poco el cubo, destrozandolo con sus grandes mandibulas. Entonces movio la cabeza hacia arriba y hacia abajo y se trago aquella masa pegajosa.

Di un hondo suspiro de alivio y me relaje mientras el draccus describia un circulo alrededor del fuego. Lanzo una llamarada azul, y luego otra; entonces se dio la vuelta y se lanzo sobre la hoguera, retorciendose y aplastandola contra el suelo.

Una vez que la hoguera estuvo aplastada, el draccus empezo a hacer lo de siempre. Busco los lenos que se habian diseminado, se revolco sobre ellos hasta extinguirlos, y luego se los comio. Yo imaginaba cada palo que se tragaba, y como este impulsaba la resina de denner hacia su molleja, mezclandola, triturandola y obligandola a disolverse.

Tardo un cuarto de hora en completar su circuito alrededor de la fogata. Segun mis calculos, la resina ya debia de haber hecho efecto. Habia ingerido seis veces la dosis letal. Tendria que pasar rapidamente por las fases iniciales de euforia y mania. Luego vendrian el delirio, la paralisis, el coma y la muerte. Si no habia calculado mal, todo el proceso duraria una hora, quiza menos.

Senti remordimientos mientras lo veia pasearse por alli aplastando los troncos diseminados. Era un animal magnifico. Matarlo aun me gustaba menos que desperdiciar ofalo por valor de mas de sesenta talentos. Pero tenia que pensar en lo que podia pasar si dejaba que las cosas siguieran su curso. No queria tener que cargar con la muerte de personas inocentes.

El animal no tardo en dejar de comer. Se revolco sobre las ramas esparcidas por el suelo, apagandolas. Se movia con mas impetu, una senal de que el denner estaba empezando a actuar. El draccus empezo a grunir, produciendo un ruido grave y profundo. Grrr. Grrr. Lanzaba una llamarada azul. Se revolcaba. Grrr. Llamarada. Revolcon.

Al final solo quedo un lecho de relucientes brasas. Como la vez anterior, el draccus se coloco sobre ellas y se tumbo, dejando la cima de la colina completamente a oscuras.

Se quedo un momento quieto, y luego volvio a grunir. Grrr. Grrr. Lanzo una llamarada. Hundio un poco mas la panza en las brasas, como si no acabara de encontrarse comodo. Si aquello era el comienzo de la mania, estaba llegando mas despacio de lo que a mi me habria gustado. Segun mis calculos, a esas alturas ya deberia estar delirando. ?Le habria dado una dosis demasiado baja?

Mis ojos se adaptaron poco a poco a la oscuridad, y entonces repare en que habia otra fuente de luz. Al principio pense que el cielo se habia despejado, y que la luna asomaba por detras del horizonte. Pero cuando mire hacia atras comprendi que pasaba.

Hacia el sur, a no mas de tres kilometros, Trebon despedia una intensa luz. No era la debil luz de velas en las ventanas, sino la de unas altas llamas que se alzaban por todas partes. Por un instante crei que el pueblo entero se habia incendiado.

Entonces me di cuenta de que estaba pasando: era el festival de la cosecha. Habia una gran fogata en medio del pueblo, y otras mas pequenas frente a las casas, donde la gente ofrecia sidra a los cansados jornaleros. Beberian y lanzarian sus engendros al fuego. Munecos hechos con gavillas de trigo, de centeno, de paja, de heno. Munecos que construian para luego quemarlos, un ritual para celebrar el final del ano, con el que se suponia que se ahuyentaba a los demonios.

Oi grunir al draccus detras de mi. Mire hacia abajo. El animal estaba orientado hacia Trebon, hacia los oscuros precipicios que habia mas al norte.

No soy una persona religiosa, pero he de reconocer que ese dia rece. Rece de todo corazon a Tehlu y a sus angeles y les pedi que el draccus se muriera, que se quedara placidamente dormido y se muriera antes de volverse y ver el fuego de Trebon.

Espere unos minutos que se me hicieron eternos. Al principio pense que el draccus dormia, pero a medida que mejoraba mi vision, vi que movia la cabeza hacia delante y hacia atras, hacia delante y hacia atras. Mis ojos se acostumbraron mas a la oscuridad, y me parecio que los fuegos de Trebon ardian con mayor intensidad. Hacia media hora que el draccus se habia comido la resina. ?Por que todavia no habia muerto?

Queria arrojar el resto de la resina, pero no me atrevia. Si el draccus se volvia hacia mi, estaria mirando hacia el norte, hacia el pueblo. Aunque le lanzara el saco de resina justo delante, quiza se diera la vuelta para cambiar de posicion sobre las brasas. Quiza si…

Entonces el draccus dio un estruendoso rugido. No me cupo

duda de que en Trebon lo habian oido. No me habria sorprendi

do que lo hubieran oido hasta en Imre. Mire a Denna. Ella se re

bullo en suenos, pero no desperto.

El draccus se levanto del lecho de brasas; parecia un cachorro

jugueton. Todavia habia algunas brasas encendidas, que me pro

porcionaron suficiente luz para ver como la bestia se daba la vuelta. Empezo a lanzar mordiscos al aire. Giro sobre si mismo…

– No -dije-. No, no, no.

Miro hacia Trebon. Las llamas de las hogueras del pueblo se reflejaron en sus grandes ojos. El animal lanzo otra gran llamarada azul que describio un amplio arco. Era el mismo gesto que habia hecho antes: un saludo, o un desafio.

Echo a correr, destrozando la ladera de la colina con su desenfreno. Lo oi chocar y partir los arboles. Otro rugido.

Encendi mi lampara simpatica, me acerque a Denna y la zarandee sin miramientos.

– Denna. ?Denna! ?Despierta!

Ella apenas se movio.

Le levante un parpado y le examine las pupilas. Ya no estaban tan perezosas, y se encogieron rapidamente reaccionando a la luz. Eso significaba que su organismo por fin habia eliminado la resina de denner. Lo que tenia ya era simple agotamiento, nada mas. Para asegurarme, le levante ambos parpados y retire la lampara.

Si. Sus pupilas reaccionaban bien. Denna se estaba recuperando. Como si quisiera confirmar mi opinion, Denna fruncio el ceno y se aparto de la luz, mascullando algo impropio de una dama. No lo entendi bien, pero empleo mas de una vez las expresiones «putanero» y «deja ya de joderme».

La cogi en brazos, con mantas y todo, y con mucho cuidado baje del itinolito. Acurruque a Denna bajo el arco que formaban las piedras. Me parecio que, al moverla, Denna se despejaba un poco,

– ?Denna?

– ?Moteth? -farfullo ella, dormida, sin mover apenas los ojos bajo los parpados.

– ?Denna! ?El draccus va hacia Trebon! Tengo que…

Me interrumpi. En parte, porque era evidente que Denna volvia a estar inconsciente, pero tambien porque no estaba muy convencido de que era eso que tenia que hacer.

Tenia que hacer algo; de eso si estaba seguro. En circunstancias normales, el draccus no se habria dirigido al pueblo, pero estaba drogado y enloquecido, y yo no tenia ni idea de como podia reaccionar al ver las hogueras. Si arrasaba el pueblo, seria culpa mia. Tenia que actuar.

Corri hacia lo alto del itinolito, agarre las dos bolsas y baje al suelo. Vacie el macuto y lo esparci todo por el suelo. Cogi las flechas de ballesta, las envolvi en mi camisa rota y las meti en el macuto. Tambien guarde la dura escama de hierro y la botella de aguardiente, convenientemente protegida con el saco de hule.

Tenia la boca seca, asi que bebi un rapido trago de agua del odre, lo tape y se lo deje a Denna. Cuando despertara, tendria mucha sed.

Me coloque el macuto en bandolera y tense la correa. Entonces encendi la lampara simpatica, cogi el hacha y eche a correr.

Tenia que matar un dragon.

Corri por el bosque como un poseso; mi lampara simpatica se zarandeaba bruscamente, revelando obstaculos en mi camino instantes antes de que tropezara con ellos. No es de extranar que me cayera y que fuese rodando cuesta abajo. Cuando me levante, encontre la lampara enseguida, pero deje el hacha, porque en el fondo sabia que no iba a servirme para nada contra el draccus.

Me cai dos veces mas antes de llegar al camino; entonces baje la cabeza, como un velocista, y puse rumbo a las lejanas luces del pueblo. Sabia que el draccus corria mas que yo, pero confiaba en que los arboles le impidieran ir muy deprisa y que lo desorientaran. Si lograba llegar antes que el al pueblo, podria alertar a los

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