vecinos, ayudarlos a prepararse…

Pero cuando entrevi el camino entre los arboles, vi que las llamas eran mas intensas que antes. Habia casas en llamas. Oi el bramido del draccus, casi constante, interrumpido tan solo por gritos y chillidos.

Al llegar al pueblo, reduje el paso y recobre el aliento. Entonces trepe por la fachada de una casa hasta un tejado para evaluar la situacion.

En la plaza del pueblo, la fogata estaba esparcida por todas partes. Algunas casas y tiendas cercanas estaban destrozadas, como barriles podridos, y la mayoria estaban en llamas. El fuego parpadeaba entre las tejas de algunos tejados. De no ser por la lluvia de la noche pasada, no se habrian incendiado solo unos cuantos edificios, sino el pueblo entero. Sin embargo, era cuestion de tiempo que el incendio acabara extendiendose.

No vi al draccus, pero oi los sonoros crujidos que hizo al revolcarse sobre los restos de una casa incendiada. Vi elevarse una llamarada azul por encima de los tejados, y le oi rugir otra vez. Ese sonido me hizo sudar. ?Quien sabia que podia estar pasando por su mente, aturdida por la droga?

Habia gente por todas partes. Algunos estaban sencillamente de pie, aturdidos; otros eran presa del panico y corrian hacia la iglesia, con la esperanza de encontrar cobijo en el alto edificio de piedra o en la gran rueda de hierro colgada en su fachada, y que les prometia proteccion de los demonios. Pero las puertas de la iglesia estaban cerradas, y tenian que buscar cobijo en otro sitio. Habia gente asomada a las ventanas de sus casas, horrorizada y sollozando; pero un numero sorprendente de personas conservaban la calma y estaban formando una cadena de cubos desde la cisterna del pueblo, en lo alto del ayuntamiento, hasta un edificio en llamas.

Y entonces, de pronto, supe que tenia que hacer. Fue como si hubiera subido a un escenario. El miedo y la vacilacion me abandonaron. Lo unico que faltaba era que yo interpretara mi papel.

Salte a un tejado cercano y recorri algunos mas hasta llegar a una casa que estaba cerca de la plaza del pueblo y cuyo tejado empezaba a arder. Arranque una gruesa teja, encendida por un borde, y eche a correr por el tejado hacia el ayuntamiento.

Solo habia recorrido dos tejados cuando resbale. Me percate, aunque demasiado tarde, de que habia saltado al tejado de la posada: alli no habia tejas de madera, sino de arcilla, y estaban resbaladizas por la lluvia. Al caer, sujete con fuerza la teja encendida; no quise soltarla para prepararme para la caida. Resbale casi hasta el borde del tejado y entonces me pare, con el corazon golpeandome en el pecho.

Todavia alli tendido, jadeando, me quite las botas. Me sentiria mas agil y mas comodo si notaba las tejas bajo los pies encallecidos. Corri, salte, corri, resbale y volvi a saltar. Por fin me colgue de una sola mano del cano de un alero y salte al liso tejado de piedra del ayuntamiento.

Sin soltar la teja, subi por la escalerilla hasta lo alto de la cisterna, dando gracias por lo bajo a quienquiera que fuese el que la habia dejado destapada.

Mientras corria por los tejados, la llama de la teja se habia apagado y habia dejado una delgada linea de rescoldo rojo en el borde. Sople con cuidado para que volviera a prender, y al poco rato ardia alegremente. La parti por la mitad y deje caer una de las mitades al suelo del tejado.

Me volvi para echar un vistazo al pueblo desde alli arriba y localice los fuegos que ardian con mayor virulencia. Habia seis especialmente grandes, que alzaban sus llamas hacia el oscuro cielo. Elxa Dal siempre decia que todos los fuegos son el mismo fuego, y que todos los fuegos estan a las ordenes del simpatista. Muy bien, todos los fuegos eran el mismo fuego. Este fuego. Este trozo de teja ardiendo. Murmure un vinculo y fije mi Alar. Con la una del pulgar, grabe rapidamente una runa ule en la madera, luego una dock y por ultimo una pesin. Para cuando hube terminado, toda la teja estaba ardiendo y humeando, caliente en mi mano.

Enganche un pie en un travesano de la escalerilla y me incline cuanto pude hacia la cisterna, apagando la teja en el agua. Primero note el agua fria rodeandome la mano, pero enseguida se calento. Aunque la teja estaba sumergida en el agua, vi la delgada linea de rescoldo ardiendo en el borde.

Con la otra mano, saque mi navaja y clave la teja en la pared de madera de la cisterna, fijando mi improvisada obra de sigaldria bajo el agua. Estoy convencido de que fue el devoracalores mas chapucero que se ha creado jamas.

Volvi a encaramarme a la escalerilla, mire alrededor y vi un pueblo completamente a oscuras. Las llamas se habian sofocado, y en su lugar solo quedaban unas debiles brasas. No habia extinguido los incendios por completo; solo los habia reducido lo suficiente para que los vecinos pudieran hacer algo con sus cubos.

Pero solo habia realizado la mitad del trabajo. Baje al tejado y cogi el otro trozo de teja, que seguia encendida. Me deslice por un cano de desague y corri como un loco por las oscuras calles; cruce la plaza del pueblo y llegue ante la fachada de la iglesia tehlina.

Me pare bajo el inmenso roble que se alzaba ante la puerta principal, que todavia conservaba las hojas, tenidas de colores otonales. Me arrodille, abri mi macuto y saque el saco de hule con el resto de la resina. Verti el aguardiente de la botella sobre la resina y le prendi fuego con la teja. Ardio rapidamente, desprendiendo nubes de humo con un olor acre y dulzon.

A continuacion asi la teja con los dientes, salte para agarrarme a una rama y empece a trepar al arbol. Era mas facil que subir por la fachada de un edificio, y llegue hasta una altura desde la que podia saltar al ancho alfeizar de piedra de la ventana del segundo piso de la iglesia. Le arranque una ramita al roble y me la guarde en el bolsillo.

Avance con cuidado por el alfeizar de la ventana hasta la gran rueda de hierro, atornillada a la pared de piedra. Trepar por la rueda resulto mas facil que hacerlo por una escalerilla, aunque notaba los rayos de hierro asombrosamente frios contra mis manos, todavia humedas.

Subi hasta la parte superior de la rueda, y desde alli trepe al tejado plano mas alto del pueblo. La mayoria de los fuegos estaban controlados, y la mayoria de los gritos se habian convertido en sollozos y en un debil murmullo de conversaciones apresuradas. Me quite el trozo de teja de la boca y sople sobre el hasta que volvio a prender. Entonces me concentre, murmure otro vinculo y sostuve la ramita de roble sobre la llama. Contemple el pueblo y vi que las brasas se apagaban aun mas.

Transcurrieron unos instantes.

De pronto, el roble estallo en una inmensa llamarada. Ardia mas que un millar de antorchas, y todas las hojas prendieron al mismo tiempo.

Bajo aquella repentina luz, vi que el draccus levantaba la cabeza dos calles mas alla. Bramo y lanzo una nube de llamas azules, al mismo tiempo que echaba a correr hacia el fuego. Doblo una esquina demasiado deprisa y reboto contra la pared de una tienda, destrozandola como si fuera de papel.

Al acercarse al arbol, redujo el paso. Seguia lanzando llamaradas. Las hojas ardieron y se apagaron enseguida, dejando solo un millar de rescoldos que hacian que el roble pareciera un inmenso candelabro recien apagado.

Bajo aquella tenue y rojiza luz, el draccus no era mas que una sombra. Pero aun asi, vi como la bestia se distraia, ahora que las llamas habian desaparecido. Movia la gigantesca cabeza hacia delante y hacia atras. Maldije por lo bajo. No estaba lo bastante cerca…

Entonces el draccus olfateo lo bastante fuerte para que yo lo oyera desde donde estaba, unos treinta metros por encima de el. Olio el dulce humo que desprendia la resina y giro la cabeza. Resoplo, gruno y dio otro paso hacia el humeante saco de hule. No tuvo tanto cuidado como la primera vez, y practicamente se abalanzo sobre el saco y se lo metio en la gigantesca boca.

Respire hondo y sacudi la cabeza, tratando de despejarme. Habia realizado dos obras importantes de simpatia una detras de otra, y estaba como atontado.

Pero como suele decirse, a la tercera va la vencida. Dividi mi mente en dos partes, y entonces, no sin cierta dificultad, en una tercera parte. Aquello solo podia funcionar con un vinculo triple.

Mientras el draccus movia las mandibulas y trataba de tragarse la pegajosa masa de resina, busque la pesada escama negra en mi macuto y saque la piedra iman de un bolsillo de mi capa. Pronuncie los vinculos con claridad y fije mi Alar. Sujete la escama y la piedra ante mi cara hasta que note que se atraian.

Me concentre.

Solte la piedra iman, que salio despedida hacia la escama de hierro. Note un brusco temblor bajo las plantas de los pies, y la gran rueda de hierro se desprendio de la fachada de la iglesia.

Cayo una tonelada de hierro forjado. Si hubiera habido alguien mirando, se habria fijado en que la rueda cayo a mayor velocidad de la que podia explicarse por la fuerza de la gravedad. Se habria fijado en que cayo torcida, casi como si la empujaran hacia el draccus. Casi como si el propio Tehlu la desviara hacia la bestia con una mano

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