– ?Crees que lo sabes? -pregunto Ben, intrigado-. ?Cual es tu teoria?

Mi padre solto una risita.

– No, Ben. Tendras que esperar, como los demas. Esta cancion me ha hecho sudar mucho, y no voy a revelar su esencia hasta que este terminada.

Detecte desilusion en la voz de Ben cuando refunfuno:

– Estoy seguro de que esto solo es una artimana para que siga viajando con vosotros. No podre marcharme hasta que haya oido esa maldita cancion.

– Entonces ayudanos a terminarla -tercio mi madre-. Las senales de los Chandrian son otra informacion clave que nos esta costando mucho aclarar. Todo el mundo coincide en que hay senales que alertan de su presencia, pero nadie se pone de acuerdo sobre cuales son.

– Dejame pensar… -dijo Ben-. El fuego azul es evidente, por supuesto. Pero no estoy seguro de si debe atribuirse en particular a los Chandrian. En algunas historias indica, simplemente, la presencia de demonios. En otras, de seres Fata, o de cualquier tipo de magia.

– Conozco algunas en que tambien es una senal de presencia de particulas nocivas en el aire -aporto mi madre.

– Ah, ?si? -dijo mi padre.

Mi madre asintio.

– Cuando una lampara arde con llama azul, sabes que hay grisu en la atmosfera.

– Dios mio, grisu en una mina de carbon -dijo mi padre-. Apaga la llama y pierdete en la oscuridad, o dejala arder y haz que explote todo. Eso me daria mas miedo que los demonios.

– Tambien admito el hecho de que ciertos arcanistas utilizan ocasionalmente velas o antorchas amanadas para impresionar a los aldeanos ingenuos -dijo Ben carraspeando con afectacion.

Mi madre rio.

– No olvides con quien estas hablando, Ben. Nosotros nunca le reprochariamos a nadie su sentido de la teatralidad. De hecho, las velas azules quedarian muy bien la proxima vez que representemos Daeonica. Si es que encuentras un par por algun sitio.

– Vere lo que puedo hacer -dijo Ben, jocoso-. Otras senales… Se supone que una es tener los ojos como las cabras, o no tener ojos, o tenerlos negros. Eso lo he oido a menudo. Tambien he oido decir que las plantas se mueren cuando los Chandrian andan cerca. La madera se pudre, el metal se oxida, los ladrillos se desmenuzan… -Hizo una pausa-. Aunque no se si eso son varias senales, o una sola.

– Ahora empiezas a entender los problemas que tengo -dijo mi padre con aire taciturno-. Y por otra parte esta por determinar si todos comparten las mismas senales, o si cada uno tiene las suyas.

– Ya te lo he dicho -dijo mi madre con exasperacion-. Una senal para cada uno. Es mucho mas logico.

– Es la teoria favorita de mi senora esposa -dijo mi padre-. Pero no encaja. En la mayoria de las historias, la unica senal es el fuego azul. En otras, hay animales que enloquecen y, en cambio, no hay fuego azul. En otras, hay un hombre con ojos negros y animales que enloquecen y fuego azul.

– Ya te he dicho como interpretarlo -dijo ella. Su tono, irritado, indicaba que mis padres ya habian mantenido otras veces esa discusion-. No tienen por que aparecer siempre juntos. Podrian ir en grupos de tres o de cuatro. Si uno de ellos hace que se apague el fuego, parecera lo mismo que si todos ellos hicieran apagarse el fuego. Eso explicaria las diferencias entre las historias. Diferentes numeros y diferentes senales, dependiendo de los grupos que formen.

Mi padre mascullo algo.

– Tienes una esposa muy inteligente, Arl -dijo Ben, suavizando la tension-. ?Por cuanto me la venderias?

– La necesito para trabajar, desgraciadamente. Pero si te interesa alquilarmela por una breve temporada, estoy seguro de que podriamos llegar a un… -Se oyo un golpazo, blando, seguido de una risita y un quejido de mi padre-. ?Se te ocurre alguna otra senal?

– Dicen que son frios al tacto. Aunque no me explico como pueden saberlo. He oido que el fuego no arde cuando estan cerca. Aunque eso contradice directamente lo del fuego azul. Podria…

El viento soplo mas fuerte, agitando los arboles. El susurro de las hojas no me dejo oir lo que decia Ben. Aproveche el ruido para acercarme sigilosamente un poco mas al carromato.

– …y estar «enyuntados a las sombras», aunque no se que significa eso -oi decir a mi padre cuando amaino el viento.

Ben emitio un grunido.

– Yo tampoco lo se. Oi una historia en la que los descubrian porque sus sombras apuntaban en una direccion ilogica, hacia la luz. Y otra en la que a uno de ellos lo llamaban «adumbrado». Algo asi como «fulanito el Adumbrado». Vaya, no logro recordar el nombre.

– Hablando de nombres, esa es otra cosa con la que tengo problemas -dijo mi padre-. He recopilado un par de docenas y me gustaria que me dieras tu opinion. La mayoria…

– Mira, Arl -lo interrumpio Ben-, te agradeceria que no los dijeras en voz alta. Me refiero a los nombres propios. Si quieres puedes escribirlos en el suelo, o voy a buscar una pizarra, pero prefiero que no los pronuncies. Ya sabes lo que dicen: mas vale prevenir que curar.

Se hizo un profundo silencio. Me quede quieto, con un pie en alto, temiendo que me hubieran oido.

– No me mireis asi -dijo Ben con irritacion.

– Es que nos has sorprendido, Ben -dijo la dulce voz de mi madre-. No pareces una persona supersticiosa.

– No lo soy -dijo Ben-. Soy prudente, que no es lo mismo.

– Claro -concedio mi padre-. Yo nunca…

– Guardate eso para tus clientes, Arl -le corto Ben sin disimular su enfado-. Eres demasiado buen actor para que se te note, pero se muy bien cuando alguien me considera un chiflado.

– Es que no me lo esperaba, Ben -se disculpo mi padre-. Eres una persona culta, y yo estoy harto de la gente que toca hierro y derrama la cerveza en cuanto menciono a los Chandrian. Solo estoy reconstruyendo una historia; no juego con las artes oscuras.

– Bueno, escuchadme bien. Me caeis demasiado bien para dejar que penseis que soy un viejo chiflado -dijo Ben-. Ademas, despues quiero hablar con vosotros de un asunto, y necesito que me tomeis en serio.

El viento siguio aumentando, y aproveche el ruido para recorrer el trozo que me faltaba. Bordee con sigilo el carromato de mis padres y me asome entre un velo de hojas. Estaban los tres sentados alrededor del fuego: Ben encima de un tocon, acurrucado bajo su capa, marron y deshilachada; mis padres enfrente de el -mi madre, recostada sobre mi padre-, con una manta que los cubria a los dos.

Ben cogio una jarra de arcilla, lleno una taza de cuero y se la dio a mi madre. Cuando hablo, le salio vaho por la boca.

– ?Que sienten en Atur con relacion a los demonios? -pregunto.

– Les tienen miedo. -Mi padre se dio unos golpecitos en la sien-. Tanta religion les reblandece el cerebro.

– ?Y en Vintas? -pregunto Ben-. Muchos son tehlinos. ?Sienten lo mismo?

Mi madre sacudio la cabeza.

– Piensan que es un poco absurdo. Sus demonios son metaforicos.

– Entonces, ?de que tienen miedo por la noche en Vintas?

– De los Fata -contesto mi madre.

Mi padre dijo al mismo tiempo:

– De Draugar.

– Ambos teneis razon, dependiendo de la region del pais -dijo Ben-. Y aqui, en la Mancomunidad, la gente se muere de risa cuando alguien menciona cualquiera de esas dos cosas. -Senalo los arboles con un amplio movimiento del brazo-. Pero aqui, cuando llega el otono, todos se cuidan de no atraer la atencion de los engendros.

– Si, tienes razon -concedio mi padre-. Para ser un buen artista tienes que conocer a tu publico.

– Sigues pensando que estoy loco -dijo Ben, risueno-. Mira, si manana entraramos en Biren y alguien te dijera que hay engendros en los bosques, ?le creerias? -Mi padre nego con la cabeza-. ?Y si te lo dijeran dos personas? -Mi padre volvio a negar.

Ben se inclino hacia delante.

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