Bengt Jannsson, el redactor de noche en…

– Escucha esto: los muertos se han despertado.

– ?Que estas diciendo?

– Los cadaveres. Los muertos del deposito de cadaveres se han despertado de nuevo.

– No.

– Lo que yo te diga. Los patologos acaban de llamar aqui totalmente histericos, querian que bajara mas personal para ayudar.

Mahler vio como su mano se movia de forma instintiva por el escritorio en busca del bloc de notas, pero la retiro meneando la cabeza.

– Ludde, tranquilizate un poco. ?Sabes lo que estas…?

– Si, lo se. Lo se. Pero es verdad. La gente corre por aqui dando vueltas… alli abajo el caos es total. Se han despertado. Todos.

La verdad es que Mahler podia oir de fondo voces de personas que hablaban alteradas, pero no podia entender lo que decian. Algo estaba pasando, pero…

– Ludde. Cuentamelo otra vez desde el principio.

Su interlocutor lanzo un suspiro. Al fondo se oyo gritar a alguien:

– ?Llama a urgencias!

Cuando Ludde volvio a hablar con la boca cerca y la mano delante del auricular, su voz resultaba casi erotica.

– Al principio esto ha sido un caos total por lo de la corriente. Todo estaba en marcha y nada funcionaba. ?Lo sabes, no? Lo de la corriente.

– Si, claro, lo se.

– Bien. Luego, hace cinco minutos… los medicos forenses han llamado a recepcion diciendo que querian un par de chicos de seguridad porque habia un grupo de muertos a punto de… escaparse. Bien. Los vigilantes se echan a reir, menuda broma y tal, pero bajan de todos modos. Bien. Dos minutos despues llaman los vigilantes diciendo que necesitan refuerzos porque ahora se han despertado todos. Mas cachondeo. Bajan algunos mas, tal vez haya alguna fiesta en marcha alla abajo. Bien. Luego ha llamado un medico diciendo lo mismo… y ahora han llamado hasta a los cirujanos de urgencias.

– Pero -pregunto Mahler- ?cuantos muertos teneis ahi?

– No se. Cien. Por lo menos. ?Vas a venir o que?

El periodista miro el reloj: eran las 23:25.

– Si, si, voy para alla.

– Estupendo. ?Traeras…?

– Si, si.

Se vistio, cogio la grabadora, el telefono y la camara digital que nunca se habia decidido a devolver al periodico, por si acaso, y tambien un par de billetes de mil para Ludde. Luego, bajo las escaleras todo lo deprisa que se atrevio.

El corazon aun seguia acelerado cuando se apretujo en el interior de su Ford Fiesta, arranco y se dirigio hacia el este. Al salir de la glorieta de Blackeberg telefoneo a Benke, le conto que si, que lo habia dejado, pero que acababa de recibir un soplo sobre un asunto en Danderyd y que iba a ver lo que habia. Benke se alegro de su vuelta.

Las calles estaban vacias y Mahler acelero hasta 120 despues de cruzar la plaza de Islandstorget. El distrito oeste, Vasterort, paso volando delante de sus ojos y en algun punto a la altura del puente de Traneberg tuvo consciencia de si mismo. Estaba mas vivo de lo que habia estado en un mes. Se sintio casi feliz.

Taby Kyrkby, 21:05

– Flora, carino, tienes que apagar ya la tele. -Elvy apreto el dedo delante de la pantalla-. Esos gemidos me dan dolor de cabeza.

La muchacha asintio sin quitar los ojos de la pantalla.

– De acuerdo -dijo-. Espera a que guarde esto.

Elvy dejo el libro de Grimberg -de todos modos con la migrana que ya tenia no habria podido concentrarse en la lectura-, y se quedo mirando mientras Jill Valentine volvia a su cuarto seguro. Flora le habia explicado de que iba el videojuego y Elvy, a grandes rasgos, lo habia entendido.

Habia dos cosas que no comprendia: como podian crearse esos ambientes en los ordenadores, y como podia Flora controlar todo aquello. Sus dedos volaban sobre las teclas y textos, mapas y menus centelleantes en la pantalla, y se movian a tal velocidad que su abuela nunca entendia lo que pasaba.

Jill se movia a lo largo de un pasillo oscuro con la pistola en alto y el cuerpo en actitud de alerta. Flora apretaba los labios; llevaba los ojos tan maquillados que parecian dos elipses alargadas. La anciana recorrio con la mirada los brazos delgados y palidos de su nieta, donde se apreciaban las marcas de viejos cortes, de heridas cicatrizadas. La cabeza, con el pelo rojo y alborotado, parecia demasiado grande para aquel cuerpo tan menudo. Durante un tiempo se lo habia tenido de negro, pero desde hacia un ano lo llevaba de su color natural.

– ?Va bien? -le pregunto Elvy.

– Mm. He conseguido una cosa que necesitaba. Es solo que debo… guardarla.

El mapa aparecio y desaparecio. Se abrio una puerta sobre un fondo oscuro y en el descansillo de la escalera estaba Jill. Flora se paso la lengua por los labios y dirigio a Jill hacia las escaleras.

Margareta, la madre de Flora e hija de Elvy, seguro que se habria opuesto si hubiera sabido con que tipo de juegos se entretenia su hija, y lo habria tachado de perjudicial para las dos, por diferentes motivos.

La consola Nintendo GameCube habia llegado a casa de Elvy tres meses antes, tras un pacto. Despues de que Flora se pasara pegada a la maquinita tres, cuatro y hasta cinco horas diarias durante medio ano, sus padres le dieron un ultimatum: o vendia la consola o la dejaba en casa de la abuela, si esta accedia a ello.

La abuela accedio. Estaba muy encarinada con su nieta, y viceversa. La chica venia dos o tres tardes a la semana para jugar y normalmente no lo hacia mas que un par de horas. Solian tomar te, charlar, echar unas partidas al plump [3] , y a veces Flora se quedaba a dormir alli.

– Uuuhh…

–  ?Mierdamierdamierda!

Elvy levanto la vista. Flora estaba encogida, tensa.

A la vuelta de una esquina habia aparecido un zombi de paso inseguro, Jill levanto la pistola y tuvo tiempo de hacer un disparo antes de que el se lanzara sobre ella. El mando crujia en la mano de la jugadora mientras ella lo giraba tratando de evitarlo, pero la sangre fluyo en sacudidas rojas. Y poco despues Jill yacia a los pies del monstruo.

YOU ARE DEAD.

– ?Idiota! -Flora se dio un golpe en la frente-. ?No! Se me olvido quemarlo. ?No!

La abuela se inclino hacia delante en el sillon.

– ?Has… perdido ahora?

Вы читаете Descansa En Paz
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×