desmayaria. Los corales asomaban a la superficie por ambos lados, y entre ellos el espacio abierto apenas alcanzaba una decena de metros de ancho.
Satisfecha con el nuevo rumbo, Lazue cerro los ojos unos minutos. Percibia el color rosado de los parpados cerrados bajo los rayos de sol, pero se olvido del movimiento del barco, del viento que hinchaba las velas, de los olores del oceano. Estaba completamente concentrada en sus ojos, para que descansaran. Solo importaban sus ojos. Respiro honda y lentamente, preparandose para el proximo esfuerzo, haciendo acopio de energia y afinando su concentracion.
Sabia como ocurriria; conocia bien el inevitable proceso: al principio, ningun problema; despues, los primeros dolores oculares, que enseguida aumentarian de intensidad; a continuacion llegaria el lagrimeo irritante y corrosivo. Dentro de una hora estaria exhausta, careceria de la menor energia. Necesitaria dormir, como si llevara despierta una semana, y seguramente caeria inconsciente en cuanto bajara a cubierta.
Era para este esfuerzo que le esperaba, para este inmenso esfuerzo, para lo que se estaba preparando, respirando larga y lentamente, con los ojos cerrados.
En el caso de Enders, que estaba al timon, su concentracion era muy distinta. Tenia los ojos abiertos, pero apenas le interesaba lo que veia. Enders sentia el timon en las manos; la presion que ejercia en sus palmas; el canto de la cubierta bajo sus pies; el rugido del agua deslizandose bajo el casco; el viento en sus mejillas; la vibracion del aparejo; el conjunto complejo de fuerzas y tensiones que componian el navio. De hecho, Enders estaba tan concentrado que formaba parte del navio, estaba fisicamente conectado a el; era el cerebro del cuerpo del barco y conocia su estado hasta el menor detalle.
Podia determinar la velocidad a la que navegaba hasta la fraccion de un nudo; presentia cuando una vela estaba fuera de lugar; sabia si una carga se movia en la bodega, y donde; sabia cuanta agua habia en la sentina; sabia cuando el barco avanzaba con facilidad; cuando seguia el mejor rumbo; sabia cuando se apartaba de este y cuanto podria mantenerlo en estas condiciones y hasta donde forzarlo.
Podria decir todo esto con los ojos cerrados. Pero no podria explicar como lo sabia, solo que lo sabia. Ahora, trabajando con Lazue, estaba preocupado, precisamente porque debia ceder parte de su control a otro. Las senales de la mano de Lazue no significaban nada para el, porque no podia sentirlas directamente; aun asi, seguia las instrucciones de la vigia ciegamente, consciente de que debia confiar en ella. Pero estaba nervioso; sudaba ante el timon y sentia el viento mas fuerte en sus mejillas mojadas, mientras efectuaba las correcciones que ella le indicaba con los brazos extendidos.
Lazue estaba dirigiendo el barco hacia el sur. Debia de haber avistado la abertura en el arrecife, penso, y le estaba lle- vando hacia ella. Pronto la cruzarian. La mera idea le hacia sudar mas.
El pensamiento de Hunter estaba ocupado con otras preocupaciones. Corria arriba y abajo, de proa a popa, haciendo caso omiso tanto de Lazue como de Enders. El navio de guerra espanol se acercaba a cada minuto que pasaba; el borde superior de la vela maestra estaba ya bajo el horizonte. Todavia navegaba con todas las velas desplegadas, mientras que El Trinidad, ahora a tan solo una milla de la isla, habia recogido muchas de sus velas.
Mientras tanto, el Cassandra se habia colocado detras del barco mas grande, desviado a babor para observar la trayectoria que seguia Hunter para entrar en la bahia. La maniobra era necesaria, pero las velas del galeon estaban absorbiendo el viento del Cassandra, y el velero no alcanzaba una gran velocidad. De hecho, no la conseguiria hasta que estuviera a popa de El Trinidad. Una vez alli, seria mas vulnerable al navio de guerra espanol, a menos que se mantuviera junto a Hunter.
El problema llegaria cuando atravesaran la abertura. Los dos barcos pasarian el uno detras del otro; si El Trinidad no la cruzaba limpiamente, el Cassandra podria chocar con el, danando ambos barcos. Pero si eso sucedia en el paso, seria una pesadilla, y ambos barcos se hundirian tras impactar contra las rocas del arrecife. Hunter estaba seguro de que Sanson era consciente del peligro; y estaba igualmente seguro de que San- son sabia que no podia alejarse mucho.
Seria una maniobra peliaguda. Se dirigio a proa y miro el reflejo tembloroso del agua iluminada por el sol de la bahia del Mono. Ya veia claramente la lengua curva de tierra montanosa que sobresalia de la isla y formaba el gancho protector de la bahia.
El paso en el arrecife seguia invisible para el; estaba en alguna parte de aquel manto de agua reluciente y centelleante que tenia delante.
Alzo la mirada hacia lo alto del palo maestro, donde Lazue estaba indicando algo a Enders: lanzaba con fuerza el puno hacia delante, haciendo que chocara contra la palma de la otra mano abierta.
Enders empezo enseguida a gritar que amainaran otras velas. Hunter sabia que eso solo podia significar una cosa: estaban muy cerca del paso en el arrecife. Entorno los ojos hacia el brillo, pero siguio sin ver nada.
– ?Sondeadores! ?A babor y a estribor! -grito Enders. Poco despues, dos hombres a cada lado del casco empezaron a gritar alternativamente. El primero de ellos ya puso nervioso a Hunter.
– ?Cinco justos!
Cinco brazos de profundidad, poco menos de diez metros; ya era agua baja. El Trinidad tenia un fondeo de tres brazos, asi que no sobraba demasiado. En aguas poco profundas, las colonias coralinas podian facilmente alzarse hasta cuatro metros por encima del fondo marino, en formas y posiciones irregulares. Y el duro coral rasgaria el casco de madera como si fuera papel.
– Cinq et demi -fue el siguiente grito. Un poco mejor. Hunter espero.
– ?Seis largos!
Hunter respiro mejor. Debian de haber pasado el arrecife exterior; la mayor parte de las islas tenian dos, un arrecife interior poco profundo y otro mas profundo en el exterior. Tendrian un breve espacio de aguas seguras, antes de llegar al peligroso arrecife interior.
– Moins six! -llego un grito.
La profundidad ya estaba disminuyendo. Hunter se volvio a mirar a Lazue, en lo alto del palo mayor. Tenia el cuerpo inclinado hacia fuera, estaba relajada, casi indiferente. No podia ver su expresion.
El cuerpo de Lazue estaba, en efecto, relajado; estaba tan flojo que corria el peligro de caer del palo alto. Sus brazos se aferraban a la barandilla de la cofa con ligereza, inclinandose hacia delante; tenia los hombros caidos; todos los musculos sueltos.
Pero su rostro estaba tenso y arrugado, la boca contraida en una mueca agarrotada y los dientes apretados mientras miraba hacia el brillo con los ojos entornados. Tenia los ojos practicamente cerrados; llevaba tanto rato asi que parpadeaba involuntariamente de la tension. Podria haber sido una fuente de distraccion, pero Lazue ni siquiera era consciente de ello, porque ya hacia un buen rato que habia caido en una especie de trance.
Su mundo unicamente consistia en dos formas negras: la isla que tenia delante y el casco del barco que tenia debajo. Entre ambos solo habia una extension plana de agua temblorosa y torturadoramente brillante iluminada por el sol, que revoloteaba y burbujeaba de forma hipnotica. Apenas podia ver ningun detalle en aquella superficie.
De vez en cuando distinguia un coral a flor de agua. Aparecian como breves manchas negras en el cegador brillo blanco.
Otras veces, durante los momentos de calma entre las rafagas de viento, tenia una imagen momentanea de remolinos y corrientes, que hacian girar la pauta uniforme de destellos.
En otros momentos, en cambio, el agua se volvia opaca, de un plateado cegador. Lazue guio el barco a traves de la superficie centelleante totalmente de memoria; habia grabado en su cabeza la posicion del agua poco profunda, las cabezas de coral y los bancos de arena hacia mas de media hora, cuando el barco estaba mas lejos de la costa y el agua frente a ella era transparente. Se habia trazado una imagen mental detallada utilizando puntos de referencia en la costa y en el agua.
Observando el agua transparente en las proximidades de la zona mediana del barco y confrontando sus observaciones con la imagen mental, Lazue podia determinar la posicion de El Trinidad. En profundidad, en el lado de babor, vio desfilar la cabeza redonda de un coral cerebro, parecido a una gigantesca coliflor. Sabia que en aquel punto debian apuntar al norte, asi que saco el brazo derecho y miro como viraba el morro de proa, hasta que se alineo con el tronco de una palmera muerta que se encontraba en la playa. En ese momento dejo caer la mano y Enders siguio el nuevo rumbo.
Lazue entorno los ojos. Vio el coral a flor de agua, marcando los lados del canal. Apuntaban directamente al pasaje. Recordaba que, justo antes de entrar, debian virar ligeramente a estribor para esquivar otra cabeza de coral. Extendio la mano derecha y Enders efectuo la correccion.