– ?Ayuda! ?Ayuda!

Una enfermera acudio deprisa desde una sala en el extremo opuesto del pasillo. Antes de que ella llegara, David exclamo:

– Se ha despertado, vive… No se que tengo…

La sanitaria le lanzo una mirada de desconcierto antes de pasar delante de el y entrar en la habitacion; se detuvo a un paso de la puerta. Eva estaba sentada en la cama, recogiendo torpemente los trozos de la taza de plastico. La mujer se llevo la mano a la boca meneando la cabeza, se volvio hacia David y dijo:

– Esto…, esto…

El la agarro por los hombros.

– ?Que…? ?Que es lo que pasa?

La enfermera se volvio timidamente hacia la habitacion, extendio las manos y dijo:

– Esto… no puede ser…

– ?Pues haga algo entonces!

La enfermera volvio a mover la cabeza y sin decir nada mas salio corriendo hacia la recepcion. Cuando llego a la entrada, se volvio hacia donde estaba David y dijo:

– Voy a llamar a alguien que… -Y desaparecio dentro del cuarto.

David se quedo un momento en el pasillo. Se dio cuenta de que estaba respirando muy deprisa y procuro tranquilizarse un poco antes de entrar otra vez en la habitacion de Eva. Los pensamientos se aceleraban dentro de su cabeza.

«Un milagro… El ojo… Magnus…».

Cerro los parpados y trato de recordar la mirada de su esposa cuando le contemplaba con aquel amor tan profundo. Aquel destello, la luz viva que desprendian sus ojos. Respiro hondo, recordo aquella imagen y entro.

La rediviva habia perdido el interes por la taza, que ahora estaba tirada en el suelo debajo de la cama. David se le acerco sin mirarle el pecho.

– Eva, estoy aqui.

Ella volvio la cabeza hacia el. Este fijo la mirada justo por debajo del ojo, en la mejilla sin heridas. Alargo la mano y se la acaricio con los dedos.

– Todo ira bien… Todo ira bien…

Eva levanto la mano de una forma tan repentina que el retiro la suya de forma instintiva, pero se sobrepuso y se la volvio a tender. Ella se la agarro con fuerza. El apreton frio, mecanico, le hizo dano: las unas de Eva se le clavaron en el dorso de la mano. David apreto los dientes mientras asentia con la cabeza.

– Soy yo, David.

Le miro al ojo. Alli no habia nada. Ella abrio la boca y emitio una especie de silbido:

– … aavi…

A el se le llenaron los ojos de lagrimas. Asintio.

– Si, claro. David. Estoy aqui.

El apreton se volvio mas fuerte. Sintio una punzada de dolor cuando una una le traspaso la piel.

– … Daavi… esst… aquiii…

– Si. Si. Estoy aqui. Contigo.

Consiguio liberar su mano de la de ella, le dio la otra, pero de tal manera que solo pudiera agarrarle los dedos. Un poco de sangre manaba de la mano que ella le habia estrechado. El se la limpio en la sabana y se sento al borde de la cama.

– ?Eva?

– Eeva…

– Si. ?Sabes quien soy?

Tardo un poco en contestar. Dejo de apretarle los dedos con tanta fuerza y contesto:

– Yo… ssoy… davi… da.

«Mejorara. Tiene que mejorar. Ella entiende».

David asintio, y senalando su pecho con ese gesto torpe tan propio de Tarzan, dijo:

– Yo David. Tu Eva.

– Tuu… Eva.

No llegaron mas lejos. Una doctora irrumpio en la habitacion, pero se detuvo en seco en cuanto vio a Eva. Tambien ella estuvo en un tris de soltar alguna expresion de incredulidad, pero la salvo un habito adquirido: se saco el estetoscopio del bolsillo de la bata y lo desenrosco, sin mirar siquiera a David; luego, se acerco a la cama de la enferma.

El se echo hacia atras para dejarle pasar; vio que la enfermera que habia estado alli hacia un momento permanecia en la puerta junto a otra companera. Esta ultima no tenia evidentemente ninguna tarea que hacer, estaba alli solo como asombrada espectadora.

La doctora le puso el estetoscopio en el lado del pecho sin heridas y escucho. Movio el estetoscopio, volvio a escuchar. Eva levanto la mano, agarro las gomas…

– ?Eva! -grito David-. ?No!

… y tiro de ellas. La doctora lanzo un grito, las gomas tiraron de su cabeza hacia delante antes de que los auriculares se le desprendieran de las orejas. David hizo una mueca como si le doliera a el.

– Eva, no puedes… hacer eso.

Sintio un escalofrio. Se estaba comportando como el protector de Eva frente a la autoridad, como si temiera que fueran a castigarla de alguna manera en caso de mal comportamiento.

La medico gimio, se apreto las orejas con las manos un par de segundos, pero haciendo un esfuerzo recupero la compostura y con calma profesional se volvio hacia las enfermeras.

– Llama a Lasse en neurologia -ordeno-, y si no, a Goran.

Una de ellas dio un pasito hacia el interior de la habitacion y pregunto:

– ?Si no?

– Si Lasse no esta alli -contesto la medica irritada-, entonces le pides a Goran que venga.

La enfermera asintio, dijo algo en voz baja a la otra, y ambas desaparecieron por el pasillo.

Eva separo la cabeza del estetoscopio de la goma y aquella cayo al suelo con un tintineo. La doctora se quedo sentada mirando a Eva sin hacer ademan de recogerla. David lo hizo en su lugar. Cuando el se la entrego, parecio como si ella por primera vez fuese consciente de que habia otra persona en la estancia.

– ?Como se encuentra Eva? -pregunto David.

La interpelada le miro con la boca entreabierta, como si hubiera hecho una pregunta tan tonta que no tenia respuesta.

– El corazon no late -contesto la doctora-. No hay nada. Ningun latido.

David sintio una punalada en el pecho.

– ?Pero no teneis que…? -balbucio el-. ?No vais a… ponerlo en marcha?

– Parece que… no lo necesita -respondio la mujer sin apartar los ojos de la paciente, que, sentada, estiraba las gomas.

Tuvieron que esperar un buen rato a Lasse. Cuando al fin llego, el hecho de que Eva se hubiera despertado ya no era ninguna novedad.

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