17
Hunter no tuvo tiempo para reflexionar sobre el significado de aquel extrano lamento, porque le empujaron apresuradamente hacia la cubierta principal. Alli, bajo las estrellas y con las velas amainadas, observo que la luna estaba baja, lo que significaba que faltaban pocas horas para el amanecer.
Sintio una dolorosa punzada de desesperacion.
– ?Ingles, venid aqui!
Hunter busco con la mirada y vio a Cazalla, de pie cerca del palo mayor, en el centro de un circulo de antorchas. A sus pies, el marinero que se habian llevado antes estaba echado boca arriba con las extremidades extendidas y firmemente atado a cubierta. Algunos soldados espanoles lo rodeaban y todos sonreian contentos.
El propio Cazalla parecia muy agitado; respiraba rapida y superficialmente. Hunter vio que mascaba mas hoja de coca.
– Ingles, ingles -dijo, hablando ansiosamente-. Llegais a tiempo para asistir a nuestro pasatiempo preferido. ?Sabeis que hemos registrado vuestro barco? ?No? Bien, lo hemos hecho y hemos encontrado muchas cosas interesantes.
Dios mio, no, penso Hunter.
– Llevais mucha cuerda, ingles, y teneis unos curiosos garfios de hierro que se pliegan, ademas de unos extranos paquetes de tela que no sabemos que son. Pero sobre todo, ingles, no entendemos que es esto.
El corazon de Hunter latia aceleradamente. Si habian encontrado las granadas, todo habria acabado para ellos.
Pero Cazalla levanto una jaula con cuatro ratas. Las ratas corrian y chillaban aterrorizadas.
– ?Podeis imaginar, ingles, lo sorprendidos que nos quedamos al descubrir que llevabais ratas en vuestro barco? Nos preguntamos por que razon. ?Por que el ingles lleva ratas a Augustine? Augustine tiene ya suficientes ratas, ratas de Florida, excelentes. ?Verdad? Asi que querria saber como lo explicais.
Hunter vio que uno de los soldados hacia algo en la cara del marinero atado a cubierta. Al principio no distinguio que era; parecia que estuviese masajeando o frotando la cara del prisionero. Entonces Hunter se dio cuenta: le estaban untando el rostro con queso.
– Bien -continuo Cazalla, blandiendo la jaula-, esta claro que no tratais nada bien a vuestras amigas las ratas. Estan hambrientas, ingles. Quieren comer. ?Veis lo ansiosas que estan? Huelen la comida. Por eso estan tan nerviosas. Creo que deberiamos darles de comer, ?no estais de acuerdo?
Cazalla solto la jaula a pocos centimetros de la cara del hombre. Las ratas se lanzaron contra los barrotes, intentando llegar al queso.
– ?Veis a que me refiero, ingles? Vuestras ratas estan muy hambrientas. ?No creeis que deberiamos darles de comer?
Hunter miro las ratas, y los ojos aterrorizados del marinero inmovil.
– Me pregunto si vuestro amigo hablara -dijo Cazalla.
El marinero no podia apartar los ojos de las ratas.
– O quiza, hablareis por el, ingles.
– No -dijo Hunter cautelosamente.
Cazalla se inclino sobre el marinero y le dio un golpecito en el pecho.
– ?Y tu? ?Hablaras? -Con la otra mano, Cazalla toco el pestillo de la jaula.
El marinero miro el pestillo con los ojos desorbitados, mientras Cazalla levantaba la barra lentamente, un milimetro tras otro. Finalmente el pestillo se solto, pero Cazalla mantuvo la puerta cerrada con un dedo.
– Es tu ultima oportunidad, amigo mio…
– Non!-chillo el marinero-. Je parle! Je parle!
– Bien -dijo Cazalla, pasandose al frances con desenvoltura.
– A Matanceros -contesto el marinero.
Cazalla palidecio de rabia.
– ?Matanceros! Idiota, ?esperas que me lo crea? ?Atacar Matanceros! -Y bruscamente solto la puerta de la jaula.
El marinero chillo aterrorizado mientras las ratas saltaban sobre su cara. Sacudio la cabeza, y los cuatro cuerpos peludos se agarraron a la carne de las mejillas, el cuero cabelludo y la barbilla. Las ratas emitian grunidos y gritos; una de ellas salio despedida pero volvio inmediatamente, subiendo por el pecho agitado del hombre, y le mordio el cuello. El marinero no dejaba de aullar, con un sonido repetitivo y monotono. Por fin, el hombre se desmayo conmocionado y se quedo inmovil mientras las ratas, sin dejar de chillar, le devoraban la cara.
Cazalla se incorporo.
– ?Por que me tomais todos por estupido? -pregunto-. Ingles, os lo juro, descubrire la verdad sobre vuestro viaje.
Se volvio hacia los guardias.
– Volved a llevarlo abajo.
Hunter fue conducido otra vez a empujones a la cubierta inferior. Mientras lo bajaban por una angosta escalera, tuvo una breve vision por encima de la borda del Cassandra, anclado a pocos metros del buque de guerra.
18
El balandro Cassandra era esencialmente un velero abierto, con una unica cubierta principal expuesta a los elementos y pequenos compartimientos para almacenaje situados a proa y a popa. Los soldados y la nueva tripulacion los habian registrado aquella tarde, despues de apoderarse del velero. Los marineros habian hallado las provisiones y el equipo especial que a Cazalla le parecia tan raro.
Los soldados desplegados por el barco lo habian registrado a conciencia. Incluso habian mirado en las escotillas de proa y de popa que daban a la sobrequilla; con la ayuda de faroles habian visto que el agua de sentina llegaba casi a la altura de la cubierta, e hicieron comentarios sarcasticos sobre la pereza de los piratas por no haberla vaciado.
Cuando el Cassandra fondeo en la proteccion de la ensenada, refugiandose a la sombra del navio de guerra, los diez hombres de la tripulacion pasaron varias horas bebiendo y riendo a la luz de las antorchas. Cuando al fin se durmieron ya era de madrugada; echados en cubierta sobre mantas en el tibio aire nocturno, el ron los hizo caer en un sueno pesado. A pesar de que tenian la orden de establecer turnos de guardia, no se tomaron la molestia de hacerlo; la proximidad del navio de guerra les ofrecia suficiente proteccion.
En consecuencia, ningun miembro de la tripulacion echado en la cubierta oyo un suave gorgoteo en el compartimiento de la sentina y nadie vio que un hombre con una cana en la boca salia del agua grasienta y apestosa.
Sanson, temblando de frio, habia permanecido varias horas con la cabeza junto a la bolsa de piel encerada que contenia las valiosas granadas. Los espanoles no le habian visto ni a el ni a la bolsa. Apenas levanto la cabeza por encima del agua de sentina se golpeo contra la madera del puente. Le envolvia la oscuridad y habia perdido el sentido de la orientacion. Utilizando manos y pies, apreto la espalda contra el casco, sintiendo su curvatura. Dedujo que se encontraba en el lado de babor del barco, asi que se movio lentamente, en silencio, hacia el centro del barco. A continuacion, con extrema lentitud, avanzo hacia popa, hasta que su cabeza golpeo contra la hendidura rectangular de la escotilla de babor. Miro hacia arriba y vio unas tiras de luz que se filtraban entre las fisuras de la escotilla. El cielo estaba estrellado. No se oia ningun ruido, excepto los ronquidos de un marinero.
Respiro hondo y solto el aire. La escotilla se levanto unos centimetros. Podia ver la cubierta. Justo delante se encontro con la cara de un marinero dormido, apenas a treinta centimetros de distancia. El hombre roncaba