muchacha. Nadie bajo de sus habitaciones, profesor…

– ?Eh, un momento! -salto Nigel-. Alguien bajo. Robert Warner vino al bano, dos o tres minutos antes de que sonara el disparo.

– Hum -el inspector no se dejo impresionar.

– Si, exactamente, inspector -dijo sir Richard-. Es imposible que alguien haya disparado contra la muchacha y hecho todo ese trabajo de falsificacion en el medio minuto, aproximadamente, que paso hasta que nosotros llegamos. Ademas, estoy seguro de que la coartada de Warner es genuina. Lo oi hacer funcionar el deposito justo cuando bajabamos, y en el preciso instante en que nosotros llegabamos abajo, el descorria el cerrojo.

De mala gana, Nigel asintio.

– Y en la habitacion no habia nadie escondido, y aunque alguien haya estado aqui esperando cuando ella llego, no podria haber escapado despues de cometido el hecho.

A Nigel se le ocurrio una tercera posibilidad.

– La ventana -dijo en un esfuerzo por superar sus dos yerros anteriores.

– Si -concedio el inspector, aunque no muy convencido-. Es decir, que quien lo hizo se oculto aqui antes, mato a la chica, espero a que Williams llegara, y despues, cuando fuera no habia digamos moros en la costa, escapo. Pero corrio un riesgo enorme.

– Y esa teoria tampoco explica como tuvo tiempo para preparar la supercheria -anadio sir Richard. Suspirando, Nigel decidio guardar para si futuras ideas.

– Sin embargo -decidio el inspector-, vale la pena ahondar un poco mas en esa teoria. Es seguro que si alguien salio por la ventana dejo huellas. Aparte de eso, no se, no se…

– Suicidio -dijo sir Richard-, estamos de acuerdo en que es muy improbable, por lo del anillo, y porque la joven estaba de rodillas, y por todo eso del revolver; sin contar el enigma de por que iba a elegir esta habitacion para matarse. Un accidente, es practicamente imposible, lo mismo que, en apariencia, un asesinato. De manera que la unica conclusion es…

– La unica conclusion es -lo interrumpio el inspector- que la cosa no ocurrio. Quod -anadio pesaroso, en subita reminiscencia de sus dias de estudiante- absurdum est.

7

EVALUACION DE MOVILES

?Quien puede decir que ladron o enemigo

En el refugio de la noche

Machacara mi pena por lograr su presa

O por inquina malvada y vil?

Campion.

– Bueno -dijo sir Richard, muy resuelto-, eso significa que hay algo que se nos ha escapado. Simplemente tendremos que seguir adelante y ver que es.

El inspector exhalo un suspiro. Un caso de suicidio servido en bandeja acababa de evaporarse, y ahora vislumbraba complicaciones en el futuro. Por el momento pregunto:

– Entonces ?por donde empezamos? Aparte de la acostumbrada rutina de establecer las horas y demas, y de hablar con el portero y con ese tal Williams.

– La investigacion, como la caridad, empieza por casa -dijo Fen con tono de hastio.

– Por lo que veo -prosiguio el inspector- habra que averiguar quien o quienes tenian motivos para matar a la joven, e interrogar a los sospechosos si los hay.

– ?No seria preferible no tomar ningun partido todavia? -sugirio sir Richard-. Al fin y al cabo no sabemos si murio asesinada.

– Pero, senor -protesto el inspector, con un deje de impaciencia-, ?sobre que otra base le parece que debemos comenzar?

Sir Richard se quedo mirandolo como si acabara de emerger de un capullo de gusano de seda, pero no contesto por la sencilla razon de que no se le ocurria ninguna respuesta.

– Creo que la idea es buena, inspector -intervino Fen, sin mayor entusiasmo-. Pero no en este agujero, por favor. Subamos a mis habitaciones.

– Ese Mr. Warner, ?no esta ahi tambien?

– Ah, si. Lo habia olvidado. Bueno, ?que tal si interrogamos a Williams y al portero aqui abajo, y despues subimos a ver a Warner? Una vez que terminemos con el podemos pedir a los otros dos que suban.

– ?Mr. Fellowes y Mr. Barclay? Si, parece razonable -el inspector concedio su aprobacion con reservas-. Pero no se si convendria interrogar a los testigos en el ambiente menos confortable.

– Hasta cierto punto tiene razon -dijo Fen, cada vez con menos entusiasmo-. Pero si mienten es mucho mas probable que se crean seguros y bajen la guardia al urdir sus mentiras en las profundidades de un sillon. ?Que monotono es todo esto! -concluyo con tono sorprendido.

– Y falta otra cosa -insistio el inspector-. Hay que avisar a la familia. ?Tiene parientes en Oxford la muchacha?

Solo entonces, por primera vez esa noche, Nigel penso en Helen. Las dos hermanas eran tan distintas, y por otra parte se habian llevado tan mal, que no le sorprendio comprobar que habia olvidado por completo el lazo familiar que las unia. El corazon le dio un vuelco.

– Tiene una hermana -informo-. Helen. Tambien pertenece a la compania.

El inspector tomo la inevitable nota.

– Tenemos que comunicarnos con ella. Supongo que el numero del teatro estara en la guia.

– Si, pero…, ?habra algun inconveniente en que sea yo quien le de la noticia? Somos buenos amigos, ?sabe?, y…

El inspector le disparo una mirada severa, pero termino accediendo.

– Esta bien, senor -dijo-. Eso si, yo en su lugar no entraria en detalles sobre las circunstancias que han rodeado el hecho. Naturalmente habra que formularle unas cuantas preguntas. Supongo -consulto con ansiedad un diminuto reloj de pulsera femenino- que ahora estara trabajando.

– Si. Y, pensandolo bien, no veo la necesidad de avisarla hasta despues de la funcion.

– Opino lo mismo. Y los padres, ?viven? -formulo la pregunta como si sospechara estar en presencia de una especie de autogenesis.

– No, murieron. Tengo entendido que hay una tia lejana, que las tomo a su cuidado; pero en realidad las conozco desde hace tan poco que no se mucho al respecto. Y por supuesto las dos cumplieron su mayoria de edad.

Asintiendo, y a falta de algo concreto que decir, el inspector produjo unos ruidos vagos con la nariz. Sir Richard sacudio de un hombro a Fen, que se habia quedado dormido y se desperto como el liron del cuento, con un pequeno chillido.

– Propongo -dijo apresuradamente- que Nigel nos hable sobre la muchacha, sobre su circulo de amistades y las relaciones que existian entre ellos; en fin, todo lo que haya podido saber estos ultimos dias. Supongo -anadio, dirigiendose al inspector- que no esta bajo sospecha, ya que sir Richard y yo podemos corroborar su coartada, y a menos que hubiese recurrido a algun dispositivo de poleas y electroimanes, no pudo haber cometido el crimen.

Los demas soltaron exclamaciones afirmativas, y despues que Fen les hubo ofrecido cigarrillos, y que cada uno tuvo el suyo encendido, Nigel les dijo lo que sabia [2].

Todos escucharon atentamente, incluso Fen, recobrado de su sopor. Y aun cuando cambio de posicion varias

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