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PREMONICION

Orad por mi, ?oh! amigos mios. Un visitante

Esta haciendo oir su horrenda llamada a mi puerta.

Nunca, nunca para asustarme y para intimidarme,

Una llamada semejante habia llegado hasta mi,

Newman.

Nigel paso el resto del dia en ocupaciones diversas y no muy interesantes. Sus vacaciones estaban resultando bastante aburridas, principalmente porque en Oxford conocia a muy poca gente, mientras que las personas que habia conocido desde su llegada, ademas de pasar la mayor parte del tiempo ocupadas en sus cosas, se llevaban tan mal entre si que dificilmente podia tildarse de grata su compania. De no ser por Helen, lo mas probable era que hubiese hecho las maletas y regresado a Londres sin pensarlo dos veces. Esperaba ver a Nicholas a la hora del almuerzo, pero habia partido inesperadamente y no regresaria hasta el dia siguiente. Una incursion por viejos antros, emprendida con la esperanza de obtener algun agradable frisson de reminiscencia, no tuvo el efecto deseado. Y cuando el cielo se nublo, y comenzo a caer una llovizna tenue, pero persistente, desistio fastidiado y se metio en un cine. Comio tarde, y luego intento leer un rato en el vestibulo del hotel, hasta que llegara la hora de ir a buscar a Helen.

La velada tuvo la virtud de levantarle un poco el animo. Helen quito toda importancia al rumor de su romance con Richard, tema que Nigel se cuido de sacar a colacion a riesgo de parecer indiscreto; asegurando que no tenia fundamento, la muchacha lo acuso de ser un inocente si imaginaba que un comentario de esa clase, viniendo de Yseut, podia guardar alguna relacion con la verdad. Camino de la casa de Helen, Nigel se puso sentimental en terminos que no vienen al caso relatar aqui; y por ultimo regreso al hotel tan contento que por fuerza hay que suponer que no fue mal recibido.

El dia siguiente, fijado para la memorable reunion de Peter Graham, trajo consigo un tardio reflejo de calor estival, que se prolongo hasta el fin de semana. Peter Graham, que habia pasado el martes cortejando a Rachel en forma incesante y por demas inconveniente, lo dedico en su casi totalidad a febriles preparativos para la fiesta. Por la manana Nigel lo encontro en el bar cargado de flores y tratando de sacarle un par extra de botellas de gin al encargado. «?Guindas!», decia presa de viva excitacion. «?Necesito guindas! ?Y aceitunas!» Saludo a Nigel alegremente y, arrastrandolo hasta varios comercios cercanos, adquirio gran cantidad de articulos caros y superfluos para la reunion.

Como Nigel admitiria mas tarde, la fiesta resulto un exito dentro de sus limites. Hubo notas desagradables, que observo a traves de un placentero vaho alcoholico; y de cualquier manera, en los ultimos dias se habia acostumbrado tanto a las notas desagradables que, de no haber habido ninguna, se habria alarmado. Sin embargo el ultimo incidente -si es que puede llamarse incidente a algo que paso completamente inadvertido- llego al punto de inquietarlo.

Primero habia ido al teatro, donde asistio a la representacion de una obra en la que un grupo de hombres y mujeres cometian una compleja serie de adulterios, sin extraer de ello mayor placer aparente y acompanandose en comentarios esteriles y ruidos de vasos. Disfruto, no obstante, viendo actuar a Yseut, y mas todavia, aunque de manera muy distinta, mirando a Helen; y lo irrito ligeramente comprender que cada vez que la muchacha aparecia en escena el experimentaba una rara sensacion de orgullo y posesion, hasta el extremo de tener que dominar un fuerte deseo de codear a sus vecinos de butaca para obtener una aprobacion similar. Pero a la larga la trivialidad de la trama lo fastidio tanto que se fue antes del final, sin preocuparse siquiera de averiguar el desenlace. Sin duda todos los personajes sucumbian a uno u otro trastorno nervioso.

En consecuencia llego temprano a las habitaciones de Peter Graham, encontrando que Nicholas habia madrugado mas que el y estaba comodamente instalado en un rincon que al parecer no pensaba abandonar en toda la noche. Ciertamente Peter habia hecho gran despliegue de botellas y vasos, y ahora, en medio de la exhibicion, con marcado aire de propietario y sin que hubiera la menor necesidad, instaba a Nicholas a beber cuanto pudiera antes de que llegasen los demas. Nigel noto con asombro cuan sereno se mantuvo Nicholas a lo largo de la velada; pensandolo bien, no recordaba haber visto en su vida a alguien que bebiera tanto con tan poco efecto.

No llevaria mas de diez minutos cuando llegaron Robert y Rachel, cuya aparicion Peter Graham saludo con exclamaciones de entusiasmo. Poco despues caian dos oficiales del Ejercito, conocidos de Peter, y luego, en grupitos de dos o tres, una delegacion bastante nutrida del teatro.

– Nos pidio que trajeramos invitados -se excuso Robert-, y si no me equivoco, viene la compania en pleno. Menos Clive -anadio tristemente-, que, como de costumbre, fue a ver a su mujer -las inquietudes conyugales de Clive comenzaban a obsesionarlo.

Jean, Yseut, Helen y Donald Fellowes llegaron juntos, con una coleccion heterogenea de «agregados» del teatro. Algo bastante parecido a armonia reinaba entre ellos, pero poco tardo Nigel en notar que en el fondo la situacion no habia variado; si en realidad habia habido un cambio, ahora era peor. Richard, hombre alto, rubio, de unos treinta anos, tambien fue, lo mismo que Jane, el director de escena. Divertido, Nigel advirtio a Peter cierta tendencia a pasar de Rachel a Jane, maniobra en la que no evidenciaba mucha destreza; pero indudablemente producia a Rachel mas alivio que otra cosa. Cumplido el plazo de conversacion formal, siguio una alegria odiosa. Por encima del parloteo general se alzaban de vez en cuando fragmentos de charla.

– Oh Jane, querida, eres terrible.

– Le aseguro que Chejov empezo a desintegrar el drama desintegrando al heroe…

– Asi que le dije que a mi entender tendrian que dar Otelo completo…

– … querian hacer Wycherley con ropa moderna, pero lord Chamberlain se interpuso…

– ?Diana? ?Donde esta Diana?

– ?Ves ese muchacho tan feo?… Bueno, querida, que no se te escape, pero…

– Me siento un poco mareada.

– … ninguna posibilidad de revivir el drama ahora que han desintegrado al heroe…

– Sirvete otra copa, viejo.

– Gracias, acabo de terminar esta.

– No importa, toma otra.

– Gracias.

– … algunos un poco artificiales, ?no te parece?

– De veras, me siento muy mareada.

– Ve fuera, entonces.

– Chejov…, desintegracion de…

– … una obra de lo mas prosaica, que se desarrollaba en una granja, y por el escenario tenia que desfilar todo un gallinero… Dios mio, no habia manera de controlar esas gallinas…, cada vez que entraba en el camerino me encontraba alguna empollando sobre el sillon…

– … llegamos a Manchester, llovia a cantaros, y el teatro lo habian bombardeado la noche anterior. Entonces tuvimos que seguir directamente hasta Bradford, y levantar el telon una hora antes de la llegada del tren…

– … y mi agente le dijo a Gielgud: «Un hombre integro, de toda confianza, que sabe hacer de todo menos actuar…»

– Pertenece al tipo sanguineo, ?eh, viejo?

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