El hombre que se hacia llamar Kote levanto la cabeza detras de sus botellas. Sus carnosos labios compusieron una sonrisa picara. Le chispeaban los ojos. Parecia mas alto.

– Si, supongo que si -dijo Kvothe con una voz de hierro.

7 De los inicios y de los nombres de las cosas

El sol entraba a raudales en la Roca de Guia. Era una luz fresca y limpia, ideal para cualquier inicio. Acaricio al molinero cuando este puso en marcha su noria. Ilumino la forja que el herrero estaba encendiendo de nuevo despues de cuatro dias trabajando el metal en frio. Toco a los caballos de tiro enganchados a los carros, y las hojas de las guadanas, que relucian afiladas y preparadas para empezar ese dia de otono.

Dentro de la Roca de Guia, la luz iluminaba la cara de Cronista y una pagina en blanco que esperaba las primeras palabras de una historia, otro principio. Resbalaba por la barra, esparcia un millar de diminutos arcos iris que nacian en las botellas de colores, y trepaba por la pared hacia la espada, como si buscara un ultimo principio.

Pero cuando la luz alcanzo la espada, no se vio ningun inicio. De hecho, la luz que reflejaba la hoja de la espada era mate, brunida y muy antigua. Cronista la miro y recordo que, aunque aquello fuera el comienzo de un dia, estaban a finales de otono y cada vez hacia mas frio. La espada brillaba con la conciencia de que el amanecer era un pequeno principio comparado con el final de una estacion, con el final de un ano.

Cronista aparto la mirada de la espada; sabia que Kvothe habia dicho algo, pero no sabia que.

– Perdon, ?como dices?

– ?Que hace la gente normalmente para contar su historia? -pregunto Kvothe.

Cronista se encogio de hombros.

– Me describen lo que recuerdan, sencillamente. Luego yo registro los hechos en el orden correcto, elimino los pasajes innecesarios, aclaro, simplifico y esas cosas.

Kvothe fruncio el ceno.

– Me parece que eso no servira.

Cronista lo miro y esbozo una timida sonrisa.

– Cada narrador tiene su estilo. En general, todos prefieren que no corrija sus historias. Pero tambien prefieren un publico atento. Normalmente, yo escucho y registro mas tarde. Tengo una memoria casi perfecta.

– ?Casi perfecta? A mi no me basta con eso. -Kvothe se llevo un dedo a los labios-. ?Escribes deprisa?

Cronista sonrio con seguridad.

– Mas rapido de lo que hablo.

Kvothe arqueo una ceja.

– Me gustaria comprobarlo.

Cronista abrio su cartera. Saco un fajo de papel blanco, muy fino, y un tintero. Despues de colocarlos con cuidado, mojo una pluma y miro, expectante, a Kvothe.

Kvothe se inclino hacia delante en la silla y empezo a hablar a toda velocidad:

– Yo soy. Nosotros somos. Ella es. El era. Ellos seran. -La pluma de Cronista se deslizaba por la pagina, danzando, bajo la atenta mirada de Kvothe-. Yo, Cronista, reconozco por la presente que no se leer ni escribir. Supino. Irreverente. Grajilla. Cuarzo. Laca. Egoliante. Lhin ta Lu soren hea. «Erase una vez una joven viuda de Faeton, cuya moral era mas dura que el tizon. Fue a confesarse, por obsesionarse…» - Kvothe se inclino un poco mas hacia delante para ver como escribia Cronista-. Interesante… Ya puedes parar.

Cronista volvio a sonreir y limpio la pluma con un trapo. La pagina que tenia delante mostraba una sola linea de simbolos incomprensibles.

– ?Que es, una clave? -se pregunto Kvothe en voz alta-. Y eres muy pulcro. Seguro que no malgastas mucho papel. -Le dio la vuelta a la hoja para examinarla mas de cerca.

– Nunca malgasto el papel -dijo Cronista con altaneria.

Kvothe asintio sin levantar la cabeza.

– ?Que significa «egoliante»? -pregunto el escribano.

– ?Hmmm? Ah, nada. Me lo he inventado. Queria comprobar si una palabra desconocida te hacia ir mas despacio. -Se enderezo y acerco mas su silla a la de Cronista-. En cuanto me ensenes a descifrar esto, podremos empezar.

Cronista lo miro, indeciso.

– Es un codigo muy complejo… -Al ver el ceno de Kvothe, suspiro-. Esta bien, lo intentare.

Cronista inspiro hondo y empezo a escribir una linea de simbolos mientras hablaba.

– Para hablar empleamos cerca de cincuenta sonidos diferentes. Le he asignado a cada uno un simbolo que consiste en uno o dos trazos de la pluma. Es todo sonido. Podria transcribir un idioma aunque no lo entendiera. - Senalo-. Estos son los diferentes sonidos vocales.

– Todas las lineas son verticales -observo Kvothe mirando atentamente la pagina.

Cronista hizo una pausa y perdio el ritmo.

– Pues… si.

– Entonces, ?las consonantes serian horizontales? ?Y se combinarian asi? -Kvothe cogio la pluma y trazo unos simbolos en la pagina-. Muy habil. Para escribir una palabra, nunca necesitarias mas de dos o tres.

Cronista miro a Kvothe sin decir nada. Kvothe no se dio cuenta, porque estaba concentrado en la hoja.

– Si aqui pone «yo soy», estos signos deben de representar el sonido «o». -Examino uno de los grupos de caracteres que habia escrito Cronista-. «Ella es.» «E, a, e.» -Kvothe asintio y le puso la pluma en la mano a Cronista-. Ensename las consonantes.

Cronista las escribio, perplejo, recitando los sonidos a medida que los transcribia. Pasados unos momentos, Kvothe cogio la pluma y completo el mismo la lista, pidiendole al atonito Cronista que le corrigiera si cometia algun error.

El escribano vio y escucho como Kvothe completaba la lista.

Todo el proceso duro unos quince minutos. Kvothe no cometio ni un solo error.

– Un sistema maravillosamente eficaz -admitio Kvothe-. Muy logico. ?Lo has concebido tu mismo?

Cronista tardo un rato en replicar; se quedo mirando las hileras de simbolos que Kvothe habia anotado en la hoja. Al final, ignorando la pregunta de su interlocutor, pregunto:

– ?Es cierto que aprendiste teman en un solo dia?

Kvothe esbozo una sonrisa y agacho la cabeza.

– De eso hace mucho tiempo. Casi lo habia olvidado. Tarde un dia y medio, para ser exactos. Un dia y medio sin dormir. ?Por que lo preguntas?

– Me lo contaron en la Universidad, pero no me lo crei. -Miro la pagina, con su clave escrita con la pulcra caligrafia de Kvothe-. ?Entero?

Kvothe lo miro sin comprender.

– ?Como?

– ?Aprendiste todo el idioma entero?

– No, claro que no -contesto Kvothe con cierta irritacion-. Solo una parte. Una parte importante, desde luego, pero no creo que se pueda aprender todo de nada, y menos de un idioma. -Se froto las manos-. Bueno, ?estas listo?

Cronista sacudio la cabeza como para despejarla, saco otra hoja de papel y asintio.

Kvothe levanto una mano para impedir que Cronista empezara a escribir, y dijo:

– Nunca he contado esta historia, y dudo mucho que vuelva a contarla. -Se inclino hacia delante-. Antes de empezar, debes recordar que soy del Edena Ruh. Nosotros ya contabamos historias antes de que ardiera Caluptena. Antes de que hubiera libros donde escribir. Antes de que hubiera musica que tocar. Cuando prendio el primer fuego, nosotros, los Ruh, estabamos alli contando historias en el circulo de su parpadeante luz.

Kvothe miro al escribano, asintio y prosiguio:

– Conozco tu reputacion de gran coleccionista de historias y cronista de sucesos. -La mirada de Kvothe se

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