Pensar en dos cosas distintas a la vez, ademas de resultar asombrosamente eficaz, era muy parecido a cantar uno mismo las dos voces de una cancion. Se convirtio en uno de mis juegos favoritos. Despues de dos dias practicando, podia cantar un trio. Poco despues, habia conseguido el equivalente mental a hacer desaparecer cartas y hacer malabarismos con punales.

Hubo muchas lecciones mas, pero ninguna resulto tan fundamental como la del Alar. Ben tambien me enseno el Corazon de Piedra, un ejercicio mental que te permitia apartar tus emociones y tus prejuicios y pensar con lucidez en lo que quisieras. Ben aseguraba que un hombre que dominara de verdad el Corazon de Piedra podia ir al funeral de su hermana sin derramar ni una sola lagrima.

Tambien me enseno un juego llamado «buscar la piedra». El juego consistia en hacer que una parte de tu mente escondiera una piedra imaginaria en una habitacion imaginaria. Luego, otra parte de tu mente tenia que encontrarla.

En la practica, mediante esa tecnica se desarrolla un valioso control mental. Si aprendes a jugar a «buscar la piedra», consigues un Alar duro como el hierro, que es lo que necesitas para practicar la simpatia.

Sin embargo, aunque pensar en dos cosas a la vez resulta enormemente util, el entrenamiento que se precisa para dominar esa habilidad es cuando menos frustrante, y a veces, muy perturbador.

Recuerdo una ocasion en que busque la piedra durante casi una hora antes de consentir en preguntarle a la otra mitad de mi donde la habia escondido. Pues bien, resulta que no habia escondido la piedra. Solo queria saber cuanto rato buscaria antes de rendirme. ?Alguna vez has estado a la vez enfadado y contento contigo mismo? Es un sentimiento interesante, por no decir mas.

En otra ocasion pedi pistas, y acabe burlandome de mi mismo. No es de extranar que muchos arcanistas sean un poco excentricos, por no decir que estan absolutamente chalados. Como habia dicho Ben, la simpatia no es para los debiles de voluntad.

11 El vinculo de hierro

Estaba sentado en la parte de atras del carromato de Abenthy. Era un lugar maravilloso para mi tierna mente, con centenares de botellas y paquetes, impregnado de un millar de olores. Por lo general lo encontraba mas divertido que el carro de un calderero; sin embargo, ese dia estaba muy desanimado.

La noche anterior habia llovido mucho, y el camino se habia convertido en un lodazal. Como la troupe no tenia ningun programa determinado, habiamos decidido esperar un par de dias y dejar que los caminos se secaran. Era algo que ocurria con frecuencia, y Ben aprovecho esa pausa en el camino para darle un empujon a mi educacion. Asi que estaba sentado ante la mesa de madera de la parte de atras del carromato de Ben, enfurrunado ante la perspectiva de pasarme todo el dia oyendole darme lecciones sobre cosas que yo ya entendia.

Mis pensamientos debian de reflejarse en mi cara, porque Abenthy suspiro y se sento a mi lado.

– No es exactamente lo que esperabas, ?verdad?

Me relaje un poco, porque sabia que ese tono significaba un aplazamiento temporal de la leccion. Ben cogio un punado de dra-bines de hierro que habia sobre la mesa y los junto con cuidado.

Entonces me miro.

– ?Sabrias hacer malabarismos con todos a la vez? ?Y con cinco pelotas? ?Y con cuchillos?

Me ruborice un poco. Recorde que, al principio, Trip ni siquiera me dejaba probar con tres pelotas a la vez. Me hacia practicar con dos. Y se me habian caido un par de veces. Se lo dije a Ben.

– Muy bien -repuso el-. Cuando aprendas este truco podremos pasar a otro. -Pense que iba a levantarse para continuar con la leccion, pero no lo hizo.

Me mostro el punado de drabines de hierro.

– ?Que sabes de estos objetos? -Los hizo sonar en la mano.

– ?En que sentido? -pregunte-. ?Fisicamente, quimicamente, historicamente…?

– Historicamente. -Ben sonrio-. Sorprendeme con tus conocimientos de nimiedades historicas, E'lir. -En una ocasion le habia preguntado que significaba E'lir, y Ben me habia contestado que significaba «el sabio»; pero, por la forma en que habia torcido la boca al decirlo, yo tenia mis dudas.

– Hace mucho tiempo, el pueblo que…

– ?Cuanto tiempo?

Frunci el ceno y lo mire con acritud.

– Unos dos mil anos. Los pueblos nomadas que deambulaban por las estribaciones de los montes Shalda se reunieron bajo el mando de un jefe.

– ?Como se llamaba?

– Heldred. Sus hijos se llamaban Heldim y Heldar. ?Quieres que te recite todo el linaje o puedo ir al grano? - pregunte mirandolo a los ojos.

– Disculpeme, senor. -Ben se enderezo en el asiento y adopto una expresion de embeleso que nos hizo sonreir a ambos.

Prosegui:

– Heldred acabo controlando las estribaciones que rodean los montes Shalda. Eso significaba que controlaba tambien las montanas. Empezaron a cultivar la tierra, abandonaron su estilo de vida nomada y poco a poco empezaron a…

– ?Eso es ir al grano? -pregunto Abenthy. Tiro los drabines en la mesa, delante de mi.

Lo ignore lo mejor que pude.

– Controlaban la unica fuente de metal abundante y facilmente accesible en muchos kilometros a la redonda, y pronto se convirtieron tambien en los trabajadores mas diestros de esos metales. Explotaron esa ventaja y obtuvieron gran cantidad de riqueza y poder.

»Hasta ese momento, el trueque era el sistema mas habitual de comercio. Habia ciudades mas grandes que acunaban su propia moneda, pero fuera de esas ciudades, el dinero solo valia el peso del metal. Las barras de metal eran mejores para el trueque, pero resultaba incomodo transportarlas.

Ben me miro con su mejor cara de alumno aburrido. El efecto solo quedo ligeramente inhibido por el hecho de que, un par de dias atras, habia vuelto a quemarse las cejas.

– No iras a entrar en los meritos de la moneda figurativa, ?verdad?

Inspire hondo y me propuse no chinchar tanto a Ben durante las lecciones.

– Los hasta entonces nomadas, que en aquellos tiempos ya recibian el nombre de cealdimos, fueron los primeros en establecer una moneda estandarizada. Si cortas una de esas barras pequenas en cinco partes, obtienes cinco drabines. -Empece a hacer dos pilas de cinco drabines para ilustrar mi explicacion. Parecian pequenos lingotes de metal-. Diez drabines equivalen a una iota de cobre; diez iotas…

– Muy bien -intervino Ben cuando yo no lo esperaba-. De modo que estos dos drabines -cogio un par y me los acerco para que los examinara- podrian proceder de la misma barra, ?no?

– Bueno, seguramente los fundieron por separado… -Me calle al ver la severa mirada de Ben-. Si, claro.

– Entonces, todavia hay algo que los conecta, ?no? -Volvio a traspasarme con la mirada.

Yo no estaba de acuerdo, pero sabia que no era el momento adecuado para interrumpir.

– Si.

Ben dejo los dos drabines en la mesa.

– Asi pues, cuando mueves uno, el otro tambien deberia moverse, ?no?

En aras del argumento le di la razon, y luego alargue la mano para mover uno. Pero Ben detuvo mi gesto negando con la cabeza.

– Antes tienes que recordarselo -dijo-. En realidad, antes tienes que convencerlos.

Cogio un cuenco y, lentamente, vertio en el una gota de resina de pino. Mojo uno de los drabines en la resina y lo junto con el otro; pronuncio unas palabras que no identifique y, poco a poco, separo las dos piezas. La resina se estiro entre los dos drabines formando unos filamentos.

Ben dejo una moneda en la mesa y se quedo la otra en la mano. Entonces murmuro unas palabras mas y se relajo.

Levanto la mano, y la moneda que estaba encima de la mesa imito su movimiento. Ben agito la mano, y la pieza de hierro marron empezo a moverse por el aire.

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