– ?Es
El humorista lanzo una mirada a las estridentes letras negras sobre fondo amarillo.
– No lo se -contesto, y le puso la pera dentro de la mochila. Magnus siguio preguntando durante el ultimo trecho hasta la escuela, y David siguio mintiendo.
Se dieron un abrazo junto a la verja del colegio y David se quedo en cuclillas un rato, vio a su hijo cruzar la puerta de entrada con la mochila rebotandole en la espalda.
David capto fragmentos de una conversacion de dos padres que estaban a su lado: «… como una pelicula de terror… zombis… esperemos que consigan encerrarlos a todos… figurate lo que los ninos van…».
El los reconocio, eran padres de companeros de clase de Magnus. Una rabia repentina se apodero de el. Le entraron ganas de lanzarse sobre ellos, zarandearlos y gritarles que aquello no era ninguna pelicula, que Eva no era ningun zombi, que ella solo habia muerto y se habia despertado de nuevo, y que pronto se arreglaria todo.
Como si hubiera adivinado lo que se le venia encima, la mujer se volvio y vio a David. Se llevo los dedos a los labios y una subita compasion transformo la expresion de sus ojos. La mujer se acerco a David agitando los dedos, y dijo:
– Lo siento… he oido… que horror.
David la miro con hostilidad.
– ?De que esta hablando?
Evidentemente, la mujer no se habia esperado esa reaccion, e instintivamente se puso las manos delante a modo de proteccion frente a la furia de David.
– Si -repuso ella-. Lo comprendo… salio en las noticias esta manana…
El tardo un par de segundos en reaccionar. Habia olvidado totalmente la conversacion con el reportero, le parecio tan absurda que no penso que pudiera significar nada para el mundo exterior. Entonces, se acerco tambien el hombre.
– ?Podemos hacer algo? -pregunto.
David nego con la cabeza y se fue de alli. Se detuvo fuera del quiosco frente a las portadas.
«Magnus…».
Si alguno de los padres que habia visto la television por la manana se lo habia contado a sus hijos, entonces Magnus se enteraria por esa via. ?Estaba la gente tan mal de la cabeza? ?Deberia volver en busca de Magnus?
Era incapaz de pensar. En vez de eso, entro en el quiosco, compro los dos periodicos y se sento en un banco a leerlos. Despues tenia pensado ir al Centro de Medicina Forense del Instituto Karolinska para enterarse de que demonios estaban haciendo con ella.
Le costaba concentrarse en la lectura. Las palabras que habia captado en la conversacion de los otros padres seguian dandole vueltas en la cabeza.
«Pelicula de terror… zombis…».
El no veia nunca peliculas de terror, pero hasta ahi si llegaba; los zombis eran algo peligroso. Algo frente a lo que las personas debian protegerse. Se froto con fuerza los ojos y concentro la vista en las imagenes, en el texto.
El ascensor arranca con una sacudida. Oigo gritos a traves de las gruesas paredes de cemento. La planta del deposito de cadaveres aparece a traves de la ventana del ascensor.
El texto, por lo demas estrictamente informativo, terminaba con un alegato que de repente hizo reaccionar a David. Al final, el periodista -Gustav Mahler, leyo David- de pronto, y totalmente fuera de lugar, habia dejado oir su propia voz.
… sin embargo, debemos preguntarnos: ?no son los familiares los que deben decidir que se debe hacer? ?Pueden las autoridades tomar decisiones por su cuenta en un asunto que, en el fondo, es una cuestion de carino? A mi no me lo parece, y creo que somos muchos.
David bajo el periodico.
«Si», penso, «en el fondo es una cuestion de carino».
Se guardo la prensa en la bolsa como si fuera un apoyo silencioso y paro un taxi para ir hasta Solna, el lugar donde Eva estaba retenida.
Mahler creia que solo habia dado una cabezada cuando sono el despertador, pero habia dormido tres horas sentado en el sillon. Parecia como si su cuerpo formara parte del mueble y resultara dificil separarlo de el. Elias estaba tumbado en el sofa con la cabeza a su lado. El periodista alargo el brazo y coloco un dedo en la mano de Elias, que reacciono y se lo apreto.
Recordo vagamente haber escrito un texto para el periodico y se angustio. ?Habia escrito algo sobre su nieto? En cierto modo lo habia hecho, pero no podia recordarlo con exactitud. La redaccion habia sido un puro arrebato de letras y cigarrillos que habia durado cuarenta y cinco minutos. Despues se habia sentado en el sofa y se habia adormecido.
Fuera, habia otras muchas cosas en las que pensar. Se levanto del sillon y fue hasta el balcon, encendio un cigarrillo y se apoyo contra la barandilla. Hacia una manana preciosa. El cielo era azul claro, y aun no hacia mucho calor. Una brisa suave animo el ascua del cigarrillo y le acaricio el pecho. Tenia todo el cuerpo pegajoso de sudor reseco y la camisa tiesa, grasienta. El humo que aspiraban sus pulmones le sabia a calor pesado.
Miro por el patio hacia las ventanas de Anna.
«Tengo que contarselo».
Ella iria a visitar la tumba a las diez y veria lo ocurrido. Debia ahorrarle aquel sobresalto, pero estaba asustado; no tenia ni idea de como iba a reaccionar ella. Despues de la muerte de Elias solo una pelicula muy fina la habia librado de caer en la oscuridad total. Quiza se rompiera ahora. Habia un detalle que hablaba en contra de ello: Anna no quiso incinerar a Elias. Ella queria tener la piel de Elias, su cara, sus huesos para pensar en ellos, abajo en la tierra. Ella deseaba tenerlo presente. Quiza eso hiciera que ahora tambien pudiera superar esto. Quiza.
Gustav apago el cigarro, respiro profundamente, tanto como se lo permitieron sus pulmones, y volvio a entrar.
Ahora, despues de respirar el aire de fuera, noto lo mal que olia el cuarto. Olia a tabaco y a polvo, y ademas se notaba un olor fuerte, penetrante, a…
«?Como se llama?».
… Havarti. Queso curado. Ese aroma que se quedaba en los dedos, en la memoria olfativa, horas despues de haber abierto el plastico. El olor se volvio mas intenso cuando permanecio quieto, respirando por la nariz. El abdomen del redivivo estaba hinchado como un balon, durante la noche habia saltado otro de los botones del pijama, y ya solo le quedaba el del cuello.
«Ella no puede verlo asi».
Mahler lleno de agua la banera hasta la mitad, despues llevo a Elias hasta el