va a montar un lio de los gordos. Tendrias que haber oido la voz de la telefonista en la Central de Emergencias. Era como si tuviera a los zombis resollandole en la nuca. Va a ser el caos, esto va a cambiar, y ?joder!, como me alegro.

La ambulancia llego como un ladron en mitad de la noche. Nada de sirenas, ni siquiera estaban encendidas las luces de emergencia. Se acerco despacio hasta llegar delante de la casa; se abrieron las puertas delanteras y se apearon dos hombres vestidos con batas de color azul claro. Elvy y Flora fueron a su encuentro.

Era la 1:30 y los hombres parecian agotados. Probablemente les habian sacado de la cama para hacer frente a la situacion. El conductor saludo a Elvy con una inclinacion de cabeza y senalo hacia la casa.

– ?Esta ahi dentro?

– Si -contesto Elvy-. Yo… lo encerre en el dormitorio.

– No es la unica, creame.

Se pusieron unos guantes de goma y subieron las escaleras. Elvy no sabia que era lo que debia hacer. ?Deberia entrar con ellos y echarles una mano, o seria solo un estorbo?

No acababa de decidirse, y entonces se abrio la puerta posterior de la ambulancia y salio otro hombre. No se parecia nada al personal sanitario; era mayor, mas gordo y vestia una camisa negra. Permanecio un instante parado junto a la ambulancia, observando el lugar. O, mejor dicho, disfrutando de el. Tal vez llevaba mucho tiempo encerrado ahi dentro.

Cuando el se volvio hacia la casa, Elvy vio el rectangulo blanco que llevaba en el cuello de la camisa y se seco las manos en la bata dispuesta a saludarlo. Flora silbo, pero Elvy no le presto atencion. Se trataba de un asunto serio.

El hombre avanzo enseguida hacia el edificio con pasos sorprendentemente agiles para aquel cuerpo tan orondo, y le tendio la mano.

– Buenas noches. O buenos dias, quiza. Me llamo Bernt Janson.

Elvy le estrecho la mano, calida y firme, se inclino levemente y dijo:

– Elvy Lundberg.

Bernt saludo tambien a Flora, y les explico:

– Bueno, soy el sacerdote del hospital de Huddinge, donde trabajo habitualmente, pero esta noche he salido con el personal de las ambulancias. -Su rostro se volvio mas serio-. ?Que tal lo llevan aqui?

– Bueno -repuso Elvy-. Bien, estamos bien.

Bernt asintio y permanecio en silencio un instante para dejar que Elvy continuara, pero como no lo hizo, entonces prosiguio el:

– Bueno, esta es una historia extrana. Muchas personas la estan viviendo como algo espantoso.

La duena de la casa no tenia nada que anadir. La verdad era que solo tenia una duda y aprovecho para expresarla en voz alta:

– ?Como puede ocurrir algo asi?

– Ya -repuso Bernt-. Eso es lo que se preguntan todos, como es logico. Y, lamentandolo mucho, lo unico que puedo decir es: no lo sabemos.

– ?Pero ustedes deben saberlo!

Elvy levanto el tono de voz y Bernt se quedo algo desconcertado; sacudio la cabeza.

– ?Que quiere decir?

Elvy miro a Flora, olvidandose de que su nieta no era precisamente la persona adecuada en la que buscar apoyo. Eso la irrito aun mas. Dio un golpe con el pie en el empedrado y dijo en voz alta:

– ?Esta usted aqui delante de mi, un sacerdote de la Iglesia sueca, diciendome que no sabe lo que esto significa? ?Lleva usted la Biblia? ?Necesita que le busque las citas?

Bernt levanto la mano en un gesto defensivo.

– Ah, bueno, usted se refiere…

Flora los dejo y entro en la casa, pero Elvy no reparo en ello.

– Si, a eso me refiero. ?No ira usted a decirme que lo que esta ocurriendo solo es una cosa extrana, como… como si empezara a nevar en junio? ?Eh? En el ultimo dia, los muertos saldran de sus tumbas…

Bernt junto las manos haciendo un gesto conciliador.

– Bueno, quiza sea un poco prematuro pronunciarse sobre… esas cosas -repuso; echo una ojeada a la calle, se rasco la oreja y dijo en voz mas baja-: Pero es evidente que puede tener un significado mas profundo.

Elvy no se conformo.

– ?No es eso lo que usted cree?

– Si… -Bernt miro la ambulancia, se acerco un poco a Elvy y le susurro al oido-: Si, claro que lo creo.

– Pues digalo entonces.

Bernt volvio a su posicion anterior. Ahora parecia algo mas tranquilo, pero siguio hablando en voz baja.

– Bueno, es que esa opinion no es exactamentecomme il faut, por decirlo de alguna manera. No estoy aqui para eso. Se enfadarian conmigo si yo fuera en la ambulancia en una situacion como esta y… empezara a predicar.

Elvy lo comprendio. Le parecio probablemente un poco pusilanime, pero, claro, la mayoria de la gente no querria ni ver a un predicador del juicio final una noche como aquella.

– Entonces, ?usted cree… en el regreso de Cristo, y todo eso? ?En que va a ser asi tambien?

El sacerdote ya no pudo contenerse mas. En su semblante se dibujo una sonrisa amplia, emocionada, y le confio en voz baja:

– ?Si! Si, eso creo.

Elvy le devolvio la sonrisa. Al menos ya habia dos creyentes.

Los dos hombres de la ambulancia aparecieron en las escaleras llevando a Tore entre ellos. Habia una expresion de repugnancia contenida en el rostro de ambos. Elvy comprendio el motivo cuando se acercaron. Tore tenia la pechera de la camisa mojada y manchada con un liquido amarillento, y todo el desprendia una insoportable pestilencia a alimentos podridos. El muerto habia empezado a descongelarse.

– Bueno, bien -empezo Bernt-. Aqui tenemos a…

– Tore -dijo Elvy.

– Tore, bien, bien.

Flora iba detras. Habia estado en el dormitorio para recoger su ropa y su mochila. Se acerco a Bernt, y le miro un momento de arriba abajo. El sacerdote hizo lo mismo; sus ojos se posaron un segundo en la camiseta de Marilyn Manson y Elvy cruzo las manos sobre el pecho tratando de comunicarle mentalmente a su nieta que aquel no era el momento oportuno para una discusion teologica, pero la pregunta de Flora fue de caracter mas practico.

– ?Que hacen con ellos? -inquirio la joven.

– Nosotros… de momento los llevamos a Danderyd.

– ?Y que piensan hacer despues?

Tore ya habia sido introducido en la ambulancia, y Elvy le dijo:

– Flora, tienen mucho trabajo…

– ?No te preocupa? -pregunto Flora, dirigiendose hacia Elvy-. ?No quieres saber lo que piensan hacer con el abuelo?

– Bueno, esa es… -Bernt carraspeo-… una pregunta muy natural, y la verdad es

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