idea sobre quien lo habia tomado, respondio que no.

Despues le formularon unas preguntas sobre sus relaciones con Yseut, pero aparte del hecho de que ella le habia dirigido la palabra en el tren, que la habia visto en el bar la noche del lunes, y que se habia contado entre sus invitados, no podia dar otra informacion. Aunque reconocia que era bonita, no le habia parecido gran cosa. De sus asuntos privados nada sabia. En la reunion Yseut bebio bastante y se enfurecio cuando le quito el arma, pero ya se sabe como son esa clase de reuniones, y el alcohol, afirmo, ejerce un efecto extrano en las mujeres. La noticia de la muerte de Yseut lo habia impresionado, y no lograba ver que motivo pudo inducirla a eliminarse, ni para el caso a hacerlo.

En realidad, penso Nigel, su asombro parece verdadero. Cuando se levanto para marcharse pidio que le devolvieran el revolver, pero le dijeron que lo necesitaban como prueba. Una vez que Spencer le tomo las impresiones digitales, salio con una expresion de vivo pesar en el rostro.

– Habra que verificar todo eso -dijo el inspector despues que la puerta se cerro-. Puede que sepa mas de lo que dice, pero primero nos ocuparemos de los que tienen motivos mas obvios, y dejaremos a los demas para luego. Debo reconocer que eso de que ella se abalanzara contra el en esa forma, conociendose tan poco, suena raro -exhalo un suspiro; era fastidioso, penso, tener que llevar una investigacion con el jefe de Policia delante todo el tiempo.

Fen no habia formulado ninguna pregunta durante el interrogatorio, si bien escucho con atencion relativa. Pero ahora su actitud habia cambiado, se lo veia decididamente animado, y en consecuencia sir Richard, con la fe ciega de los primeros martires cristianos, habia optado por no prestar ninguna atencion.

– Sus huellas concuerdan con las viejas que habia en el tambor y la culata -anuncio Spencer, que las habia estado comparando-. Tambien hay algunas menos recientes de la muerta, seguramente de cuando empuno el arma en la fiesta.

Williams fue el siguiente interrogado, mostrando claras huellas de las dos horas que acababa de pasar haciendole los honores a la cerveza del colegio, e inclinado a la locuacidad. La chica habia entrado, creia, unos veinte minutos antes de oir el disparo, pero no podia decir la hora exacta. Le habia dicho «buenas noches», y por considerarla una mercancia bastante pasable (sin querer hablar mal de los muertos, se apresuro a anadir), habia devuelto el saludo con una sonrisa.

– ?Alguien mas paso por el corredor entre la hora en que ella entro y el momento en que oyo el disparo?

– Si, senor, un caballero alto, moreno, mas bien delgado. Pero al darme la vuelta vi que subia directamente a las habitaciones del profesor.

– Robert Warner -acoto sir Richard.

– ?A que hora habra sido eso?

– A los cinco o diez minutos, poco mas o menos, despues de entrar ella, supongo. No podria asegurarlo.

– ?Y en ese intervalo no vio a nadie mas; podria jurarlo?

Williams rumio la pregunta un momento, haciendo rechinar los dientes. Por fin dijo:

– No, senor, a nadie mas. De eso estoy seguro.

El inspector se volvio hacia Fen.

– ?Donde da esa arcada, senor? ?A otros alojamientos?

– Entrando, a la derecha, esta la despensa -explico Fen-; a la izquierda una salita, una escalera que lleva a un dormitorio pequeno que hay justo encima de la despensa, y despues viene un pasaje que desemboca detras, en el patio.

– Y ese patio, ?donde da?

– Es un patio cerrado. Solo hay una puerta que se abre a la calle.

– ?Y supongo que esa puerta esta abierta?

– Hasta las ocho de la noche, si.

– Aja -el inspector parecia complacido-. Digame una cosa, Williams. Durante el tiempo que ha mencionado, ?no entro alguien por ese patio?

Williams lo miro indignado.

– No me parece probable. En ese caso tenia que pasar por donde yo estaba. Mr. Fellowes y un caballero llegaron por ese lado, y entraron en la otra salita temprano, justo antes de que ustedes vinieran a la hora de cenar, pero nadie mas.

– Bien, ahora diganos que hizo cuando oyo el disparo.

– Vine aqui corriendo a todo lo que me daban las piernas, y encontre a la chica como la vieron ustedes - respondio prestamente Williams.

– ?No puede ser mas preciso? -pidio Fen-. ?Que quiere decir con eso de «a todo lo que me daban las piernas»? Exactamente, y en detalle, ?que hizo?

– Le dire, senor. Iba a irme, casi no habia luz y no podia hacer nada mas, cuando oi el disparo. Entonces levante la cabeza para escuchar mejor y me dije, «?Oiste eso, o te parecio?», y entonces guarde las herramientas en mi caja y las deje en la escalera y me vine derecho aqui.

– A eso no llamaria yo «a todo lo que me dan las piernas» -objeto sir Richard-. ?Cuanto tardaria en guardar las herramientas?

Williams se revolvio inquieto.

– No se, senor, no sabria decir.

– Se lo preguntare de otro modo. ?Cuanto tiempo le parece que estuvo en el dormitorio antes de que nosotros llegaramos?

– Oh, nada mas que uno o dos minutos.

– Aja. Y nosotros llegamos poco despues de dos minutos. Eso no concuerda con lo que acaba de decirnos, Williams.

El hombre parecio asustado, como si lo hubieran encontrado con el arma humeante en la mano.

– Digame, Williams -tercio Fen-. Desde donde estaba, ?podria ver las ventanas de esta habitacion o las del cuarto de enfrente?

– En realidad no las mire, senor. Pero de cualquier manera estaba tan oscuro que aunque hubiera mirado no habria visto nada.

Fen asintio.

– ?Sono muy fuerte el disparo?

– Francamente, senor, la radio hacia un bochinche barbaro, no se si se acordara. No, creo que no sono muy fuerte. Por lo menos no tanto como para que uno pegara un salto, ?me entiende?

– ?Vio, u oyo, a Mr. Warner cuando bajo al lavabo?

– No, senor, no lo vi, pero la escalera tiene alfombra y estaba mirando a otro lado, asi que era dificil que lo viera. A lo mejor oi que cerraba la puerta, pero no puedo jurarlo.

– Como ayuda no es mucha -comento el inspector cuando hubieron despedido a Williams-. Pero supongo que no habia por que esperar otra cosa. Aunque algo hay: hemos establecido que nadie entro en esta habitacion despues de la joven.

– Claro que estamos suponiendo -intervino Fen- que se quedo en una u otra de estas habitaciones desde el momento en que entro hasta que la mataron.

– ?Y a que otra parte podria haber ido?

– Podria haber subido por la escalera, hasta la puerta de mi habitacion (sin entrar), o bien ido al lavabo.

El inspector recibio la nueva complicacion sin tratar de ocultar su desagrado.

– Habra que investigar eso -admitio de mala gana, aunque si lo hubieran instado a explicar como iba a cumplir ese proposito, habria terminado por confesar que no tenia la menor idea-. Si, habra que investigarlo, pero mas adelante, creo. Por el momento sera mejor ver de una vez a Parsons, el portero, y tratar de dilucidar la cuestion de las horas.

Nigel aprovecho la oportunidad para subir hasta la habitacion de Fen y telefonear a Helen. Cuando entro vio a Robert, que estaba leyendo, pero el otro se limito a saludarlo con la cabeza y reanudo la lectura.

La misma Helen atendio la llamada. Sin andar con rodeos, Nigel la puso al tanto de lo ocurrido. Luego en el otro extremo del hilo hubo un largo silencio.

– Oh, Dios mio -murmuro Helen, al fin-. ?Como fue?

– Por ahora parece un suicidio -mintio Nigel por segunda vez en la noche.

– Pero ?por que?

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