Lazue miro directamente abajo. La segunda cabeza de coral paso, peligrosamente cerca del casco; el barco se estremecio al rozar el afloramiento, pero volvio a calmarse.
Extendio el brazo izquierdo y Enders cambio el curso otra vez. Volvio a alinearse con la palmera muerta y espero.
Enders se habia quedado paralizado tras oir el sonido de la cabeza de coral en el casco; sus nervios, tan tensos que escucharon con toda precision aquel sonido terrorifico, estaban a flor de piel; se sobresalto ante el timon, pero mientras el frotamiento continuaba, una ligera vibracion de proa a popa le indico que solo rozarian el coral. Solto un profundo suspiro.
A popa, sintio la vibracion que se acercaba a el por toda la longitud del barco. En el ultimo momento, solto el timon, sabiendo que la quilla era la parte mas vulnerable del barco bajo el agua. Un afloramiento tan grande, capaz apenas de rascar los percebes del casco, podia romper la quilla si el timon estaba tenso; y por esto aflojo. Despues, cogio el timon de nuevo y siguio las instrucciones de Lazue.
– Esta mujer podria partirle la espalda a una serpiente -murmuro, mientras El Trinidad se retorcia y viraba hacia la bahia del Mono.
– ?Menos de cuatro! -grito el sondeador.
Hunter, a proa, con los sondeadores a cada lado, observaba el agua brillante frente a ellos. No veia absolutamente nada delante; mirando a un lado, vio formaciones coralinas aterradora- mente cercanas a la superficie, pero por suerte El Trinidad las esquivo.
– Trois et demi!
Apreto los dientes. Seis o siete metros de profundidad. Estaban practicamente al limite. Mientras formulaba este pensamiento, el barco esquivo otra colonia de corales, esta vez con un ruido seco y breve, y despues nada.
– ?Tres y uno!
Habian perdido profundidad. El barco siguio avanzando por aquel mar reluciente.
– Merde! -grito el segundo sondeador, y empezo a correr hacia popa. Hunter sabia que habia sucedido; su sonda se habia enredado en el coral, y el intentaba liberarla.
– ?Tres completos!
Hunter fruncio el ceno; ya deberian estar embarrancados, segun lo que les habian contado los prisioneros espanoles. Habian jurado que El Trinidad tenia tres brazos de calado. Evidentemente se equivocaban; ya que el barco seguia avanzando suavemente hacia la isla. Maldijo en silencio a los marineros espanoles.
De todos modos sabia que el calado del barco no podia ser muy inferior a tres brazos; un barco de ese tamano debia tener un calado de ese calibre.
– ?Tres completos!
Seguian moviendose. Y entonces, de forma repentina y aterradora, vio el hueco en el arrecife, un paso angustiosamente estrecho con coral a flor de agua en ambos lados. El Trinidad estaba justo en el centro del paso y debian considerarse muy afortunados porque no habia mas de cinco metros de margen a cada lado.
Miro a popa, hacia Enders, que tambien habia visto el coral. Enders estaba haciendo la senal de la cruz.
– ?Cinco completos! -grito el sondeador asperamente.
La tripulacion solto un grito de jubilo. Estaban dentro del arrecife, en aguas mas profundas y avanzaban hacia el norte, hacia la cala protegida entre la costa de la isla y el dedo curvo de tierra montanosa que rodeaba el lado de la cala mas cercano a mar abierto.
Ahora, Hunter podia ver toda la extension de la bahia del Mono. A primera vista no parecia un puerto ideal para sus barcos. El agua era profunda en la boca de la bahia, pero se volvia rapidamente menos honda en areas mas protegidas. Tendria que fondear el galeon en unas aguas que estaban expuestas al oceano y, por varias razones, esta perspectiva no le hacia muy feliz.
Mirando hacia atras vio que el Cassandra cruzaba el paso sin incidentes, siguiendo el barco de Hunter tan de cerca que el capitan podia ver la expresion preocupada en la cara del son- deador de proa. Detras del Cassandra iba el barco de guerra espanol, a no mas de un par de millas de distancia.
Pero el sol estaba bajando. El barco de guerra no podria entrar en la bahia del Mono antes del anochecer. Y si Bosquet decidia entrar al alba, Hunter estaria preparado para recibirlo.
– ?Lanzad el ancla! -grito Enders-. ?Rapido!
El Trinidad se detuvo, estremeciendose a la media luz. El Cassandra se deslizo a su lado, adentrandose mas en la cala; gracias a su menor calado, el velero podia situarse en aguas menos hondas y mas alejadas. Poco despues, el ancla lanzada por Sanson se hundio en el agua y los dos barcos quedaron asegurados.
Estaban a salvo, al menos por el momento.
28
Tras la tension del paso por el arrecife, las tripulaciones de ambos barcos estaban jubilosas; gritaron y rieron, se felicitaron y se insultaron jocosamente durante todo el atardecer. Hunter no participo en la celebracion general. Permanecio en el castillo de popa de su galeon y observo como avanzaba el navio de guerra espanol hacia ellos, a pesar de la creciente oscuridad.
El barco espanol estaba a media milla de la bahia; justo a la entrada del arrecife. Bosquet se habia arriesgado mucho, penso, por acercarse tanto con tan escasa visibilidad. Estaba corriendo un peligro considerable e innecesario.
Enders, que tambien observaba, formulo la pregunta que el capitan no habia verbalizado.
– ?Por que?
Hunter sacudio la cabeza. Vio que el barco de guerra lanzaba el ancla, que cayo levantando mucha agua.
La embarcacion enemiga estaba tan cerca que Hunter podia oir las ordenes que se gritaban en espanol; llegaban por encima del agua. Habia mucha actividad en la popa de la nave; lanzaron una segunda ancla.
– No tiene sentido -dijo Enders-. Tiene millas de aguas profundas para pasar la noche, y, en cambio, echa el ancla con tan solo cuatro brazos de profundidad.
Hunter observo. Vio mucho ajetreo en popa y que lanzaban otra ancla al agua. La popa viro hacia la playa.
– Maldita sea -dijo Enders-. ?No pretendera…?
– Si -murmuro Hunter-. Se esta preparando para disparar una andanada. Levad el ancla.
– ?Levad el ancla! -grito Enders a la sorprendida tripulacion-. ?Preparados en el baupres! ?Rapido con las jarcias! -Se volvio hacia Hunter-. Embarrancaremos con toda seguridad.
– No tenemos alternativa -dijo Hunter.
La intencion de Bosquet era clara. Habia anclado en la boca de la cala, justo al otro lado del arrecife, pero podian alcanzarles con su amplia bateria de canones. Pretendia quedarse alli y atacar el galeon durante la noche. A menos que Hunter saliera de su punto de mira, arriesgandose en aguas menos profundas, los barcos estarian hechos pedazos por la manana.
En efecto, vieron como se abrian las canoneras del barco de guerra espanol, y las culatas de los canones empezaban a disparar proyectiles que alcanzaron el aparejo de El Trinidad y cayeron al agua alrededor del barco.
– Tenemos que movernos ahora mismo, senor Enders -grito Hunter.
Como si le hubiera oido, salio una segunda andanada del buque de guerra espanol. Esta apunto mejor. Varios proyectiles alcanzaron El Trinidad, haciendo saltar astillas y arrancando cuerdas.
– ?Maldicion! -grito Enders, con una voz mas dolorida que si le hubieran herido a el personalmente.
Pero el barco de Hunter ya se movia, y se apartaba del alcance de los canones, de modo que la siguiente andanada cayo en el agua levantando una cortina de salpicaduras sin dar en el blanco. La sincronia era perfecta.
– La artilleria esta bien comandada -dijo Enders.
– A veces -dudo Hunter- eres demasiado sensible al buen arte de la marineria.
Ya habia oscurecido; la cuarta andanada llego como una serie de fogonazos rojos en los que se recortaba el perfil negro del navio de guerra. Oyeron, pero apenas atisbaron, las salpicaduras de los proyectiles en el agua, a