endurecio, se volvio dura como el pedernal y afilada como un trozo de cristal roto-. Ahora bien, ni se te ocurra cambiar ni una sola palabra de lo que voy a decir. Si te parece que me voy por las ramas, si te parece que divago, recuerda que las historias reales pocas veces toman el camino mas recto.

Cronista asintio con solemnidad, tratando de imaginar la mente capaz de descifrar su codigo en menos de una hora. Una mente capaz de aprender un idioma en un solo dia.

Kvothe compuso una amable sonrisa y miro alrededor como si pretendiera grabar todos los detalles de la habitacion en su memoria. Cronista mojo la pluma; Kvothe agacho la cabeza y se miro las manos durante el tiempo que se tarda en inspirar tres veces.

Y empezo a hablar.

– Podriamos decir que todo empezo cuando la oi cantar. Su voz hermanandose, mezclandose con la mia. Su voz era como un retrato de su alma: salvaje como un incendio, afilada como un cristal roto, dulce y limpia como el trebol.

Kvothe sacudio la cabeza.

– No. Todo empezo en la Universidad. Fui a aprender el tipo de magia de que hablan en las historias. Magia como la de Tabor-lin el Grande. Queria aprender el nombre del viento. Queria dominar el fuego y el rayo. Queria respuestas a diez mil preguntas y acceso a su Archivo. Sin embargo, lo que encontre en la Universidad no se parecia en nada a las historias, y eso me dejo muy consternado.

»Pero supongo que el verdadero principio esta en lo que me llevo a la Universidad. Fuegos inesperados en el crepusculo. Un hombre con ojos como el hielo en el fondo de un pozo. El olor a sangre y a pelo quemado. Los Chandrian. -Movio la cabeza afirmativamente-. Si. Supongo que ahi es donde empieza todo. Esto, en gran medida, es una historia sobre los Chandrian.

Kvothe sacudio la cabeza como si tratara de librarse de un pensamiento siniestro.

– Pero supongo que tengo que remontarme aun mas en el tiempo. Si esto tiene que ser una especie de libro de hechos, tendre que dedicarle el tiempo que merece. Valdra la pena si se me recuerda, si no con halago, al menos con cierta medida de precision.

»Pero ?que pensaria mi padre si me oyera contar una historia asi? 'Empieza por el principio.' Muy bien, si vamos a contar una historia, contemosla bien.

Kvothe se inclino hacia delante.

– Al principio, segun tengo entendido, Aleph creo el mundo a partir del vacio innombrable. Aleph les dio un nombre a todas las cosas. O, segun la version de la historia, encontro los nombres que todas las cosas poseian ya.

Cronista dejo escapar una risita, aunque no levanto la vista de la pagina ni dejo de escribir.

Kvothe continuo, sonriendo para si:

– Veo que te ries. Muy bien, en aras de la sencillez, supongamos que yo soy el centro de la creacion y pasemos por alto innumerables y aburridas historias: el ascenso y la caida de imperios, sagas de heroes, baladas de amor tragico. Vayamos directamente al unico relato de verdadera importancia. -Su sonrisa se ensancho-. El mio.

Me llamo Kvothe, que se pronuncia «cuouz». Los nombres son importantes porque dicen mucho sobre la persona. He tenido mas nombres de los que nadie merece.

Los Adem me llaman Maedre. Que, segun como se pronuncie, puede significar la Llama, el Trueno o el Arbol Partido.

La Llama es obvio para todo el que me haya visto. Tengo el pelo de color rojo intenso. Si hubiera nacido hace un par de siglos, seguramente me habrian quemado por demonio. Lo llevo corto, pero aun asi me cuesta dominarlo. Si lo dejo a su antojo, se me pone de punta y parece que me hayan prendido fuego.

El Trueno lo atribuyo a mi potente voz de baritono y a la instruccion teatral que recibi a temprana edad.

El Arbol Partido nunca lo he considerado muy importante.

Aunque pensandolo bien, supongo que podriamos considerarlo al menos parcialmente profetico.

Mi primer mentor me llamaba E'lir porque yo era listo y lo sabia. Mi primera amante me llamaba Dulator porque le gustaba como sonaba. Tambien me han llamado Shadicar, Dedo de Luz y Seis Cuerdas. Me han llamado Kvothe el Sin Sangre, Kvothe el Arcano y Kvothe el Asesino de Reyes. Todos esos nombres me los he ganado. Los he comprado y he pagado por ellos.

Pero creci siendo Kvothe. Una vez mi padre me dijo que significaba «saber».

Me han llamado de muchas otras maneras, por supuesto. La mayoria eran nombres burdos, aunque muy pocos eran inmerecidos.

He robado princesas a reyes agonicos. Incendie la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoria todavia no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de dia. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.

Quiza hayas oido hablar de mi.

8 Ladrones, herejes y prostitutas

Si este relato tiene que ser una especie de libro de hechos, debemos empezar por el principio: aclarando quien soy en realidad. Para eso, debes recordar que, antes que nada, fui miembro del Edena Ruh.

Contrariamente a la creencia popular, no todos los artistas itinerantes son del Ruh. Mi troupe no era un lamentable grupo de actorzuelos folcloricos de esos que cuentan chistes en las encrucijadas por unos peniques o que cantan para ganarse la cena. Nosotros eramos artistas de la corte, vasallos de lord Greyfallow. Nuestra llegada a los pueblos era un acontecimiento mayor que las Fiestas del Solsticio de Invierno y los Juegos del Solsticio de Verano juntos. Nuestra caravana solia componerse de al menos ocho carromatos, y de mas de dos docenas de artistas: actores y acrobatas, musicos y prestidigitadores, juglares y bufones. Ellos eran mi familia.

Mi padre era mejor actor y mejor musico que cualquiera a quien hayas visto jamas. Mi madre tenia un don natural para las palabras. Eran ambos atractivos; tenian el cabello castano oscuro y la risa facil. Eran Ruh hasta la medula, y en realidad eso es lo unico que hace falta decir.

Salvo quiza que mi madre fue noble antes de ser artista. Me conto que mi padre la engatuso con dulce musica y dulces palabras para que abandonara «un terrible y deprimente infierno». Yo deduje que se referia a Los Tres Cruces, donde una vez fuimos a visitar a sus parientes cuando yo era muy pequeno. Una sola vez.

Mis padres nunca se casaron; con eso quiero decir que nunca se molestaron en hacer oficial su relacion ante ninguna iglesia. Eso no me produce ningun tipo de bochorno. Ellos consideraban que estaban casados y que no habia ninguna necesidad de anunciarselo a ningun gobierno ni a Dios. Yo lo respeto. La verdad es que parecian mas satisfechos y fieles que muchas parejas oficialmente casadas que he conocido desde entonces.

Nuestro mecenas era el baron Greyfallow; ese nombre nos abria muchas puertas que normalmente les habrian estado cerradas a los Edena Ruh. A cambio, nosotros llevabamos sus colores -el verde y el gris- y acreditabamos su buena reputacion alla donde ibamos. Una vez al ano, pasabamos dos ciclos en su mansion, actuando para el y para el resto de los habitantes de la casa.

Fue una infancia feliz; puede decirse que creci en medio de una funcion sin fin. Mi padre me leia los grandes monologos en los largos trayectos en carromato de un pueblo a otro. Los recitaba de memoria, y su voz se oia desde mas de medio kilometro de distancia. Recuerdo que yo leia a medida que el recitaba, y que intervenia interpretando los papeles secundarios. Mi padre me animaba a atreverme con pasajes especialmente buenos, y asi fue como aprendi a amar las buenas palabras.

Mi madre y yo componiamos canciones. Otras veces mis padres representaban dialogos romanticos mientras yo los seguia en los libros. Entonces parecian juegos. Yo no era consciente de la astucia con que mis padres me estaban educando.

Era un nino curioso, pregunton y avido de conocimiento. Mis maestros eran acrobatas y actores, y es asombroso que no cogiera mania a las lecciones, como les pasa a la mayoria de los ninos.

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