su cara formaron un ceno feroz.

– Eso entraria en la categoria de uso imprudente de la simpatia -aporto Lorren friamente.

– ?Es esto una mocion para retirar las dos acusaciones y sustituirlas por la de uso imprudente de la simpatia? -pregunto el rector tratando de recuperar una apariencia de formalidad.

– Si -respondio Arwyl sin dejar de fulminar a Hemme con la mirada.

– ?Apoyan todos la mocion? -pregunto el rector.

Todos afirmaron, excepto Hemme.

– ?Alguien se opone?

Hemme permanecio callado.

– Maestro archivero, ?cual es el castigo por uso imprudente de la simpatia?

– Si alguien resulta herido por uso imprudente de la simpatia, el alumno infractor recibira no mas de siete latigazos en la espalda. -Me pregunte que libro estaria citando el maestro Lorren.

– ?Numero de latigazos propuestos?

Hemme miro a los otros maestros y comprendio que se habia producido un cambio de opinion.

– Tengo ampollas hasta la rodilla -dijo apretando los dientes-. Tres latigazos.

El rector carraspeo.

– ?Se opone algun maestro a esa medida?

– Si -dijeron Elxa Dal y Kilvin a la vez.

– ?Quien quiere cancelar el castigo? Levanten la mano, por favor.

Elxa Dal, Kilvin y Arwyl levantaron la mano al instante, y a continuacion lo hizo el rector. Mandrag, Lorren, Brandeur y Hemme no la levantaron. Elodin me sonrio alegremente, pero no levanto la mano. Lamente mi reciente visita al Archivo, que tan mala impresion le habia causado a Lorren. De no ser por eso, quiza Lorren habria hecho inclinar la balanza a mi favor.

– Cuatro y medio a favor de suspender el castigo -dijo el rector tras una pausa-. El castigo sigue en pie. Se aplicara manana, el tres de Caitelyn, a mediodia.

Como estaba sumido en el Corazon de Piedra, lo unico que senti fue una leve curiosidad analitica respecto a que sentiria al ser azotado en publico. Todos los maestros fueron a levantarse, pero antes de que la reunion pudiera darse por terminada, dije:

– ?Senor rector?

El rector respiro hondo y solto el aire con un fuerte bufido.

– ?Si?

– Durante mi admision, usted dijo que podria entrar en el Arcano si demostraba que dominaba los principios basicos de la simpatia. -Lo cite casi literalmente-. ?Constituye esto una prueba?

Hemme y el rector abrieron la boca para hablar. Hemme fue quien lo hizo mas alto:

– ?Que te has creido, gallito!

– ?Hemme! -le espeto el rector. Entonces me miro y dijo-: Me temo que la prueba de dominio requiere algo mas que un sencillo vinculo simpatico.

– Un vinculo doble -lo corrigio Kilvin con brusquedad.

Entonces intervino Elodin, lo cual sorprendio a los otros maestros:

– Se de alumnos que actualmente pertenecen al Arcano y que tendrian graves dificultades para completar un vinculo doble, y mas aun para obtener calor suficiente para «cubrirle a alguien el pie de ampollas hasta la rodilla». -Habia olvidado que la debil voz de Elodin se colaba en los rincones mas oscuros de tu pecho cuando hablaba. Volvio a sonreirme alegremente.

Hubo unos momentos de silenciosa reflexion.

– Cierto -admitio Elxa Dal, y me miro con interes.

El rector agacho la cabeza y se quedo un minuto contemplando el tablero de la mesa. Entonces se encogio de hombros, levanto la cabeza y compuso una sonrisa sorprendentemente alegre.

– Quienes esten a favor de admitir el uso imprudente de la simpatia del alumno de primer curso Kvothe como prueba de dominio de los principios basicos de la simpatia, que levanten la mano.

Kilvin y Elxa Dal levantaron las manos a la vez. Arwyl lo hizo poco despues. Elodin agito una mano. Tras una pausa, el rector levanto la mano tambien, y dijo:

– Cinco y medio a favor de que Kvothe sea admitido en el Arcano. Mocion aprobada. Se da por terminada la reunion. Que Tehlu nos proteja a todos, locos y ninos. -Eso ultimo lo dijo en voz muy debil al mismo tiempo que apoyaba la frente en el pulpejo de una mano.

Hemme se marcho furioso de la sala, y despues lo hizo Bran-deur. Cuando ya habian traspasado la puerta, oi a Brandeur preguntar:

– ?No te habias protegido con un gram?

– No -le espeto Hemme-. Y no me hables en ese tono, como si fuera culpa mia. Es como culpar a alguien a quien han apunalado en un callejon por no llevar armadura.

– Todos deberiamos tomar precauciones -dijo Brandeur en tono conciliador-. Sabes tan bien como… -Se oyo cerrarse una puerta, y sus voces se perdieron.

Kilvin se levanto y movio los hombros como si los tuviera entumecidos. Me miro, se rasco la poblada barba con ambas manos y aire pensativo, y luego se acerco a mi.

– ?Has empezado ya a estudiar sigaldria, E'lir Kvothe?

Lo mire sin comprender.

– ?Se refiere a las runas, senor? Me temo que no.

Kilvin se paso las manos por la barba, pensativo.

– No hace falta que asistas a la clase de Artificeria Basica a la que te has apuntado. En lugar de eso, manana vendras a mi taller. A mediodia.

– Me temo que tengo otro compromiso a mediodia, maestro Kilvin.

– Hmmm. Si, claro. -Fruncio el ceno-. Entonces, al sonar la primera campanada.

– Lo siento, pero el chico tendra una cita con los mios despues de los azotes, Kilvin -dijo Arwyl con un destello de humor en los ojos-. Pidele a alguien que te lleve a la Clinica despues, hijo. Te recompondremos un poco.

– Gracias, senor.

Arwyl asintio y se dirigio hacia la puerta.

Kilvin lo vio marchar; luego se volvio hacia mi y dijo:

– En mi taller. Pasado manana. A mediodia. -Su tono de voz dejaba claro que no era una pregunta.

– Sera un honor, maestro Kilvin.

Kilvin mascullo algo y se marcho con Elxa Dal.

Me quede a solas con el rector, que seguia sentado. Nos miramos con fijeza mientras los pasos de los otros maestros se perdian en el pasillo. Sali del Corazon de Piedra y senti un cosquilleo de nerviosismo y miedo por todo lo que acababa de pasar.

– Siento mucho causar tantos problemas tan pronto, senor -dije con vacilacion.

– ?Oh! -exclamo el rector. Desde que estabamos solos, la expresion de su rostro se habia suavizado mucho-. ?Cuanto tiempo pensabas esperar?

– Por lo menos un ciclo, senor. -El haber estado tan cerca del desastre me habia dejado mareado de alivio. Note que mis labios componian una irreprimible sonrisa.

– Por lo menos un ciclo -repitio el rector. Se tapo la cara con ambas manos y se la froto; luego me miro y me sorprendio con una sonrisa ironica. Me di cuenta de que cuando no adoptaba esa expresion de severidad no parecia tan mayor. Seguramente no tenia ni cincuenta anos-. No pareces alguien que sabe que manana lo van a azotar -observo.

Aparte ese pensamiento de mi mente.

– Supongo que las heridas cicatrizaran, senor. -El rector me miro de forma extrana, y tarde unos momentos en comprender que era la misma mirada que estaba acostumbrado a recibir cuando vivia con la troupe. Fue a decir algo, pero yo me adelante-: No soy tan joven como parezco, senor. Ya lo se. Me gustaria que lo supieran tambien otras personas.

– Creo que no tardaran mucho en saberlo. -Me miro largo rato antes de levantarse de la mesa. Me tendio una mano-. Bienvenido al Arcano.

Le estreche la mano con solemnidad y nos separamos. Sali afuera y me sorprendio ver que era de noche.

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