– La buena noticia es que tu mecenas no esta aqui. Y la mala noticia… -Me interrumpi y aspire por la nariz-. ?Hueles eso?

Denna inspiro tambien y asintio con la cabeza, arrugando la nariz.

Me subi al arce caido y mire alrededor. El viento cambio de direccion, y el olor se intensifico. Olia a algo muerto y podrido.

– ?No decias que no comian carne? -pregunto Denna mirando en torno a si con nerviosismo.

Baje del arbol y fui hasta la pared de roca. Alli habia una pequena cabana, completamente destrozada. El olor a podrido era mas intenso.

– Vale -dijo Denna contemplando las ruinas-. Ya me diras si esto lo ha hecho un animal inofensivo.

– No sabemos si lo ha hecho el draccus -argumente-. Cabe la posibilidad de que hayan sido los Chandrian, y de que el fuego atrajera al draccus, que vino aqui a apagarlo.

– ?Crees que lo han hecho los Chandrian? Eso no cuadra con todo lo que yo he oido de ellos. Se supone que aparecen como el relampago y que luego se esfuman. No van a visitarte, provocan unos cuantos incendios y luego van a hacer unos recados.

– No se que pensar. Pero dos casas destrozadas… -Empece a pasearme entre los restos de la cabana-. Es logico pensar que las dos cosas esten relacionadas.

Denna dio un grito ahogado. Mire hacia donde miraba ella y vi un brazo que sobresalia por debajo de unos gruesos troncos.

Me acerque. Habia moscas zumbando, y me tape la boca en un vano intento de evitar el hedor.

– Lleva unos dos ciclos muerto. -Me agache y cogi un amasijo de madera astillada y metal-. Mira esto.

– Traelo aqui y lo mirare.

Se lo lleve. La cosa estaba destrozada, y apenas se reconocia que era.

– Una ballesta.

– No le sirvio de gran cosa -comento Denna.

– La pregunta es: ?por que tenia una ballesta? -Examine la gruesa pieza de acero azul del travesano-. Esto no es ningun arco de caza. Esto sirve para matar a un hombre provisto de armadura desde mucha distancia. Las ballestas como esta son ilegales.

Denna solto una risotada.

– Aqui no se hacen respetar esa clase de leyes, ya lo sabes.

Me encogi de hombros.

– El caso es que esto es un arma muy cara. ?Por que tendria una ballesta que cuesta diez talentos alguien que vive en una pequena cabana con el suelo de tierra?

– Quiza supiera que habia un draccus suelto por la region -especulo Denna mirando alrededor, nerviosa-. A mi tampoco me importaria tener una ballesta.

Negue con la cabeza.

– Los draccus son timidos. Evitan a la gente.

Denna me miro con franqueza y senalo con gesto sarcastico los restos de la cabana.

– Piensa en todos los animales salvajes que viven en el bosque -argumente-. Todos los animales salvajes rehuyen el contacto con los humanos. Como tu misma has dicho, nunca habias oido hablar del draccus. Sera por algo.

– ?Y si tiene la rabia?

Esa posibilidad me dejo helado.

– Que idea tan aterradora. -Contemple el paisaje ruinoso-. ?Como demonios lo abatirias? ?Los lagartos pueden coger la rabia?

Denna traslado el peso del cuerpo de una pierna a otra, inquieta y sin dejar de mirar alrededor.

– ?Quieres mirar algo mas? Porque yo ya he visto todo lo que hay que ver. No quiero estar aqui cuando vuelva esa cosa.

– ?No crees que deberiamos darle un entierro decente a ese tipo?

Denna nego con la cabeza.

– No pienso quedarme tanto rato aqui. Podemos decirle a alguien del pueblo que lo hemos encontrado, y que ellos se ocupen. El draccus podria volver en cualquier momento.

– Pero ?por que? -pregunte-. ?Por que vuelve aqui? -Fui senalando-: Ese arbol lleva un ciclo muerto, pero ese otro se partio hace solo un par de dias…

– Y eso, ?que mas da?

– Los Chandrian -dije con firmeza-. Quiero saber por que estuvieron aqui. ?Y si controlan al draccus?

– Yo no creo que estuvieran aqui -dijo Denna-. En la granja Mauthen, quiza. Pero esto es obra de un lagarto rabioso. -Me miro a los ojos-. No se que has venido a buscar, pero no creo que lo encuentres.

Negue con la cabeza mientras miraba alrededor.

– Tengo la impresion de que esto tiene que estar relacionado con la granja.

– Yo creo que quieres que este relacionado -repuso Denna con dulzura-. Pero ese tipo lleva mucho tiempo muerto. Tu mismo lo has dicho. Y acuerdate del marco de la puerta y del abrevadero de la granja. -Se agacho y golpeo uno de los troncos de la destrozada cabana con los nudillos. El tronco hizo un ruido solido-. Y mira la ballesta. El metal no esta oxidado. Los Chandrian no han estado aqui.

El desaliento se apodero de mi. Sabia que Denna tenia razon. En el fondo, sabia que me estaba aferrando desesperadamente a una esperanza. Sin embargo, no queria rendirme sin haber agotado todas las posibilidades.

Denna me cogio de la mano.

– Ven. Vamonos. -Me sonrio y tiro de mi. Note la suavidad y la frescura de su piel-. Hay cosas mas interesantes que hacer que perseguir…

Se oyo un fuerte crujido no muy lejos, entre los arboles: crrrac-crrrac-crrrac. Denna me solto la mano y se dio la vuelta.

– No -dijo-. No, no, no.

La inesperada amenaza del draccus hizo que me concentrara de golpe.

– Tranquila. No puede trepar. Pesa demasiado.

– ?Trepar? ?Por un arbol? ?Pero si ese animal los derriba para divertirse!

– Los riscos. -Senale la pared de roca que bordeaba esa parte del bosque-. Vamos.

Nos dirigimos hacia la base de la pared, tropezando con los surcos y saltando arboles caidos. Oia el resonante grunido del draccus a nuestras espaldas. Gire la cabeza para echar un vistazo, pero el draccus todavia no habia salido del bosque.

Llegamos a la base del risco y empece a buscar un trozo de pared por el que ambos pudieramos escalar. Tras un largo y frenetico minuto, salimos de unas tupidas matas de zumaque y vimos una franja de tierra muy revuelta. El draccus habia estado cavando alli.

– ?Mira! -Denna senalo una fractura en la pared de roca, una profunda grieta de medio metro de anchura. Era lo bastante grande para que se metiera por ella una persona, pero demasiado estrecha para que lo hiciera un lagarto gigantesco. En la pared habia marcas de zarpazos, y rocas sueltas esparcidas por el suelo revuelto.

Denna y yo nos colamos por aquella estrecha abertura. Dentro estaba oscuro: la unica luz que se veia era la de una pequena franja de cielo azul sobre nuestras cabezas. Segui avanzando, y en varias ocasiones tuve que ponerme de lado para pasar. Cuando separe las manos de las paredes, vi que las tenia cubiertas de hollin. Por lo visto, al no poder entrar, el draccus habia escupido fuego en aquel angosto pasadizo.

Unos cuatro metros mas alla, la grieta se ensanchaba un poco.

– Ahi hay una escalerilla -dijo Denna-. Voy a subir por ella. Si esa bestia nos lanza fuego, sera como si lloviera en un barranco.

Trepo por la escalerilla, y yo la segui. La escalerilla era rudimentaria pero resistente, y unos seis metros mas alla daba a un trozo de suelo plano. Estabamos rodeados de piedra negra por tres costados, pero mas abajo se veian perfectamente la cabana en ruinas y los arboles destrozados. Habia una caja de madera puesta contra la pared de roca.

– ?Lo ves? -pregunto Denna mirando hacia abajo-. Dime que no me he desollado las rodillas para nada.

Oi un debil fffuuu y note una oleada de aire caliente en la espalda. El draccus volvio a grunir, y otro chorro de fuego corrio por la estrecha grieta. Entonces oimos un chirrido de unas aranando pizarra: el draccus estaba

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