A.E. Van Vogt
de
Uno de los mas celebres autores durante la edad de oro de Astounding fue Alfred Elton Van Vogt, que hizo vibrar a los lectores con novelas como Slan (1940) y World of Null A (El mundo de los no-A) (1945) y con sus numerosos relatos breves. Luego, en 1950, Van Vogt se vio envuelto en el movimiento dianoetico de L. Ron Hubbard y abandono por completo la ciencia ficcion. Su nombre paso asi a la leyenda. Mientras los veteranos alababan sin cesar la gran calidad de los intrincados rompecabezas de Van Vogt, los novatos buscaban con gran diligencia ejemplares de sus obras.
1
La nave espacial
A la «manana» siguiente, el capitan Browne informo a sus hombres, colonos de la cuarta y quinta generacion, que una nave auxiliar tripulada iba a descender a la superficie del planeta.
– Todo miembro de la tripulacion debe considerarse sacrificable -dijo con enorme seriedad-. Este es el dia que nuestros bisabuelos, nuestros predecesores, que partieron audazmente hacia la nueva frontera espacial tanto tiempo atras, aguardaron con valor inquebrantable. No debemos fallarles.
Y concluyo su anuncio a traves del circuito de intercomunicacion de la gran nave afirmando que los nombres de los ocupantes de la nave de exploracion se darian a conocer al cabo de una hora.
– Y se -anadio- que todo autentico hombre querra ver su nombre en la lista.
John Lesbee, el quinto de su linaje a bordo, experimento una sensacion de amilanamiento al escuchar aquellas palabras. Le sobraban motivos para sentirse asi.
Dudaba aun si debia o no dar la senal para un desesperado acto de rebeldia, cuando el capitan Browne efectuo el esperado anuncio
– Y se que todos vosotros compartireis con el su momento de gloria al revelaros que John Lesbee ira al frente de la tripulacion portadora de las esperanzas del hombre en esta remota zona del espacio. En cuanto a los otros…
El capitan nombro a siete de las nueve personas con las que Lesbee habia estado conspirando para apoderarse de la nave. Puesto que la nave auxiliar solo tenia cabida para ocho, Lesbee comprendio que Browne se quitaba de encima tantos enemigos como le era posible. Con creciente desaliento, escucho al capitan ordenar que todo el mundo se reuniera en la sala de recreo de la nave.
– Ruego a los tripulantes de la nave de exploracion que se reunan conmigo y los demas oficiales en el escenario. Sus instrucciones son rendirse a todo navio que pretenda interceptarles. Iran equivocados con instrumentos que nos permitan observar desde aqui y determinar la etapa de logros cientificos en que se encuentra la raza dominante del planeta.
Lesbee corrio hacia su habitacion, en la cubierta de los tecnicos, con la esperanza de que Tellier o Cantlin le buscaran alli. Sentia la necesidad de celebrar un consejo de guerra, por muy breve que fuera. Aguardo cinco minutos, mas no aparecio miembro alguno de su grupo de conspiradores.
Sin embargo, disponia de tiempo para calmarse. Curiosamente, el olor de la nave contribuia mas que nada a su sosiego. Desde los primeros dias de su vida, el olor a energia y el aroma del metal sometido a tension habian sido sus perpetuos companeros. En aquel momento, con la nave en orbita, esa tension habia disminuido. El olor de la energia era mas anejo que nuevo. Pero el efecto resultaba similar.
Ocupo la silla que empleaba para leer. Cerro los ojos y respiro aquel complejo de olores producidos por tantas y titanicas energias. Sentado alli, noto que el miedo abandonaba su mente
Jamas habia tenido tiempo para llegar a comprender la complicada teoria que constituia la esencia de las numerosas operaciones de la nave.
Mientras vivio su padre habia intentado en numerosas ocasiones transferirle sus conocimientos. Pero era muy dificil ensenar tamanas complejidades a un muchacho fatigado y sonoliento. Lesbee sintio incluso un ligero alivio al morir su padre. El agobio desaparecio. Sin embargo, se daba cuenta de que la familia Browne habia logrado su mayor victoria al ir reduciendo la destreza poseida por los sucesivos descendientes del capitan original de la nave.
Encaminandose por fin a la sala de recreo, Lesbee se pregunto si acaso los Browne le habrian entrenado como preparacion para una mision como la presente.
Sus ojos se dilataron. En caso afirmativo, su propia conspiracion se reducia a una mera excusa. En realidad, la decision de matarle podia haber sido tomada hacia mas de una decada, a anos luz de distancia…
Mientras la nave exploratoria descendia hacia Alta III, Lesbee y Tellier ocuparon el doble sillon de mando y observaron en la pantalla delantera la vasta y nebulosa atmosfera del planeta.
Tellier era un hombre delgado, un intelectual, descendiente del doctor Tellier, un fisico que habia realizado numerosos experimentos sobre la velocidad en los primeros dias del viaje. Nunca se habia comprendido por que las naves espaciales no conseguian alcanzar siquiera una buena fraccion de la velocidad de la luz, y mucho menos superarla. Al morir el cientifico de manera insospechada, no quedo nadie con los conocimientos suficientes para desarrollar un programa de investigacion.
El personal entrenado que sucedio a Tellier creyo de forma vaga que la nave habia sufrido una de las paradojas implicitas en la teoria de la contraccion de Lorenz-Fitzgerald. Pero fuera cual fuese la explicacion, el problema jamas se resolvio.
Observando a Tellier, Lesbee se pregunto si su mejor amigo sentiria el mismo vacio interno que el. Se trataba de la primera vez que Lesbee, o cualquier otro, salia de la gran nave. «Nos dirigimos a una de esas grandes masas de tierra y agua, un planeta», penso.