Heide enarco una ceja y sonrio sin poder ocultar su alegria.
– ?Un nido de asesinos? No puedes escoger,
Se acerco a Heide y apoyo un dedo en su KVK I [13] de plata brillante.
– Por lo visto te falla la memoria. ?No te acuerdas de como obtuviste esta chatarra? Denuncia, Herr
– Tu no estas bueno -rezongo Heide-, pero haz lo que quieras con estos cretinos. Yo me lavo las manos.
El legionario rio suavemente,
– Cuanto ruido para nada. Con dejar a
– Llevenme -imploro la joven-. Van a matarnos, a mi bebe y a mi.
– No podemos llevarte. Pero recoge tus cosas y desaparece mientras estamos aqui.
– Tu fusilar ellos,
De su bolsillo saco un Ausweis rosa, que coloco ante las narices de
Sabiamos lo que era: una pequena tarjeta de identidad cuadrada.
– Tu fusilar en seguida,
– Verdaderamente, esta gachi esta bien dotada -comento Porta, riendo-. ?A ti que te parece,
– Si, con este bien apretadito en el cuello.
– ?Tienes ganas de estrangularla? -pregunto el legionario, haciendo ademanes significativos.
– ?Que si tengo ganas? -suspiro
Los rusos respiraron. Sin duda, entendian lo que deciamos.
La vieja no habia dejado de toser, mientras se rascaba el vientre con ayuda de un cepillo de mango largo; escupio en el suelo y avanzo un paso hacia
Escupio de nuevo en el suelo.
– Ya sabes,
– ?Donde esta tu pistola? -le pregunto
– Tengo derecho a tenerla -exclamo esta, fuera de si-. Estoy bajo la proteccion de la SS.
Antes de que pudieramos rechistar,
– ?Bravo, soldado, estrangulala! -gritaron los rusos.
El bebe lloro de una manera que destrozaba el alma; como si comprendiera la amenaza que se Cernia sobre su madre.
– Nuestro
– Deja a esta muchacha o te derribo.
– ?Pero si es una soplona: ?Por que no he de tener derecho a estrangularla? Si no lo hago yo lo haran los otros… Podrias darme este gusto
– ?Retirate! -grito
Todos se apartaron de
– Cuando esta guerra haya terminado, tratare de ser miembro de una sociedad parlamentaria, donde se tenga derecho a discutir razonablemente. Es muy fatigosa esta mania de meterte una metralleta ante las narices por un quitame alla esas pajas.
– ?Donde esta tu pistola? -le pregunto
– Aqui -contesto Porta desde la cocina. Enarbolaba una «PPD/38»-. No era dificil de encontrar; pero, de todos modos, es un juguete algo pesado para un gorrion como tu.
Enseno dos cargadores suplementarios, o sea, tres veces setenta y una pildoras.
– ?Esta cargada con balas dun-dun? -pregunto
– Si -repuso Porta, riendo.
Y saco habilmente una bala de un cargador y la lanzo contra la pared.
El proyectil estallo con ruido seco.
– Explosivo -comento
– Llevaos la metralleta. Nos vamos. Si quieres salvar la vida, pequena, desaparece. Pero a toda prisa. Si volvemos a encontrarte, dejare libertad de accion a
– No teneis derecho a quitarme mi arma -grito la muchacha-. Me quejare a las SS.
Dio media vuelta y se marcho.
– Tal vez la proxima vez, pajarito.