gasolinera y compro los dos periodicos. La dependienta le cobro sin decir nada. Al salir vio a un viejo agachado junto a su coche poniendo aire en las ruedas.
«Como si nada…».
Peter arranco el motor y ella se subio al carro para sujetar los bidones mientras atravesaban los campos llenos de baches. No se veia ninguna senal en ningun sitio de que el mundo se habia ido a pique aquella noche.
Ella habia visto la trilogia de los muertos vivientes [7] de George Romero, y aunque no era
«Imaginate, ?y si no pasa nada mas? Si solo es tema de conversacion durante una semana y luego… nada».
Flora dio un punetazo a uno de los bidones y parpadeo al sentir el escozor de las lagrimas en los ojos. Volvio a golpear el bidon. Peter no le pregunto el motivo.
– ?Que te ocurre, corazon? ?Estas enfermo?
– No, es solo… que he dormido mal.
– ?Y que tal te fue en Norra Brunn?
– No hubo espectaculo por lo de la luz. Ahora debemos irnos.
David tendio la mano a Magnus por delante de su madre. El nino esbozo una amplia sonrisa y dijo:
– ?Estuve mirando la tele hasta las diez y media! ?A que si, abuela?
– Si -admitio ella con una sonrisa de mala conciencia-. Como no se podia apagar, y yo tenia un dolor de cabeza tan…
– A mi tambien me dolia, es verdad -le interrumpio Magnus-. Pero estuve mirando la tele igual. Pusieron
Su padre asintio con un gesto mecanico. Por la cabeza, por detras de los ojos, le corria lava granulada. Si permanecia alli un minuto mas iba a darle un ataque, iba a explotar. No habia pegado ojo en toda la noche. Hasta las seis no le habian comunicado que Eva habia sido trasladada al Instituto Anatomico Forense. El habia intentado en vano hablar con alguien, luego se fue a casa, alli se habia lavado la cara con agua fria y escuchado los mensajes del contestador.
No habia ninguna llamada del hospital. Solo periodistas y el padre de Eva preguntando donde estaba ella. No se sentia con fuerzas para hablar con el ni con su madre. Por suerte, ella no se habia enterado de nada de lo sucedido por la noche.
Cuando Magnus le dio la mano, David tiro de el con demasiada brusquedad. Su madre arrugo en entrecejo y le pregunto:
– Y con Eva, ?va todo bien?
– Si, claro. Ahora tenemos que irnos.
Se despidieron y David arrastro a Magnus escaleras abajo. De camino hacia la escuela, el nino le fue contando cosas del capitulo de
– ?Que pasa? -pregunto Magnus.
David se coloco las manos en las rodillas y clavo la vista en el suelo. Tratando de que se enfriara lo que le ardia dentro de la cabeza, de que se tranquilizara. Magnus jugueteaba con su mochila.
– ?Papa! ?No llevo nada de fruta!
El nino ensenaba su mochila vacia para que lo comprobara.
– Compraremos una manzana en el quiosco -le contesto David.
Esas palabras cotidianas y un hecho normal le tranquilizaron. Se abrio una rendija de luz, y a traves de ella vio a su hijo de ocho anos rebuscando en el fondo de su mochila; tal vez habia alguna vieja manzana olvidada alli. El sol de la manana brillaba sobre sus finos cabellos.
«Nunca te fallare, pequeno. Pase lo que pase».
La angustia fue sustituida por una enorme tristeza. Como si fuera tan sencillo: hacia un dia precioso, lucia el sol, arrojaba sombras borrosas sobre los troncos de los arboles y sobre el hormigon. Y aqui estaba el, sentado en un banco con su hijo que iba a la escuela y necesitaba una manzana para la pausa de la fruta. Y el era un padre que podia entrar en una tienda, sacar unas coronas, comprar una manzana grande y roja y darsela a su hijo, que diria: «Que bonita», y se la guardaria en la mochila. Si fuera asi.
– Magnus… -le dijo.
– ?Si? Yo prefiero una pera.
– Vale. Oye…
Se habia pasado buena parte de la noche pensando en este momento, en como iba a decirselo, en como tenia que hacerlo. Quien tenia buena mano para estas cosas era Eva. Ella era la que hablaba con Magnus de como debia comportarse el si los chicos mayores se portaban mal, si tenia miedo o estaba preocupado por algo. El podia apoyarla y seguir su linea, pero no sabia por donde empezar, ni que era lo correcto.
– Es que… mama ha tenido un accidente esta noche. Y esta en el hospital.
– ?Como un accidente?
– Choco con el coche. Con un alce.
Los ojos de Magnus se abrieron como platos.
– ?Murio el alce?
– Si, eso creo. Pero… mama estara unos dias en el hospital hasta que… la curen.
– ?No podre ir a verla?
A David se le formo un nudo en la garganta, pero antes de que se le deshiciera en lagrimas se levanto, agarro a Magnus de la mano y le dijo:
– Ahora no. Mas adelante. Pronto. Cuando se ponga buena.
Caminaron un trecho en silencio.
– ?Y cuando se pondra buena? -quiso saber el nino cuando se hallaban cerca del colegio.
– Pronto. ?Querias una pera?
– Mm.
David entro en el quiosco y compro una pera. Cuando salio, Magnus estaba mirando las portadas de los periodicos.
LOS MUERTOS DESPIERTANGRAN REPORTAJEGRAFICO DELA CONMOCIONDE ESTA NOCHE
LOS MUERTOS DESPIERTAN2.000 SUECOS HAN SALIDO ESTA NOCHE DE SUS TUMBAS
El nino las senalo e inquirio: