Dejo de mirarme y miro la moneda.
– La ley de la simpatia es uno de los fundamentos de la magia. Establece que cuanto mas parecidos son dos objetos, mayor es su relacion simpatica. Cuanto mayor es la relacion, mas facilmente se influencian uno a otro.
– Tu definicion es circular.
Dejo la moneda en la mesa. La mascara de profesor de Ben dio paso a una sonrisa mientras el arcanista intentaba, sin mucho exito, limpiarse la resina de las manos con un trapo. Cavilo un rato y dijo:
– No parece muy util, ?verdad?
Asenti pero indeciso. Las preguntas con trampa eran muy comunes cuando estabamos estudiando.
– ?Preferirias aprender a llamar al viento? -Sus ojos danzaron sobre mi rostro. Murmuro una palabra, y el techo de lona del carromato se agito alrededor de nosotros.
Note como una sonrisa lobuna se apoderaba de mi cara.
– Lo siento, E'lir. -La sonrisa de Ben tambien era lobuna, casi salvaje-. Antes de aprender a escribir tienes que aprender el alfabeto. Antes de aprender a tocar y a cantar tienes que aprender los acordes.
Saco una hoja de papel y anoto un par de palabras en ella.
– El truco consiste en fijar el Alar con firmeza en tu mente. Tienes que creer que estan conectados. Tienes que saber que estan conectados. -Me dio la hoja-. Aqui tienes la transcripcion fonetica. Se llama Vinculo Simpatico del Movimiento Paralelo. Practica. -Viejo, entrecano y sin cejas, cada vez se parecia mas a un lobo.
Fue a lavarse las manos. Vacie mi mente mediante el Corazon de Piedra. Al cabo de unos instantes me senti flotar en un mar de desapasionada calma. Enganche las dos monedas de metal con resina de pino. Fije el Alar en mi mente y me concentre en la inquebrantable creencia de que aquellos dos drabines estaban conectados. Pronuncie las palabras, separe las monedas, dije la ultima palabra y espere.
No senti ninguna oleada de poder. No senti frio ni calor. No descendio sobre mi ningun rayo de luz.
Estaba muy decepcionado. Es decir, todo lo decepcionado que podia estar con el Corazon de Piedra. Levante la moneda con una mano, y la moneda que estaba encima de la mesa se levanto sola, imitando el movimiento de la otra. Era magia, de eso no cabia ninguna duda. Pero me quede muy impasible. Yo esperaba… No se que esperaba, pero desde luego algo muy diferente.
Pase el resto del dia experimentando con el sencillo vinculo simpatico que Abenthy me habia ensenado. Aprendi que se podia unir casi todo. Un drabin de hierro y un talento de plata; una piedra y un trozo de fruta; dos ladrillos; un terron y un asno. Tarde unas dos horas en comprender que no necesitaba la resina de pino. Cuando se lo comente a Ben, el admitio que la resina solo era una ayuda para la concentracion. Creo que le sorprendio que lo hubiera averiguado por mis propios medios.
Dejame resumir de manera breve el concepto de simpatia, dado que seguramente tu nunca necesitaras tener mas que una vaga comprension de como funcionan esas cosas.
En primer lugar, la energia no puede crearse ni destruirse. Cuando levantas un drabin y el otro se levanta el solo de la mesa, el que tienes en la mano pesa como si los estuvieras levantando los dos, porque en realidad lo estas haciendo.
Eso, en teoria. En la practica, notas como si estuvieras levantando tres drabines. Ningun vinculo simpatico es perfecto. Cuanto mas diferentes son los objetos, mas energia se pierde en el proceso. Imagina un acueducto que pierde agua y que conduce a una noria. Un buen vinculo simpatico tiene muy pocas perdidas, y aprovecha la mayor parte de la energia. Un mal vinculo esta lleno de agujeros; solo una pequena parte del esfuerzo que pones en ello va hacia lo que tu quieres hacer.
Intente, por ejemplo, unir un trozo de tiza y una botella de cristal llena de agua. Habia muy poca similitud entre los dos objetos, asi que aunque la botella de agua pesara un kilo, cuando intente levantar la tiza me parecio que pesaba veinticinco. El mejor vinculo que encontre fue el de una rama que habia partido por la mitad.
Cuando hube comprendido ese ejercicio de simpatia, Ben me enseno otros. Docenas de vinculos simpaticos. Un centenar de pequenos trucos para canalizar la fuerza. Cada uno de ellos era una palabra diferente del vasto vocabulario que yo estaba empezando a conocer. Muchas veces era tedioso; no te lo cuento con mas detalles para no aburrirte.
Ben seguia dandome lecciones de otras disciplinas: historia, aritmetica y quimica; sin embargo, lo que mas me interesaba era la simpatia. Ben compartia sus secretos con moderacion, y me hacia demostrarle que dominaba uno antes de pasar al siguiente. Pero por lo visto, yo tenia un don, mas alla de mi aficion natural a absorber conocimientos, de modo que nunca tenia que esperar demasiado.
No estoy diciendo que el camino siempre fuera llano. La misma curiosidad que me convertia en un alumno tan entusiasta me causaba problemas con cierta regularidad.
Una noche, cuando encendia el fuego para cocinar de mis padres, mi madre me sorprendio cantando una cancion que habia aprendido el dia anterior. No me habia percatado de que mi madre estaba detras de mi, asi que se quedo escuchandome mientras yo golpeaba un leno contra otro y, distraido, recitaba:
Siete cosas guarda lady Lackless
bajo su negro vestido:
un anillo que no es para ponerse,
una palabra que es casi un gemido.
Junto al cirio de su esposo
hay una puerta sin pomo;
en una caja sin tapa ni candado
encierra Lackless las piedras de su amado.
Ella tiene un secreto guardado,
que suena en vez de dormir sin tardanza;
por un camino que no es el trillado
lady Lackless lia su adivinanza.
Se la habia oido cantar a una nina que iba por la calle dando saltitos. Solo la habia oido dos veces, pero se me habia quedado grabada. Era una cancion pegadiza, como casi todas las canciones infantiles.
Mi madre me oyo y se acerco al fuego.
– ?Que era eso que cantabas, cielo? -No lo dijo con enfado, pero me di cuenta de que tampoco estaba contenta.
– Es una cancion que oi en Fallows -conteste de manera evasiva. Tenia prohibido jugar con los ninos de los pueblos por los que pasabamos. «La desconfianza se convierte rapidamente en aversion -subrayaba mi padre a los nuevos miembros de la troupe-, asi que cuando estemos en un pueblo manteneos juntos y sed educados.» Puse unos troncos mas gruesos en el fuego y deje que las llamas los acariciaran.
Mi madre se quedo un rato callada, y cuando yo ya empezaba a pensar que no seguiria insistiendo, me dijo:
– No me gusta esa cancion. ?Te has parado a pensar en su significado?
La verdad era que no. Parecia un poemilla sin sentido. Pero cuando la repeti mentalmente, cai en la cuenta de que encerraba claras alusiones sexuales.
– No, no lo habia pensado.
Su expresion se suavizo un tanto, y se agacho para acariciarme el cabello.
– Piensa siempre en lo que cantas, carino.
Por lo visto, me habia librado; pero no pude evitar preguntar:
– ?Que diferencia hay con algunos pasajes de
Vi como mi madre componia una expresion firme, ni enfadada ni contenta. Entonces cambio algo en su cara.
– Dime tu donde esta la diferencia -dijo.
Yo detestaba las preguntas con trampa. La diferencia era obvia: una me meteria en un lio, y la otra, no. Espere un poco para demostrar que habia reflexionado lo suficiente sobre el asunto, y luego sacudi la