noviembre de 1965, y Brian Stableford, cuya colaboracion firmada con seudonimo,
Bonfiglioli no se sentia satisfecho con el titulo
Por la misma epoca,
La primera
Moorcock imprimio rapidamente obras que, pensaba, solo
Los escritores americanos comprendieron tambien que la ciencia ficcion se emanciparia precisamente en
Dicha ola romperia contra la costa de la ciencia ficcion en 1967, aunque todos los indicios apuntaban ya hacia tal fin en marzo de 1966. Los ultimos anos habian visto un increible brote de nuevos talentos, que aportaban un punto de vista totalmente renovado. Todo comenzaba a hervir. Cuando llegara al punto de ebullicion, la ciencia ficcion jamas volveria a ser la misma.
El bebe del senor Culpeper
Kenneth Bulmer
de
Los anos cincuenta vieron la publicacion de un tipo de relato de ciencia ficcion que no goza hoy dia de tanta popularidad. Se trataba de la narracion nitida, precisa, basada en una simple premisa manipulada con precision por el autor para conducirla a un resultado explosivo. Si bien los escritores americanos cultivaban esta variedad, constituyo en su conjunto un rasgo peculiarmente britanico, Kenneth Bulmer, creador tambien de obras de superior extension, fue uno de sus mejores exponentes.
Bulmer participo activamente en el boom de la ciencia ficcion despues de la guerra, editando su propia revista de aficionados. En 1955, actuo como representante oficial de Gran Bretana en la convencion mundial de ciencia ficcion, celebrada en Cleveland. Ha mantenido siempre su relacion con el genero, asistiendo con regularidad a las convenciones britanicas y presidiendo en cierta ocasion la British Science Fiction Association y la British Fantasy Society.
El senor Culpeper vivia con un temor mortal a su bebe.
Empujo el nuevo cochecito por las aridas calles suburbanas del domingo por la manana, eludiendo las miradas de admiracion de los transeuntes. Su avispado rostro de habitante de los suburbios londinenses de facciones enjutas, parecia haber sido sumergido en cera que, una vez seca, lo habia dejado rigido e inmovil. El bebe yacia felizmente dormido, con la babeante boca abierta y las gruesas mejillas descansando sobre el almohadon, componiendo una imagen capaz de provocar ronroneos de placer en las ancianas damas de pelo blanco.
Pese a ello, el bebe habia expuesto un panorama tan terrorifico ante los ojos del senor Culpeper que la mente