– ?Que te ha pasado?
– Ayudame, levantame.
– ?Estas herida?
– Si.
– ?Que ha pasado?
– Levantame.
– ?No tendras nada en la espalda?
Habia trabajado en el botiquin en la mili y sabia que no habia que mover a las personas con danos en la columna o en la nuca sin poner antes una sujecion.
– ?No es en la espalda?
– No. Levantame.
?Que cojones iba a hacer ahora? Si llevaba a la criatura a su casa la policia podria creer…
Llevaria al chico o a la chica al chino y desde alli llamarian a una ambulancia. Si. Eso iba a hacer. El cuerpo era bastante pequeno y delgado, seguramente una nina, y aunque no se encontraba muy en forma creia que podria con ella ese trecho.
– Venga. Que te voy a llevar a un sitio desde donde podemos llamar. ?Vale?
– Si… gracias.
Aquel «gracias» le llego al alma. ?Como habia podido dudar? ?Que clase de mierda era el en realidad? Bueno, menos mal que habia reaccionado a tiempo y ahora iba a ayudarla. Coloco con cuidado su mano izquierda por debajo de las rodillas de la chica, la otra mano la puso bajo la nuca.
– Venga. Ahora te levanto.
– Mmm.
Apenas pesaba. Fue increiblemente facil levantarla. Veinticinco kilos, maximo. A lo mejor estaba desnutrida. Pesima situacion familiar, anorexia. Puede que hubiera sido maltratada por su padrastro o algo asi. Una mierda.
La chica le puso los brazos alrededor del cuello y la mejilla en el hombro. Iba a poder con ella.
– ?Estas bien?
– Si.
Sonrio satisfecho. Una oleada de calor le recorrio el cuerpo. Era una buena persona, a pesar de todo. Podia imaginarse la cara de los otros cuando entrara con la chica eh el restaurante. Primero se preguntarian que demonios habia hecho, y despues, cada vez mas impresionados:
– Bien hecho, Jocke -y cosas por el estilo.
Estaba ya dandose la vuelta para ir hacia el chino, ocupado en sus fantasias sobre una nueva vida, el impulso desde el fondo que estaba dando, cuando sintio el dolor en el cuello. ?Que cojones? Sintio como si le hubiera picado una avispa y queria echar la mano derecha, espantarla, ver que era. Pero no podia soltar a la nina.
Tontamente, intento bajar la cabeza para comprobar que era, aunque evidentemente no podia ver en aquel angulo. Ademas no podia bajar la cabeza, ya que la mandibula de la chica se apretaba contra su barbilla. Ella aumento la presion contra el cuello de Jocke y el dolor se hizo mas fuerte. Entonces lo entendio.
– ?Que cojones haces?
Sintio las mandibulas de la nina clavandosele en el cuello mientras el dolor en la garganta aumentaba. Un reguero caliente le corrio pecho abajo.
– ?Suelta, cojones!
Solto a la chica. No fue ni siquiera un pensamiento consciente, solo un movimiento reflejo;
Pero la nina no se cayo sino que se agarro a su cabeza como una lapa.
– ?Dios mio, lo fuerte que era aquel cuerpecillo!- rodeandole las caderas con las piernas.
Como una mano con cuatro dedos cerrada alrededor de una muneca, asi se agarraba a el la chica, mientras sus mandibulas seguian triturando.
Jocke la cogio por la cabeza intentando retirarla del cuello, pero fue como intentar arrancar una rama nueva de abedul sin mas ayuda que las manos. Estaba como pegada a el. Su abrazo era tan fuerte que le cortaba la respiracion.
Se tambaleo hacia atras, haciendo esfuerzos para respirar.
Las mandibulas de la nina habian dejado de triturar, ya solo se la oia sorber tranquilamente. Ni por un momento aflojo la presion, al contrario, se habia vuelto mas fuerte desde que empezo a chupar. Un crujido sordo y su pecho se lleno de dolor. Un par de costillas se le habian roto.
Le faltaba el aire para gritar. Dio punetazos sin fuerza en la cabeza de la chica mientras se tambaleaba entre las hojas secas. El mundo le daba vueltas. Las farolas, a lo lejos, bailaban ante sus ojos como candelillas.
Perdio el equilibrio y cayo hacia atras. El ultimo sonido que oyo fue el de las hojas aplastadas por su cabeza. Una milesima de segundo mas tarde, su cabeza choco contra el empedrado y el mundo desaparecio.
Oskar permanecia despierto en la cama mirando el papel pintado.
Su madre y el habian estado viendo Los Telenecos, pero no se habia enterado de nada. Miss Piggy estaba enfadada y la Rana Gustavo buscaba a Gonzo. Uno de los viejos grunones se habia caido por el balcon. Pero Oskar no se entero
Luego mama y el habian tomado la leche con cacao y unos bollos. Oskar sabia que habian estado hablando de algo, pero no recordaba de que. Quiza algo acerca de pintar el banco de la cocina de azul.
Seguia mirando fijamente el papel pintado.
Toda la pared donde se apoyaba el cabecero de la cama estaba empapelada con una gran fotografia que representaba un claro en medio del bosque. Troncos gruesos y hojas verdes. Solia quedarse alli e imaginar seres entre las hojas mas proximas a su cabeza. Habia dos figuras que siempre distinguia inmediatamente, nada mas mirar. Las otras tenia que esforzarse para verlas.
Ahora la pared significaba algo mas. Al otro lado del tabique, al otro lado del bosque estaba… Eli. Oskar permanecia acostado con la mano contra la pared intentando imaginarse que habria al otro lado. ?Seria esa la habitacion de la chica? ?Estaria ahora en la cama? Recordando la mejilla de Eli, acaricio las hojas verdes, su piel suave.
Oyo voces al otro lado.
Dejo de acariciar el papel y trato de escuchar. Una voz clara y otra grave. Eli y su padre. Parecia que estaban discutiendo. Puso la oreja contra la pared para oir mejor. Mierda. Si hubiera tenido un vaso. No se atrevia a levantarse a buscar uno, a lo mejor acababan la discusion mientras tanto.
El padre de Eli parecia enfadado. La voz de la chica apenas se oia. Oskar aguzo el oido para entender lo que decian. Solo cogio algunas palabrotas sueltas y «… terriblemente CRUEL», despues se oyo como si alguien hubiera caido al suelo. ?La habia pegado? ?Habria visto como Oskar le acaricio la mejilla y… seria por eso?
Ahora era Eli la que hablaba. Oskar no podia entender ni una palabra de lo que decia, solo el tono suave de su voz que subia y bajaba. ?Hablaria asi si el la hubiera pegado?