El
– ?Es que se ha vuelto loco? Utilice un poco el cerebro, y observe el HDV [4] para hablarme. De lo contrario, le ensenare a…
– Anda y que te ondulen – le interrumpio
Huhn inspiro profundamente. Jamas habia visto nada igual. Desde hacia siete anos, instruia a los reclutas de las guarniciones y de los campos. La ultima vez, en el terrible campamento disciplinario militar de Heuberg. Si alguien se hubiera atrevido a hacer lo que
– Has derramado el jugo del senor,
Huhn abrio y cerro la boca varias veces. En realidad, no sabia que decir. Lo que ocurria era totalmente increible. Ni siquiera el Consejo de Guerra le daria credito. Sin embargo, tenia que admitir que, efectivamente, tenia ante si a un corpulento y estupido
– Es inutil
Huhn entorno los ojos y avanzo un paso hacia
– Bueno, ya basta. ?Como te llamas, cerdo? Ya sabre meteros en cintura. Podeis estar seguros. Tengo los medios para hacerlo.
Saco papel y lapiz.
A
– Tu no estas bueno,
Sabe Dios lo que hubiera ocurrido si el teniente Ohlsen no hubiera intervenido. Llamo a Huhn y, al mismo tiempo, se volvio hacia
– Callese, Creutzfeld, si no quiere ir al calabozo. ?Entendido?
– Bien, mi teniente -contesto
Entrechoco los tacones y avanzo hacia nosotros arrastrando los pies.
– Le hinchare los morros a ese tipo -se prometio, al mismo tiempo que se sentaba.
– Ya os he dicho que nos divertiriamos -con el -dijo Heide, meneando la cabeza-. Es un crapula. Ya vereis. No ha terminado de darnos la lata.
– Podriamos atarle una granada en el trasero -propuso Porta.
– Dejaos de tonterias -dijo
–
Contemplabamos con recogimiento el alambique, en cuyo interior los vapores se transformaban en liquido.
Todos se habian agrupado a nuestro alrededor. Con la mirada fija,
– ?Esta manando! -exclamo Porta-. ?Maldita sea!
Se apresuro a poner una botella debajo.
– Hijos mios, no teneis idea de la sed que tengo -murmuro Heide.
La botella de Porta se lleno lentamente.
Durante toda la noche, proseguimos llenando botellas. Nuestro cansancio habia desaparecido de repente.
El teniente Ohlsen meneo la cabeza.
– Estais locos. Si os bebeis esto, estirareis la pata.
– En todo caso, mi teniente, sera una hermosa muerte -replico Heide mientras pasaba un dedo por el gollete.
– Pero, ?no vais a filtrarlo? -pregunto el teniente Spat, siguiendo las gotas con la mirada.
– No vale la pena -contesto el legionario.
– Pero, ?y el metanol? -pregunto el teniente.
– No nos importa -repuso con indiferencia el legionario-. Lo esencial es que podamos emborracharnos.
– Y lo conseguiremos -dijo Heide, con gran conviccion.
– Si Ivan sospechara que tenemos esta olla, nos atacaria en el acto.
– Nuestra olla es
El teniente Ohlsen se rio, y despues se marcho hacia un seto, seguido por el teniente Spat.
Al dia siguiente, tambien se nos permitio descansar bajo los manzanos. Nos pasamos toda la jornada cocinando. Para que nuestro trabajo fuera mas eficaz, habiamos creado grupos de trabajo. Empezabamos a albergar la ingenua esperanza de que se olvidarian de nosotros, y nos dejarian alli, bajo los manzanos.
Pero despues de medianoche, oimos una moto que bajaba con estrepito de la montana. Al llegar a nuestra altura, el vehiculo se detuvo. Un suboficial cubierto de barro salto al suelo.
– ?El jefe de la 5.? Compania? -grito.
El teniente Ohlsen se levanto para recibir el mensaje.
La estafeta desaparecio inmediatamente, a toda velocidad.
–
– Hay treinta y una botella -.declaro Porta, triunfalmente.
– ?Cuando empezaremos a beber? -pregunto
El legionario le miro con recelo: