nuestras respectivas posiciones.

La expresion del rostro de Browne le indico que la conveniencia y las potencialidades de su propuesta se abrian paso en su mente.

– Vendra usted solo a bordo -dijo por fin Browne-. Y unicamente con un prisionero. ?Nadie mas!

Lesbee experimento una emocion aturdidora al ver que el capitan mordia el anzuelo. «Es como un ejercicio de logica -penso-. Tratara de matarme en cuanto se vea a solas conmigo y se sienta seguro de que puede atacar sin peligro. Pero ese plan me llevara a la nave. Y tengo que estar en ella para desarrollar el mio.»

Browne le miraba cenudo.

– Senor Lesbee -pregunto-, ?se le ocurre alguna razon por la que uno de esos seres no deba subir a bordo?

– Ninguna, senor -mintio, denegando al mismo tiempo con la cabeza.

– Muy bien. -Browne parecia haber tomado una decision-. Le vere dentro de poco. Entonces discutiremos los detalles adicionales. Lesbee no se arriesgo a pronunciar una sola palabra mas. Asintio y cerro la conexion. Estaba temblando y se sentia molesto e intranquilo.

«Pero ?que otra cosa podemos hacer?», penso.

Desvio su atencion a la parte del suelo que habian dejado al descubierto, siguiendo sus ordenes. Rapidamente se inclino y estudio los codigos de las diversas unidades de programacion, como si comprobara que se trataba de las mismas que habian ocupado en principio aquellas ranuras.

Encontro la serie que queria: un intrincado sistema de unidades interconectadas, disenado en su origen para programar un metodo de aterrizaje por control remoto, un avanzado mecanismo Waldo, capaz de hacer aterrizar la nave en un planeta y permitir de nuevo su despegue, toda la operacion dirigida mediante el nivel de impulsos del pensamiento humano.

Deslizo todas las unidades en su posicion de secuencia y cerro el sistema.

Completada aquella importante tarea, tomo el accesorio de control remoto y se lo metio de modo casual en el bolsillo.

Regreso luego al tablero de mandos y paso varios minutos examinando la red de conexiones y comparandola con un esquema mural. Diversos cables estaban desconectados. Arreglo los desperfectos y al mismo tiempo logro cortocircuitar uno de los principales reles del piloto por control remoto mediante un movimiento de torsion que efectuo con las pinzas.

Volvio a colocar el tablero, pero lo dejo suelto. No tenia tiempo para fijarlo de manera adecuada. Y puesto que podia justificar con facilidad su siguiente maniobra, saco una jaula del almacen e izo a Dzing a su interior, ligaduras incluidas.

Antes de bajar la tapa, monto en la jaula una sencilla resistencia, con objeto de evitar que el karniano transmitiera al nivel del pensamiento humano. El dispositivo era sencillo, en el sentido de que carecia de selectividad. Incluia un interruptor de dos posiciones, que ponia en movimiento o detenia el flujo energetico en las paredes metalicas al nivel del pensamiento.

Instalado ya el dispositivo, deslizo en su otro bolsillo el mando que lo accionaba. No lo activo. No por el momento.

Dzing emitio un nuevo mensaje telepatico desde la jaula: «Es significativo que estos seres me hayan seleccionado para un trato especial. Podriamos llegar a la conclusion de que se trata de una casualidad o, por el contrario, que son muy observadores y me senalaron como jefe de la operacion. Sea cual fuere el motivo, seria una tonteria regresar ahora.»

Empezo a sonar un timbre. Lesbee observo las pantallas. Un punto de luz habia aparecido en una de ellas. Se movia velozmente hacia ciertas lineas que se cruzaban en el centro exacto. La Esperanza del hombre -representada por el foco de luz-, y la nave auxiliar se desplazaban por lo tanto de manera inexorable hacia el lugar de su cita.

4

– Acuda a la sala de mando inferior -fueron las ordenes de Browne.

Lesbee guio su carretilla electrica, con la jaula sobre ella, fuera de la compuerta P de la gran nave… El hombre que manejaba la compuerta era el segundo oficial, Selwyn. ?Un alto cargo encargandose de una tarea rutinaria…? Selwyn saludo con una sonrisa forzada, mientras Lesbee avanzaba con su cargamento a lo largo del silencioso pasillo.

No vio a nadie mas en su trayecto. El resto del personal habia sido apartado sin la menor duda de aquella zona de la nave. Un poco mas tarde, sombrio y resuelto, depositaba la jaula en el centro de la gran gala y la fijaba magneticamente al suelo.

Al entrar Lesbee en el despacho del capitan, este le miro desde uno de los dos asientos de mando. Bajo de la tarima forrada de caucho hasta situarse al mismo nivel que el recien llegado, avanzo sonriente y le tendio la mano derecha. Era un hombre imponente, como habian sido todos los Browne, que le llevaba la cabeza a Lesbee y mostraba un excelente aspecto. Los dos hombres estaban a solas.

– Me alegra que se mostrara tan sincero -dijo-. Dudo que yo le hubiera hablado en terminos tan contundentes de no haber tomado usted la iniciativa.

No obstante, mientras se estrechaban las manos, Lesbee experimento cierto recelo. «Esta tratando de recuperarse de la insensatez de su reaccion -penso-. En realidad, le obligue a estallar por completo.»

Browne prosiguio en el mismo tono cordial:

– He tomado una decision -dijo-. Una eleccion estaria fuera de lugar. La nave abunda en grupos disidentes inexpertos, la mayoria deseando solo volver a la Tierra.

Lesbee, que albergaba identico deseo, mantuvo un discreto silencio.

– Usted sera el capitan en tierra -continuo el oficial- y yo el capitan de la nave. ?Por que no tomamos asiento ahora mismo y elaboramos un comunicado de mutuo acuerdo, que yo leere a los demas a traves del circuito intercomunicador?

Lesbee se sento en una silla junto a Browne, pensando:

«?Que ventaja representa para el nombrarme publicamente capitan en tierra?»

Por ultimo, decidio con cinismo que para el hombre de mas edad suponia la ventaja de contar con la confianza de John Lesbee, con lo cual podria aquietarle, influirle, enganarle y destruirle.

Lesbee examino el recinto subrepticiamente. La sala de mando inferior era una gran camara rectangular, contigua a los enormes motores centrales, con un tablero de mando duplicado exacto del que existia en el puente de la parte superior de la nave. El gran vehiculo espacial podia ser guiado indistintamente desde uno u otro tablero, aunque la prioridad correspondia al puente. El oficial de guardia gozaba del derecho de tomar decisiones importantes en caso de urgencia.

Lesbee efectuo un rapido calculo mental y dedujo que el primer oficial, Miller, se hallaba de guardia en el puente. Miller era un leal partidario de Browne. Probablemente, el individuo les observaba en una de sus pantallas, preparado para acudir en ayuda de su jefe en caso necesario.

Pocos minutos despues, Lesbee escuchaba pensativo a Browne mientras este leia el comunicado conjunto a traves del intercomunicador, designandole capitan en tierra, un poco asombrado y un mucho consternado ante la confianza total que el otro hombre albergaba respecto a su poder personal y posicion en la nave. Ascender al principal de sus rivales a un cargo tan alto constituia un paso decisivo.

El siguiente acto de Browne fue asimismo sorprendente. Todavia ante los visores, alargo una mano, palmeo con afectuoso gesto los hombros de Lesbee y se dirigio asi a sus auditores:

– Como todos saben, John es el unico descendiente directo del capitan original. Nadie conoce con exactitud lo sucedido hace cincuenta anos, cuando mi abuelo tomo por primera vez el mando. Pero recuerdo que el anciano se empenaba en que tan solo el sabia como debian ser las cosas. Dudo que confiara en lo mas minimo en cualquier mequetrefe al que no tuviera controlado por entero. A mi me daba la sensacion de que mi padre era la victima, mas que el beneficiario, del caracter y el sentimiento de superioridad de mi abuelo. -Esbozo una animada sonrisa-. En cualquier caso, amigos mios, no podemos recomponer los huevos

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