Mientras mi mente dormia, gran parte de los detalles dolorosos del dia anterior se escondieron detras de la segunda puerta: Pero no del todo. No olvide lo que habia pasado, y sin embargo el recuerdo quedo amortiguado, como si lo viera a traves de una tupida gasa. Si hubiera querido, habria podido recordar las caras de los muertos, la cara de aquel hombre de ojos negros. Pero no queria recordar. Empuje esos pensamientos y deje que acumularan polvo en un rincon de mi mente que utilizaba poco.
Sone. No con sangre, ojos vidriosos y olor a pelo quemado, sino con cosas mas agradables. Y poco a poco, la herida dejo de dolerme…
Sone que iba por el bosque con Laclith, aquel cazador que habia viajado con nuestra troupe cuando yo era mas pequeno. El caminaba en silencio entre la maleza, mientras que yo hacia mas ruido que un buey herido arrastrando un carro volcado.
Tras un largo silencio, me pare para contemplar una planta. El se me acerco por detras con sigilo y dijo: «Milenrama. Puedes reconocerla por el filo de las hojas». Estiro un brazo y acaricio suavemente las hojas vellosas. Asenti.
«Esto es un sauce. Puedes masticar la corteza para aliviar el dolor. -'Era amarga y un poco arenosa-. Esto es vedegambre. No toques las hojas. -No lo hice-. Esto es cimifuga. Los frutos son comestibles cuando estan rojos, pero nunca cuando estan verdes, amarillos o naranjas.
»Asi es como tienes que pisar cuando quieras caminar sin hacer ruido. -Lo probe y me dolieron las pantorrillas-. Asi es como tienes que apartar silenciosamente la maleza sin dejar senales de tu paso. Aqui es donde encontraras madera seca. Asi es como te proteges de la lluvia cuando no tienes una lona. Eso es paterradicula. Puedes comerla, pero sabe mal. Esto -continuo senalando- es ferularia, y eso, naranjina: no las comas nunca. La que tiene pequenos nudos es burrum. Solo debes comerla si antes has comido ferularia, por ejemplo. Te hara vomitar lo que tengas en el estomago.
»Con este cepo nunca atraparas un conejo. Con este, en cambio, si.» Hizo un lazo con una cuerda, y luego hizo otro diferente.
Mientras veia como sus manos manipulaban la cuerda, comprendi que ya no era Laclith, sino Abenthy. ibamos en el carromato, y el me estaba ensenando a hacer nudos de marinero.
«Los nudos son interesantes -comento Ben-. El nudo puede ser la parte mas fuerte o la mas debil de la cuerda. Depende por completo de lo bien que lo ates.» Levanto las manos y me mostro un nudo muy complejo que se extendia entre sus dedos.
Le brillaron los ojos.
«?Alguna pregunta?»
«?Alguna pregunta?», dijo mi padre. Habiamos parado porque habiamos encontrado un itinolito. Estaba sentado afinando su laud; por fin iba a cantarnos su cancion a mi madre y a mi. Habiamos esperado mucho ese momento. «?Alguna pregunta?», repitio, sentado con la espalda apoyada en la gran piedra gris.
«?Por que nos paramos en las rocas de guia?»
«Sobre todo por tradicion. Pero hay gente que dice que senalaban antiguos caminos… -la voz de mi padre cambio y se convirtio en la voz de Ben- caminos seguros. A veces, caminos a lugares seguros; otras, caminos seguros que conducian a lugares peligrosos. -Ben acerco una mano a la piedra, como si se la calentara junto al fuego-. Pero tienen poder. Eso solo un loco lo negaria.»
Entonces Ben ya no estaba, y no habia una piedra erguida, sino muchas. Mas de las que yo habia visto jamas juntas en un sitio. Formaban un doble circulo a mi alrededor. Una piedra estaba apoyada sobre otras dos, formando un arco enorme bajo el que habia espesas sombras. Estire un brazo para tocarla…
Y desperte. Mi mente habia cubierto el dolor con los nombres de un centenar de raices y bayas, cuatro maneras de hacer fuego, nueve cepos hechos con solo un arbol joven y una cuerda, y un truco para encontrar agua potable.
El resto del sueno no me parecio tan interesante. Ben nunca me habia ensenado nudos de marinero. Y mi padre no habia terminado su cancion.
Hice inventario de lo que tenia: un saco de lona, un cuchillo pequeno, un ovillo de cuerda, cera, un penique de cobre, dos ardites de hierro y
Me puse a buscar agua. «Lo primero es el agua -me habia dicho Laclith-. Sin todo lo demas puedes aguantar varios dias.» Me fije en la inclinacion del terreno y segui algunos rastros de animales. Para cuando encontre una pequena charca, alimentada por un manantial, entre unos abedules, el cielo empezaba a tenirse de rojo detras de los arboles. Estaba muerto de sed, pero fui prudente y solo bebi un pequeno sorbo.
Luego recogi lena seca de los huecos de los arboles y de debajo de las copas mas espesas. Hice un cepo sencillo. Busque tallos de balsamaria y me unte las heridas de los dedos con la savia. El escozor me ayudo a no recordar como me los habia lastimado.
Mientras esperaba a que se secara la savia, mire por primera vez alrededor. Los robles y los abedules competian por el espacio. Sus troncos componian un dibujo de luz y oscuridad alternas bajo el toldo formado por las ramas. Un riachuelo salia de la charca, discurria entre unas rocas y se perdia hacia el este. Debia de ser bonito, pero no me di cuenta. No podia darme cuenta. Para mi, los arboles eran un refugio; la maleza, una fuente de alimento; y la charca en que se reflejaba la luz de la luna solo me recordaba la sed que tenia.
Tambien habia una gran piedra rectangular, tumbada sobre un lado, cerca de la charca. Unos dias atras, la habria reconocido al instante: era un itinolito. Sin embargo, ahora la veia como un eficaz cortavientos, algo en lo que apoyar la espalda para dormir.
Vi, a traves del toldo de hojas, que habian salido las estrellas. Eso significaba que habian pasado varias horas desde que probara el agua. Como no me habia encontrado mal, deduje que debia de ser potable y di un largo sorbo.
En lugar de reanimarme, lo unico que consegui al beber fue darme cuenta de lo hambriento que estaba. Me sente en la piedra, al borde de la charca. Arranque las hojas de los tallos de balsamaria y me comi una. Era aspera, rugosa y amarga. Me comi el resto, pero no sirvio de nada. Bebi un poco mas de agua y me tumbe para dormir; no me importaba que la piedra fuera dura y estuviese fria, o al menos hice como si no me importara.
Desperte, bebi agua y fui a ver el cepo que habia puesto. Me sorprendio encontrar un conejo todavia vivo atrapado en la cuerda. Cogi mi cuchillo y recorde lo que Laclith me habia explicado que habia que hacer para matar y desollar un conejo. Entonces pense en la sangre y en lo que sentiria cuando me manchara las manos. Senti nauseas y vomite. Solte el conejo y volvi a la charca.
Bebi un poco mas de agua y me sente en la piedra. Estaba un poco mareado, y me pregunte si seria de hambre.
Al cabo de un rato me despeje y me reprendi por lo estupido que habia sido. Vi unas setas que crecian en un arbol muerto y me las comi despues de lavarlas en la charca. Eran arenosas y sabian a tierra. Me comi todas las que encontre.
Puse otro cepo, un cepo que matara a la presa. Entonces oli que se avecinaba lluvia y volvi al itinolito para hacerle un refugio a mi laud.
19 Dedos y cuerdas
Al principio era casi como un automata y realizaba sin pensar las acciones imprescindibles para mantenerme vivo.
Me comi el segundo conejo que atrape, y el tercero. Encontre unas matas de fresas silvestres. Arranque raices. Al final del cuarto dia, tenia cuanto necesitaba para sobrevivir: un hoyo rodeado de piedras donde hacer fuego y un refugio para mi laud. Incluso habia reunido un pequeno monton de alimentos a los que podria recurrir en caso de emergencia.
Tambien tenia una cosa que no necesitaba: tiempo. Una vez que me hube ocupado de mis necesidades inmediatas, me di cuenta de que no tenia nada que hacer. Creo que fue entonces cuando una pequena porcion de mi mente empezo a despertar poco a poco.