se tine el fuego del hogar,

?como podemos actuar?, ?como podemos actuar?

Salgamos corriendo, escondamonos huyendo.

Cuando tu reluciente espada se empieza a aherrumbrar,

?en quien confiar?, ?en quien confiar?

Sigue tu propia guia, piedra erguida.

Denna palidecio al comprender lo que yo estaba insinuando. Asintio y entono el estribillo:

?Veis a una mujer de nivea palidez?

En silencio acuden y en silencio se marchan.

?Cual es su plan?, ?cual es su plan?

Los Chandrian, los Chandrian.

Denna y yo nos sentamos en la alfombra de sombra que se extendia bajo los arboles otonales, lejos de la granja en ruinas. «Los Chandrian -pense-. Los Chandrian estuvieron realmente aqui.» Todavia estaba tratando de poner en orden mis ideas cuando Denna dijo:

– ?Era esto lo que esperabas encontrar?

– Era lo que buscaba -conteste. «Los Chandrian estuvieron aqui hace menos de un dia»-. Pero no esperaba esto. No se como explicarlo. Cuando eres pequeno y excavas en busca de un tesoro enterrado, no esperas encontrarlo. Vas al bosque a buscar hadas y resinillos, pero no los encuentras. -«Mataron a mi troupe, y mataron a los asistentes a esta boda»-. Mierda, me paso la vida buscandote a ti en Imre, pero tampoco espero encontrarte… -Me di cuenta de que estaba desvariando, y me calle.

Denna rio y descargo un poco de tension. No habia burla en su risa, solo jubilo.

– ?Me estas comparado con un tesoro escondido o con un Fata?

– Eres ambas cosas. Escondida, valiosa, muy buscada y raramente encontrada. -La mire; mi mente apenas prestaba atencion a las palabras que salian por mi boca-. Tambien tienes mucho de los Fata. -«Existen -pensaba-. Los Chandrian existen»-. Nunca estas donde te busco, y apareces cuando menos lo espero. Como el arco iris.

Durante el pasado ano, yo habia guardado un secreto temor en el corazon. A veces temia que el recuerdo de los Chandrian y del asesinato de los componentes de mi troupe fuera solo una especie de extrana pesadilla terapeutica que mi mente habia creado para ayudarme a asimilar la perdida de todo mi mundo. Pero ya tenia algo parecido a una prueba. Eran reales. Mi recuerdo era real. No estaba loco.

– Una tarde, cuando era nino, me pase una hora persiguiendo el arco iris. Me perdi en el bosque. Mis padres estaban desesperados. Yo estaba convencido de que podria atraparlo. Creia ver el sitio donde tocaba el suelo. Contigo me pasa lo mismo…

Denna me toco un brazo. Note el repentino calor de su mano a traves de la camisa. Inspire hondo y aspire el aroma de su pelo, calentado por el sol; el olor a hierba verde, y a su sudor limpio, y a su aliento, y a manzanas. El viento susurro entre los arboles y le alboroto el cabello, que me rozo la cara.

De pronto, el silencio se apodero del claro, y repare en que llevaba varios minutos hablando sin pensar lo que decia. Me sonroje de verguenza y mire alrededor al recordar donde estaba.

– Te veo un poco alicaido -dijo Denna con dulzura-. Me parece que nunca te habia visto asi.

Volvi a respirar hondo y despacio.

– Estoy alicaido siempre -dije-, solo que lo disimulo.

– A eso me referia. -Dio un paso hacia atras, y su mano se deslizo lentamente por todo mi brazo hasta separarse por completo de el-. Y ahora, ?que hacemos?

– Pues… no tengo ni idea. -Mire alrededor, perdido.

– Eso tampoco es muy propio de ti.

– Quiero agua -dije, y compuse una timida sonrisa al darme cuenta de que habia hablado como un nino pequeno.

Denna me devolvio la sonrisa.

– Para empezar, no esta mal -bromeo-. ?Y despues?

– Quiero saber por que los Chandrian atacaron a esa gente.

– ?«Cual es su plan», no? -Adopto una expresion mas seria-. Contigo no hay termino medio, ?verdad? Lo unico que quieres es beber agua y saber la respuesta a una pregunta que la gente lleva haciendose desde… bueno, desde siempre.

– ?Que crees que paso? -pregunte una vez mas-. ?Quien crees que los mato?

Denna se cruzo de brazos.

– No lo se -contesto-. Podria haber infinidad de… -Se interrumpio y se mordio el labio inferior-. No. Eso no es verdad -rectifico-. Resulta extrano decirlo, pero creo que fueron ellos. Parece algo sacado de una historia, y por

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