El amor y las estrellas… ?hoy!
Kate Wilhelm
de
La decada de 1950 fue testigo de una creciente infiltracion de las mujeres en el campo de la ciencia ficcion. Coincidio con un periodo en que las posturas sociologicas empezaban a reemplazar a la ciencia dentro del genero y cuando la caracterizacion y sensibilidad se volvieron tan importantes como los detalles tecnologicos. Entre la nueva brigada, sobresalia Kate Wilhelm. Aun hoy conserva su puesto en la jerarquia.
Su primer relato importante, The Mile-Long Spaceship (La gran astronave), en torno a un hombre que establece contacto telepatico con una nave invasora extraterrestre, fue publicado, cosa no tan sorprendente como parece a primera vista, por Astounding. Esta narracion sirvio posteriormente de base a la primera coleccion de Wilhelm, del mismo titulo (1963), que incluyo el nuevo relato Andover and the Android (Andover y la androide), una ingeniosa historia sobre un hombre que decide casarse con una androide por razones comerciales y, en contra de sus propositos, se enamora de ella.
Era una fiesta completamente estupida. Sammy nunca pudo recordar despues por que se celebraba. Quizas alguien habia logrado un aumento de sueldo, o se habia prometido, o habia cumplido anos… O habia muerto. No lo sabia.
Se burlo de la pareja con la que tropezo en el oscuro pasillo camino del cuarto de bano, donde paso un mal momento. Despues volvio a la sala y recupero su vaso de manos de Miriam, que le obsequio con una tonta risita.
– ?Que te ocurre, Sammy? ?Ya no aguantas la bebida? Es el mejor whisky del mercado, ?no lo sabias?
Miriam se arrimo a el, musitando palabras absurdas. Se la quito de encima y busco a su esposa. -Sally no se hallaba en la sala. Encogiendose de hombros, volvio a la mesa alargada donde las botellas de whisky se alineaban junto a los medio derretidos cubitos de hielo y las pringosas pastas, que provocaban repugnancia con solo ver su masa verdosa y rosada. Se apresuro a apartarse de la confusion y se encontro mirando un vaso acabado de llenar que alguien movia de un lado a otro ante sus ojos. Lo acepto y se trago el transparente fuego liquido.
– Habra que irse -decia alguien monotonamente, una y otra vez-. Tengo que trabajar manana, ?sabes?
– Yo he terminado por esta semana -respondio otra voz pastosa, que podria pertenecer a la misma persona, a juzgar por lo que se parecia a la anterior.
«Yo tambien -penso Sammy-. Para siempre.» Esta noche se lo diria a los demas. Mas tarde, cuando se sintiera mejor. Habia esperado tres dias, pero ahora lo confesaria.
Diviso en un rincon a Melvin y Freddy, sobrios en apariencia, y se abrio paso hacia ellos. El bueno de Freddy… Confiaba en que continuara sobrio cuando se acabara la bebida. Mejor dicho, se lo temia. Se lo diria primero a Freddy. Luego, buscaria a Sally y se irian un rato al Remiendo.
– Toma un trago, Fred, amigo.
Extendio su vaso y solo entonces advirtio que estaba vacio otra vez.
– Sera mejor que lo dejes, Sammy. Segun parece, ya has bebido bastante.
Fred era su amigo. Tenian el mismo turno, de diez a cuatro, los miercoles, jueves y viernes. Y se divertian y bebian juntos el resto de la semana, en los mismos lugares. El bueno de Freddy… Solo que el no se emborrachaba nunca.
Melvin declaraba con una voz demasiado aguda y hablando con excesiva rapidez:
– Sigo diciendo que prefiero trabajar cuatro dias y ver lo que estoy haciendo que pasarme tres dias enteros sentado y apretando botones, sin enterarme nunca del resultado.
– Bueno, en ese caso, dime algun trabajo que te permita seguirlo desde el principio hasta el fin.
– Exacto. A ver, ?donde esta ese trabajo? -convino juiciosamente Sammy.
– El de los trabajadores de la construccion, por ejemplo. Al menos, ven terminadas las casas que construyen.
Melvin se negaba siempre a ceder en cuanto adoptaba una determinada postura. En la proxima fiesta, tal vez argumentase en contra con la misma facilidad.
– ?Bah! ?Carpinteros! Tienes la anticuada idea de que saben lo que hacen. Pues te dire una cosa. Un tio de mi mujer es carpintero y ni una sola vez en su vida ha sabido en que trabajaba hasta que estaba terminado, lo entregaba y lo veia un dia por casualidad. Rumores, nada mas que rumores. El jefe lo sabe, pero ?crees que se va a pasar la vida explicandoselo a los trabajadores? Estaria bueno… Todo lo que hace el tio de Ellen es ajustar el tablero posterior izquierdo al tablero lateral izquierdo. Su siguiente operacion consiste en ajustar otro tablero posterior izquierdo a otro tablero lateral izquierdo. Y asi sucesivamente. Y en eso trabaja cuatro dias a la semana, mientras que yo me siento ante mi cuadro de mandos y manipulo los botones que montan los frenos de un triciclo. Y te pregunto, ?acaso no se que estoy haciendo?
– Exacto. -Sammy tomo el partido de Freddy en contra de Melvin-. Fabricamos triciclos. Todos los dias vemos triciclos. Tu tienes uno, yo tengo uno, Freddy tiene uno… Todo el mundo tiene un triciclo. Fabricamos triciclos tres dias a la semana, y ahora todo el mundo tiene el suyo.
Miro su vaso una vez mas con severidad y, sin anadir nada, dejo a los otros dos discutiendo la verdad de si todo el mundo poseia o no un triciclo. Por el momento, habia olvidado que deseaba contarle a Freddy.
Necesitaba otro trago. Licor legal o ilegal… ?Que mas daba? Tambien todo el mundo tenia whisky ilegal. Miro vagamente a su alrededor en busca de Sally. Al no verla, se dirigio a la cocina. Creyo que no conseguiria acercarse a la mesa, debido a aquel tufo a queso y a sardinas.
El volumen de la musica era excesivo, y por un instante se pregunto por que nadie lo bajaba. En realidad, carecia de importancia. Con toda seguridad, nadie se acordaba de donde estaban los mandos. Hayward dormia la mona desde hacia varias horas, y el piso le pertenecia. «La familia se ha ido de viaje -les dijo-, venid a mi casa.» Quiza por eso daba la fiesta. Sin familia durante el largo fin de semana. «Mi padre, mi madre, Carol y los ninos se han ido… Venid a mi casa.» Eso les dijo. Una razon bastante buena para celebrar una fiesta, penso Sammy, y se rio al tratar de explicarselo a quienes se prestaron a escucharle.
Tres parejas se besuqueaban en el sofa. Fijo su atencion en las mujeres, pero Sally no se encontraba entre ellas. Dos de las parejas le echaron de alli. La tercera ni siquiera advirtio la inexpresiva curiosidad de sus ojos.
– ?Dios mio, como me gustaria que mi familia se marchara fuera unos dias! -comento Jackson con cierta amargura-. ?Y encima van a venir tres de mis tias! Mi madre dijo que viviran con nosotros…, que no cuentan con otro sitio adonde ir.
– Para suerte, la de Hayward. Su mujer tiene cuatro hermanos que visitar. Todos ejecutivos, segun creo. ?Como se liaria esa mujer con Hayward, un simple mecanico?
– ?No sabes que…?
Sammy llego a una decision. Escucharia los comentarios, aqui y alla.
en su casa siempre hay de lo mejor. Carol lo consigue a traves de su hermano. Uno que trabaja para el