– Esta agotado -informo David-. Esta totalmente agotado. Estos dias no ha dormido mucho y hoy… Es demasiado para el. No puede… ?Como va a poder superarlo?
Sture no respondio en un primer momento.
– Seguro que lo supera -aseguro tras un momento de silencio-. Si tu eres capaz de superarlo. Entonces seguro que el tambien lo hara.
David recorrio la cocina con la mirada y se detuvo en una botella de vino. Sture miro hacia el mismo lugar y luego observo a David. Este meneo la cabeza.
– No -dijo David-. Pero es… duro.
– Si -contesto Sture-. Lo se.
Con grandes pausas entre las intervenciones, comentaron lo ocurrido en Heden sin llegar a ninguna conclusion.
El recinto estaba en pleno caos cuando ellos lo abandonaron. Parecia poco probable que permitieran mas visitas de momento. David fue a vigilar a Magnus. Dormia profundamente. Cuando volvio a la cocina, Sture dijo:
– Y lo que pregunto el medico. Lo del Pescador.
– ?Si?
– Es que es… muy raro. -Sture paso el dedo sobre la mesa como si estuviera dibujando una linea del tiempo hacia atras-. O absolutamente natural. No se que pensar.
– ?Por que lo dices?
– Bueno, ya sabes, sus libros. El castor Bruno. ?Tienes aqui alguno?
Tenian una pequena caja con ejemplares de promocion de los dos tomos; David fue a buscar los dos libros y los puso encima de la mesa. Sture busco una pagina de
– Este -observo Sture, y senalo la figura imprecisa que se veia dentro del agua-. Ella lo ha visto. Empece a contarlo cuando estabamos alli, pero… -El padre de Eva hizo un gesto de impotencia con los hombros-. Fue cuando estuvo a punto de ahogarse. Luego, al cabo de varios dias, nos conto que habia… si, que se habia encontrado a una especie de ser raro alli abajo.
David asintio.
– Me lo ha contado. Que fue como si aquel ser hubiera ido a buscarla. El Senor del Agua.
– Si -aclaro Sture-, pero entonces… no se si ella lo recuerda, si te lo ha contado, pero, entonces, cuando era pequena… entonces ella llamaba a aquel ser el Pescador.
– No -dijo David-. Eso no me lo ha dicho nunca.
Sture hojeo el libro.
– Cuando hemos hablado alguna vez del tema despues, cuando ya era mayor, siempre lo ha llamado Senor del Agua o Aquello, asi que yo pense que lo habia… olvidado.
– Pero ahora vuelve a llamarlo el Pescador.
– Si. Recuerdo que ella… pintaba. Nosotros le animamos a hacerlo, pensamos que podia ser bueno. Hizo despues de aquello montones de dibujos de aquel Pescador. A ella le gustaba mucho dibujar. Ya entonces.
David fue al armario de la entrada y busco la caja donde guardaban papeles, tebeos, dibujos viejos; las cosas de su infancia que Eva habia decidido conservar. Era un alivio tener algo que hacer, un asunto que resolver. Coloco la caja sobre la mesa de la cocina y entre los dos sacaron libros de la escuela, fotografias, piedras bonitas, albumes escolares de fotos y dibujos. Sture se entretuvo mirando algunas cosas, suspiro profundamente ante una fotografia de Eva, en la que ella tendria unos diez anos, con un lucio enorme en los brazos.
– Lo pesco ella -explico Sture-. Ella sola. Yo solo la ayude con la red -anadio secandose los ojos-. Fue un… dia precioso.
Siguieron bajando los montones de material acumulado. Muchos de los dibujos estaban fechados y no era dificil advertir que Eva llegaria a ser dibujante. Con nueve anos, ella ya dibujaba animales y personas mejor de lo que David podria llegar a hacerlo nunca.
Asi, hasta que encontraron lo que buscaban.
Un solo dibujo, fechado el 13 de junio de 1975. Sture hojeo rapidamente los dibujos que habia debajo, pero no encontro mas.
– Tenia mas -dijo Sture-. Habra tirado los otros.
Apartaron el resto de los papeles a un lado y David rodeo la mesa para poder observar mejor aquel unico dibujo colocado en el centro.
El estilo de Eva era aun infantil, algo bastante logico. Los peces, dibujados con trazos sencillos, y la nina que representaba a Eva tenia una cabeza muy grande, desproporcionada en relacion con el cuerpo. De las lineas onduladas que aparecian en la parte superior del papel se inferia que ella era la nina que se encontraba debajo del agua.
– Sonrie -observo David.
– Si -afirmo Sture-. Sonrie.
Sobre el dibujo de la cara de la nina aparecia pintada una boca tan alegre que no coincidia exactamente con lo que suele ser el estereotipo infantil normal. La sonrisa cubria la mitad de la cara. Era la representacion de una nina feliz.
No era facil de comprender, sobre todo teniendo en cuenta la figura pintada junto a ella: el Senor del Agua, el Pescador. Era por lo menos tres veces mas grande que ella. No tenia cara alguna, solo un ovalo en el lugar donde deberia estar el rostro. El contorno de los brazos, de las piernas y del cuerpo estaban dibujados con trazos temblorosos y encrespados, como si la figura estuviera electrizada o en descomposicion.
– Ella dijo que no se le veia bien -le informo Sture-. Era como si cambiara todo el tiempo.
David no dijo nada. Habia un detalle en el dibujo del cual no podia apartar la vista. Si bien toda la figura estaba dibujada de forma borrosa intencionadamente, habia una cosa que no lo estaba: las manos. Las manos tenian los dedos perfectamente dibujados, y en la punta de cada dedo se veia un anzuelo. Aquellos anzuelos se alargaban hacia la figura sonriente de la nina.
– Los anzuelos… ?Que es eso? -pregunto David.
– Nosotros saliamos muchas veces a pescar cuando ella era pequena -dijo Sture-. Asi que…
– ?Que?
– Si, Eva dijo entonces que el tenia esos anzuelos para cogerla a ella, pero no le dio tiempo. -Sture senalo los dedos del Pescador-. En realidad, segun dijo ella, no eran tan grandes, pero los vio con toda claridad.
Contemplaron el dibujo en silencio, hasta que David dijo:
– Y, sin embargo, se rie.
– Si -confirmo Sture-. Se rie.
Mahler atraco en el muelle de la isla de Graddo cuando faltaba un cuarto de hora para las seis de la tarde. Subio a la tienda todo lo deprisa que se atrevio y llego un par de minutos antes de la hora de cierre. Compro leche, de la que se conservaba mas tiempo, varios botes de conservas, sobres de sopas, salsas, macarrones y tortellinis. Una bolsa de pan de molde, Skogaholmslimpa, con fecha de caducidad ilimitada, y unos tubos de queso fresco para untar.