Elodin le dio su tunica de maestro al alumno.

– ?Puedes llevar esto a mis habitaciones, Nathan?

– Por supuesto, senor. -El chico cogio la tunica y se marcho a toda prisa.

Elodin me miro.

– ?Lo ves? Los nombres con que nos dirigimos unos a otros no son Nombres. Pero tambien tienen cierto poder.

– Eso no es magia -proteste-. Ese chico tenia que hacerle caso porque usted es un maestro.

– Y tu eres un Re'lar -repuso el, implacable-. Llamaste al viento y el viento te escucho.

Intente comprenderlo.

– ?Insinua que el viento esta vivo?

Elodin hizo un gesto impreciso.

– En cierto sentido, si. La mayoria de las cosas tiene vida, de un modo u otro.

Decidi cambiar de tactica.

– ?Como llame al viento si no sabia como hacerlo?

Elodin dio una fuerte palmada.

– ?Esa es una excelente pregunta! La respuesta es que todos tenemos dos mentes: una mente despierta y una mente dormida. Nuestra mente despierta es la que piensa, habla y razona. Pero la mente dormida es mas poderosa. Ella ve en lo mas profundo de las cosas. Es la parte de nosotros que suena. Lo recuerda todo. Nos proporciona intuicion. Tu mente despierta no entiende la naturaleza de los nombres. Pero tu mente dormida si. Ella ya sabe muchas cosas que tu mente despierta ignora.

Elodin me miro.

– ?Recuerdas como te sentiste despues de pronunciar el nombre del viento?

Asenti; no era un recuerdo agradable.

– Cuando Ambrose rompio tu laud, hizo despertar a tu mente dormida, que, como un gran oso que hubiera estado hibernando y al que hubieran pinchado con un hierro al rojo, se irguio y rugio el nombre del viento. -Se puso a manotear en el aire, atrayendo miradas de extraneza de los estudiantes que pasaban por alli-. Despues, tu mente despierta no sabia que hacer con aquel oso furioso.

– ?Que hizo usted? No recuerdo lo que me susurro al oido.

– Era un nombre. Era un nombre para aplacar al oso enfurecido, para volverlo a dormir. Pero ya no esta profundamente dormido. Tenemos que despertarlo poco a poco y lograr que lo domines.

– ?Por eso propuso cancelar mi expulsion?

Elodin le quito importancia con un ademan.

– No existia un riesgo real de que te expulsaran. No eres el primer alumno que pronuncia el nombre del viento en un momento de ira, aunque eso es algo que no sucedia desde hace muchos anos. A menudo, una emocion muy intensa despierta a la mente dormida por primera vez. -Sonrio-. Yo descubri el nombre del viento cuando estaba discutiendo con Elxa Dal. Cuando lo grite, sus braseros explotaron formando una nube de cenizas y rescoldos. -Rio entre dientes.

– ?Que hizo Elxa Dal para enfadarlo tanto?

– Se nego a ensenarme los vinculos avanzados. Yo tenia catorce anos y era E'lir. Me dijo que tendria que esperar hasta que fuera Re'lar.

– ?Hay vinculos avanzados?

Me sonrio.

– Secretos, Re'lar Kvothe. En eso consiste ser arcanista. Ahora que ya eres Re'lar, tienes derecho a saber ciertas cosas que hasta ahora se te ocultaban. Los vinculos simpaticos avanzados, la naturaleza de los nombres… Nociones de runas dudosas, si Kilvin considera que estas preparado.

La esperanza broto en mi pecho.

– ?Significa eso que ya puedo entrar en el Archivo?

– Ah -dijo Elodin-. No. Ni mucho menos. Veras, el Archivo es el dominio de Lorren, su reino. Esos secretos no puedo revelartelos.

Al hablar Elodin de secretos, mi mente rescato uno que llevaba meses torturandome. El secreto que habia en el fondo del Archivo.

– ?Y la puerta de piedra del Archivo? -pregunte-. La puerta de las cuatro placas. Ahora que ya soy Re'lar, ?puede decirme que se esconde detras?

Elodin solto una risotada.

– Ah, no. Ni hablar. Tu no buscas secretos insignificantes, ?verdad? -Me dio una palmada en la espalda, como si yo acabara de contarle un chiste buenisimo-. Valaritas. Dios mio. Todavia recuerdo lo que sentia plantado ante esa puerta, haciendome preguntas.

Volvio a reir.

– Tehlu misericordioso, me moria de curiosidad. -Sacudio la cabeza-. No. No puedes abrir la puerta de las cuatro placas. Pero -me miro con complicidad- como ya eres Re'lar… -Miro a uno y otro lado, como si temiera que alguien pudiera oirnos, y se acerco mas a mi-. Como ya eres Re'lar, admitire que existe. -Me guino un ojo con solemnidad.

Pese a lo desilusionado que estaba, no pude evitar sonreir. Seguimos paseando en silencio; dejamos atras la Principalia, Anker's…

– Maestro Elodin…

– ?Si? -Siguio con la mirada la carrera de una ardilla que cruzo la calle y trepo por un arbol.

– Sigo sin entender lo de los nombres.

– Yo te ensenare a entender -dijo-. La naturaleza de los nombres no se puede describir; solo se puede experimentar y entender.

– ?Por que no se puede describir? -pregunte-. Si entiendes una cosa, puedes describirla.

– ?Tu puedes describir todo lo que entiendes? -Me miro de soslayo.

– Por supuesto.

Elodin senalo calle abajo.

– ?De que color es la camisa de ese chico?

– Azul.

– ?Que quiere decir azul? Describelo.

Reflexione un momento, pero no encontre la forma de describirlo.

– Entonces, ?azul es un nombre?

– Es una palabra. Las palabras son palidas sombras de nombres olvidados. Los nombres tienen poder, y las palabras tambien. Las palabras pueden hacer prender el fuego en la mente de los hombres. Las palabras pueden arrancarles lagrimas a los corazones mas duros. Existen siete palabras que haran que una persona te ame. Existen diez palabras que minaran la mas poderosa voluntad de un hombre. Pero una palabra no es mas que la representacion de un fuego. Un nombre es el fuego en si.

Estaba muy confuso.

– Sigo sin comprender.

Elodin me puso una mano en el hombro.

– Utilizar palabras para hablar de palabras es como utilizar un lapiz para hacer un dibujo de ese lapiz sobre el mismo lapiz. Imposible. Desconcertante. Frustrante. -Alzo ambas manos por encima de la cabeza, como si tratara de tocar el cielo-. ?Pero hay otras formas de entender! -grito riendo como un nino pequeno. Alzo ambos brazos hacia el cielo sin nubes, sin dejar de reir-. ?Mira! -grito echando la cabeza hacia atras-. ?Azul! ?Azul! ?Azul!

87 Invierno

Esta completamente loco -les dije a Simmon y a Wilem aquella misma tarde, en el Eolio.

– Es un maestro -repuso Sim con diplomacia-. Y tu padrino. Y a juzgar por lo que nos has contado, es el responsable de que no te hayan expulsado.

– Yo no digo que no sea inteligente, y le he visto hacer cosas que no sabria explicar. Pero el hecho sigue

Вы читаете El Nombre Del Viento
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату