que pagan esas matriculas desorbitadas solo para poder quejarse.
– A mi no me importa -intervino Manet-. Ellos, que paguen. Y a mi que sigan cobrandome poco.
Di un respingo, pues alguien dejo bruscamente una bandeja al otro lado de la mesa.
– Supongo que hablais de mi. -El dueno de la bandeja era un joven de ojos azules, atractivo, con una barba muy bien recortada y unos prominentes pomulos modeganos. Llevaba ropa cara y de colores apagados, y un punal con empunadura forrada de alambre en el cinto. Era la primera vez que veia a alguien armado en la Universidad.
– ?Sovoy! -Simmon estaba anonadado-. ?Que haces aqui?
– Lo mismo me pregunto yo. -Sovoy le echo un vistazo al banco-. ?Es que en este sitio no hay sillas decentes? -Tomo asiento; se movia con una extrana combinacion de elegante distincion y rigida y ofendida dignidad-. Excelente. Ya me veo comiendo en una tabla de trinchar y lanzandoles los huesos a los perros por encima del hombro.
– Las normas de etiqueta dictan que hay que hacerlo por encima del hombro izquierdo, alteza -bromeo Manet, sonriente, mientras masticaba pan.
Los ojos de Sovoy lanzaron un destello de enojo, pero antes de que pudiera decir nada, Simmon pregunto:
– ?Que ha pasado?
– La matricula me ha costado sesenta y ocho strehlanes -respondio Sovoy, indignado.
Simmon parecia desconcertado.
– ?Es mucho? -pregunto.
– Si, muchisimo -dijo Sovoy con sarcasmo-. Y sin ningun motivo. He contestado bien todas las preguntas. Esto es un ajuste de cuentas, sencillamente. A Mandrag no le caigo nada bien. Ni a Hemme. Ademas, todo el mundo sabe que a los nobles nos sacan mas dinero que a vosotros. Nos exprimen como limones.
– Simmon es noble -dijo Manet apuntando a Simmon con una cuchara-. Y a el no le va tan mal.
Sovoy expulso el aire ruidosamente por la nariz.
– El padre de Simmon es un duque de pacotilla que obedece a un reyecillo de Atur. En los establos de mi padre hay linajes mas antiguos que los de la mitad de vuestras mansiones atur.
Simmon se puso un poco tenso, pero no desvio la mirada de su plato.
Wilem se volvio hacia Sovoy y lo miro con dureza. Pero antes de que dijera nada, Sovoy se desplomo y se froto la cara con una mano.
– Lo siento, Sim, tuyos sean mi casa y mi nombre. Es que… confiaba en que este bimestre las cosas me irian mejor, y en cambio me han ido peor. Con mi asignacion no me llega ni para pagar la matricula, y ya nadie me amplia el credito. ?Sabes lo humillante que es eso? He tenido que dejar mis habitaciones en El Pony de Oro. Estoy en el tercer piso de las Dependencias. He estado a punto de tener que compartir una habitacion. ?Que diria mi padre si se enterara?
Simmon, con la boca llena, se encogio de hombros e hizo un gesto con la cuchara que parecia indicar que no pasaba nada.
– Quiza te iria mejor si no te presentaras siempre tan emperifollado -sugirio Manet-. No te pongas tu ropa de seda para pasar por Admisiones.
– ?Asi funciona? -dijo Sovoy, encolerizandose de nuevo-. ?Tengo que rebajarme? ?Frotarme el pelo con ceniza? ?Desgarrarme la ropa? -A medida que se iba enfureciendo, su cadencioso acento iba haciendose mas pronunciado-. No. Ellos no son mejores personas que yo. No tengo por que inclinarme ante ellos.
Un incomodo silencio se apodero de la mesa. Vi que muchos alumnos estaban contemplando el espectaculo desde las mesas cercanas.
–
La voz de Sovoy fue haciendose mas debil a medida que hablaba, hasta que parecio que hablara solo.
– Mi sangre se remonta a cincuenta generaciones, es mas vieja que los arboles y que las piedras. Y mirad como tengo que verme. -Se sujeto la cabeza con las palmas de las manos y miro su bandeja de laton-. Pan de cebada. ?Por todos los dioses, los humanos comen trigo!
Me quede mirandolo mientras masticaba un trozo de pan moreno. Estaba delicioso.
– No se en que estaba pensando -dijo de pronto Sovoy poniendose en pie-. No puedo soportarlo. -Se marcho precipitadamente, dejando su bandeja en la mesa.
– Ese es Sovoy -me dijo Manet-. No es mala gente, aunque generalmente no esta tan borracho.
– ?Es modegano?
Simmon rio.
– Es imposible ser mas modegano que Sovoy.
– No deberias provocarlo -le dijo Wilem a Manet. Su marcado acento me impidio distinguir si estaba reprendiendo a Manet, pero no cabia duda de que su moreno rostro de cealdico reflejaba reproche. Supuse que, como tambien era extranjero, comprendia mejor las dificultades de Sovoy para adaptarse al idioma y a la cultura de la Mancomunidad.
– Si, lo esta pasando muy mal -aporto Simmon-. ?Os acordais de cuando tuvo que dejar marchar a su criado?
Con la boca llena, Manet hizo como si tocara un violin imaginario. Puso los ojos en blanco y adopto una expresion nada comprensiva.
– Esta vez ha tenido que vender sus anillos -anadi. Wilem, Simmon y Manet me miraron con curiosidad-. Tenia unas marcas palidas en los dedos -explique levantando una mano.
Manet me miro con los ojos entornados.
– Vaya, vaya. Nuestro nuevo alumno no tiene ni un pelo de tonto. -Se volvio hacia Wilem y Simmon-. Chicos, me juego dos iotas a que el joven Kvothe consigue entrar en el Arcano antes de que termine el tercer bimestre.
– ?Tres bimestres? -dije, sorprendido-. Tenia entendido que lo unico que habia que hacer era demostrar que se dominan los principios basicos de la simpatia.
Manet me sonrio y dijo:
– Eso se lo dicen a todos. Principios de Simpatia es una de las asignaturas que te hara sudar tinta antes de que te asciendan a E'lir. -Se volvio hacia Wil y Sim, expectante-. ?Que me decis? ?Dos iotas?
– De acuerdo. -Wilem me miro como disculpandose-. No te ofendas. Me gusta arriesgarme.
– ?Que asignaturas has elegido? -me pregunto Manet mientras Wil y el cerraban el trato con un apreton de manos.
La pregunta me pillo desprevenido.
– Todas, supongo.
– Hablas como yo hace treinta anos -dijo Manet riendo-. ?Por donde vas a empezar?
– Por los Chandrian -conteste-. Quiero saber todo lo que pueda sobre los Chandrian.
Manet fruncio el ceno, y luego solto una carcajada.
– Bueno, supongo que no deberia extranarme. Sim estudia a las hadas y a los duendes. Wil cree en todo tipo de absurdos espiritus celestes cealdicos. -Inflo el pecho-. A mi me encantan los diablillos y los engendros.
Note que me ruborizaba de verguenza.
– Por el cuerpo de Dios, Manet -le corto Sim-. ?Se puede saber que mosca te ha picado?
– Acabo de apostar dos iotas por un chico que quiere estudiar cuentos infantiles -refunfuno Manet apuntandome con el tenedor.
– Se referia al folclore y a esas cosas. -Wilem me miro-. ?Te interesa investigar en el Archivo?
– El folclore es solo una parte -me apresure a decir para guardar las apariencias-. Quiero ver si las leyendas folcloricas de diferentes culturas se ajustan a la teoria de Teccam de la septologia narrativa.
Sim miro a Manet.
– ?Lo ves? ?Por que estas tan quisquilloso? ?Cuando dormiste por ultima vez?
– No me hables en ese tono -protesto Manet-. La otra noche dormi unas horas.
– ?La otra noche? ?Que noche? -insistio Sim.
Manet hizo una pausa y se quedo mirando su bandeja.