– Los maestros de la Universidad oyeron unos extranos rumores y me enviaron aqui para comprobar si eran ciertos -menti. No habia ni pizca de vacilacion ni de torpeza en mi mentira. En realidad ni siquiera la planee, sino que sencillamente me salio. No tenia mas remedio que tomar una decision precipitada, y no queria arriesgarme a hablarle a Denna de mi busqueda de los Chandrian. No soportaba la idea de que Denna me tomara por un chiflado.

– ?En la Universidad hacen esas cosas? -me pregunto-. Creia que os pasabais el dia leyendo libros.

– Si, hay gente que lee -admiti-. Pero cuando oimos rumores extranos, alguien tiene que ir a ver que ha pasado. Cuando la gente se vuelve supersticiosa, nos mira a los de la Universidad y piensa: «?Habra por ahi alguien que este tonteando con fuerzas oscuras que es mejor dejar en paz? ?A quien podriamos lanzar a una enorme y abrasadora hoguera?».

– Y tu, ?haces eso muy a menudo? -Agito la mano en que tenia la manzana medio comida-. ?Investigar cosas?

Negue con la cabeza.

– Es que hice enfadar a un maestro. Y el se aseguro de que me tocara a mi hacer este viajecito.

No era una mala mentira, teniendo en cuenta que estaba improvisando. Hasta se sostendria si Denna preguntaba un poco por ahi, porque habia parte de verdad en ella. Cuando lo exigen las circunstancias, soy un mentiroso excelente. No es la mas noble de las habilidades, pero resulta util. Contar mentiras se parece a actuar y a relatar historias, y las tres cosas las aprendi de mi padre, que era todo un experto.

– No dices mas que sandeces -me solto Denna.

Me quede parado, a punto de hincarle los dientes a la manzana. Me la quite de la boca dejando unas marcas blancas en la piel roja.

– ?Como dices?

Denna se encogio de hombros.

– Si no quieres contarmelo, no me importa. Pero no me cuentes cuentos chinos con la intencion de tranquilizarme o impresionarme.

Inspire hondo, titubee y exhale despacio.

– No quiero mentirte acerca de por que estoy aqui -dije-. Pero me preocupa lo que puedas pensar si te digo la verdad.

Los ojos de Denna eran oscuros y serios, y no delataban nada.

– Muy bien -dijo por fin haciendo un gesto de asentimiento casi imperceptible-. Eso me lo creo.

Mordio la manzana y me miro a los ojos mientras masticaba, largo rato. Tenia los labios mas humedos y mas rojos que la manzana.

– Oi ciertos rumores -dije por fin-. Y quiero saber que paso aqui. Eso es todo, de verdad. Solo…

– Lo siento, Kvothe. -Denna suspiro y se paso una mano por el pelo-. No he debido presionarte. En realidad no es asunto mio. Yo se muy bien lo que es tener secretos.

Estuve a punto de revelarselo todo. De contarle toda la historia sobre mis padres, los Chandrian, el hombre de los ojos negros y la sonrisa de pesadilla. Pero temi que pareciera la desesperada invencion de un nino al que han descubierto mintiendo. Asi que tome el camino de los cobardes y me quede callado.

– Asi nunca encontraras a tu amor verdadero -dijo Denna.

Sali de golpe de mi ensimismamiento, desconcertado.

– Perdona, ?como dices?

– Te comes el corazon de la manzana -dijo ella, risuena-. Te comes toda la pulpa, y luego te comes el corazon, de abajo arriba. Nunca se lo habia visto hacer a nadie.

– Es una vieja costumbre -dije quitandole importancia. No queria decirle la verdad: que hubo una epoca de mi vida en que el corazon era lo unico de la manzana que encontraba para comer, y que lo hacia de muy buen grado-. ?Que es eso que dijiste?

– ?Nunca has jugado a ese juego? -Sostuvo en alto el corazon de su manzana sujetandolo con dos dedos por el pedunculo-. Piensas una letra y haces girar la manzana. Si el pedunculo aguanta, piensas otra letra y la haces girar otra vez. Cuando el pedunculo se suelta… -el suyo se solto-, tienes la primera letra del nombre de la persona de quien te vas a enamorar.

Mire el trocito de manzana que habia dejado. No era lo bastante grande para sujetarlo y hacerlo girar. Me comi el resto de la manzana y tire el pedunculo.

– Se ve que yo no me enamorare.

– Ya has vuelto a hacerlo: siete palabras -dijo Denna sonriendo-. Supongo que sabes que siempre lo haces.

Tarde un momento en darme cuenta de a que se referia, pero antes de que pudiera responder, Denna continuo:

– Dicen que las semillas no son saludables. Contienen arsenico.

– Eso son cuentos de viejas. -Era una de las diez mil preguntas que le habia hecho a Ben durante el tiempo que viajo con la troupe-. No es arsenico, sino cianuro, y para que te hicieran dano tendrias que comerte un monton de semillas.

– Ah. -Denna contemplo el corazon de su manzana con gesto especulativo, y luego empezo a comerselo de abajo arriba.

– Estabas contandome lo que le paso a maese Fresno cuando te he interrumpido groseramente -dije con toda la delicadeza de que fui capaz.

Denna se encogio de hombros.

– No hay mucho mas que contar. Vi el fuego, me acerque a el, oi mas gritos y mucho alboroto…

– ?Y el fuego?

Vacilo un instante.

– Era azul.

Note una especie de desasosiego. Me emocionaba estar, al fin, cerca de las respuestas sobre los Chandrian. Y al mismo tiempo me daba miedo estar cerca de ellos.

– ?Como eran los que te atacaron? ?Como lograste huir?

Denna solto una risa amarga.

– No me ataco nadie. Vi unas siluetas recortadas contra el fuego y eche a correr como una endemoniada. - Levanto el brazo vendado y se toco el lado de la cabeza-. Debi de chocar contra un arbol y perdi el conocimiento. Me he despertado esta manana en el pueblo.

»Esa es la otra razon por la que necesitaba volver -prosiguio-. No se si maese Fresno seguira por aqui. En el pueblo nadie comento que hubieran encontrado otro cadaver, pero no podia preguntar sin que sospecharan…

– Y ademas, a el no le habria gustado.

Denna asintio.

– Estoy segura de que convertira esto en otra prueba para ver si se tener la boca cerrada. -Me miro de forma elocuente-. Por cierto…

– Si nos encontramos a alguien, me mostrare terriblemente sorprendido -me anticipe-. No te preocupes.

Denna sonrio un tanto nerviosa.

– Gracias. Espero que este con vida. Llevo dos ciclos enteros intentando convencerlo. -Bebio un ultimo sorbo de agua de mi botella y me la devolvio-. Vamos a echar un vistazo, ?no?

Denna se puso en pie con vacilacion, y yo guarde mi botella de agua en el macuto mientras la miraba con el rabillo del ojo. Llevaba casi un ano trabajando en la Clinica. Denna habia recibido un golpe en la sien izquierda lo bastante fuerte para que se le hinchara el ojo y le saliera un cardenal que se extendia desde la oreja hasta la raiz del pelo. Llevaba el brazo derecho vendado y, por como se movia, deduje que tenia magulladuras considerables en el costado izquierdo, si no unas cuantas costillas rotas.

Si habia chocado contra un arbol, debia de haber sido un arbol con una forma muy rara.

Pero aun asi, no dije nada. No quise presionarla.

?Como iba a hacerlo? Yo tambien sabia muy bien lo que era tener secretos.

La granja no ofrecia un aspecto excesivamente truculento. El granero habia quedado reducido a un revoltijo de cenizas y tablones. En uno de los lados habia un abrevadero junto a un calcinado molino de viento. El viento intentaba hacerlo girar, pero solo le quedaban tres aspas, y lo unico que hacia era oscilar: delante y atras, delante

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