Contemplo el panorama con fascinacion total. La enorme esfera iba haciendose cada vez mayor.

Se aproximaban a gran velocidad, describiendo una curva prolongada y angular, dispuestos a alejarse en cuanto alguno de los cinturones de radiacion naturales sobrepasara sus sistemas de proteccion. Sin embargo, al irse registrando los niveles de radiacion, los contadores mostraron que los mecanismos de la nave respondian adecuada y automaticamente.

De repente, un timbre de alarma rompio el silencio.

Al mismo tiempo, las pantallas se centraron en un punto de luz que se movia a gran velocidad, muy por debajo de la nave. La luz avanzaba como una flecha hacia ellos.

?Un misil!

Lesbee contuvo la respiracion.

Pero el reluciente proyectil cambio de rumbo, dio una vuelta completa, tomo posicion a varios kilometros de distancia y empezo a descender siguiendo a la nave.

El primer pensamiento de Lesbee fue: «Jamas nos dejaran aterrizar». Y le invadio una intensa frustracion.

Otra senal lanzo su zumbido desde el tablero de mandos.

– Nos estan sondeando -dijo Tellier con voz tensa.

Un instante despues de pronunciar estas palabras, la nave parecio temblar e inmovilizarse. Se trataba del inconfundible contacto de un rayo tractor. Su campo de fuerza aferro a la nave, la arrastro, la retuvo.

La ciencia de los habitantes de Alta III estaba revelandose ya como algo formidable.

Bajo los pies de Lesbee, la nave reinicio su movimiento.

Todos los tripulantes se acercaron, observando como el punto luminoso se resolvia en un objeto que aumentaba cada vez mas de tamano. Lo tenian muy cerca. Era mayor que su nave.

Se produjo un choque de metales. La nave temblo de popa a proa.

– Estan ajustando su compuerta a la nuestra -advirtio Tellier, aun antes de que cesara la vibracion.

Detras de Lesbee, sus companeros iniciaron la serie de bromas peculiares de la persona que se siente amenazada. Una burda comedia que de repente alcanzo el suficiente grado de humor para abrirse paso a traves del miedo de Lesbee, que se encontro riendo contra su voluntad.

A continuacion, libre de ansiedad por un momento y consciente de que Browne vigilaba la escena y de que no habia otra alternativa, dio la orden:

– Abrid la compuerta. Que los extranos nos capturen, tal como se nos ha ordenado.

2

Pocos minutos despues de que se abriera la compuerta exterior, la nave extraterrestre realizo identica maniobra. Dispositivos impermeabilizados tomaron contacto con la nave exploratoria, aislando ambas entradas del vacio espacial.

El aire siseo en el pasillo que formaban entre las dos naves las compuertas neumaticas. Se abrio una puerta interior en el vehiculo alienigena.

Lesbee contuvo de nuevo la respiracion.

Hubo un movimiento en el pasillo. Un ser extrano aparecio ante los terrestres, avanzando sin vacilacion alguna, y golpeo el vidrio de la compuerta con algo sujeto en la punta de uno de sus cuatro brazos correosos. El recien llegado tenia cuatro patas y cuatro brazos, sobresaliendo de un cuerpo alargado y delgado, que se mantenia en posicion erecta. Practicamente no poseia cuello alguno, aunque las numerosas arrugas de la piel entre el tronco y la cabeza indicaban que gozaba de una gran flexibilidad.

En tanto que Lesbee se fijaba en los detalles de su aspecto, el extrano ser volvio un poco la cabeza, y sus dos grandes e inexpresivos ojos se concentraron en el receptor oculto en la pared que fotografiaba la escena, topandose asi con los ojos de Lesbee.

Lesbee parpadeo y luego desvio la mirada. Trago saliva y movio la cabeza en direccion a Tellier.

– ?Abrid! -ordeno.

En el instante en que se abria la puerta interior de la nave terrestre, aparecieron sucesivamente en el pasillo otras seis criaturas de cuatro patas, avanzando con la misma seguridad que la primera. Los siete seres cruzaron la abierta puerta de la nave. Y conforme iban entrando, sus pensamientos penetraron en el acto en la mente de Lesbee…

Cuando Dzing y su grupo de abordaje salieron de la pequena nave karniana para recorrer la compuerta de conexion, el oficial que ostentaba el mando a bordo le envio un mensaje mental.

«La presion y el contenido de oxigeno estan dentro de los valores existentes en la superficie de Karn. No hay duda alguna, pueden vivir en nuestro planeta.»

Dzing se introdujo en la nave terrestre y advirtio que se hallaba en la sala de control del vehiculo espacial. Alli, por primera vez, vio a los hombres. El y sus acompanantes se detuvieron. Y los dos grupos de seres, los humanos y los karnianos, se observaron mutuamente.

El aspecto de los seres bipedos no sorprendio a Dzing. Con anterioridad, los pulsovisores habian penetrado las paredes metalicas de la nave y fotografiado con exactitud la forma y dimension de sus ocupantes.

La primera orden a su tripulacion pretendia comprobar si los extranjeros se rendian de verdad.

«Dad a entender a los prisioneros que necesitamos que se desnuden como medida de precaucion.»

Lesbee no estuvo seguro respecto a si aquellos seres recibian o no los pensamientos humanos igual que el recibia los suyos… hasta que se dio la ultima orden. Desde el primer momento, los extraterrestres mantuvieron sus conversaciones mentales como si no conocieran los pensamientos de los seres humanos. Ahora, observo a los karnianos que se acercaban. Uno de ellos le tiro significativamente de la ropa. Y ya no le cupo duda alguna.

La telepatia mental solo funcionaba en una direccion: de los karnianos a los humanos.

Lesbee empezo a saborear las implicaciones del hecho, mientras se apresuraba a desnudarse… Era absolutamente vital que Browne no lo averiguara.

Se quito todas sus prendas y, antes de dejarlas caer, tomo cuaderno y pluma. Desnudo, escribio a toda prisa: «Que no Sc sepa que podemos leer las mentes de estos seres».

Paso el cuaderno a los demas y se sintio mucho mejor cuando todos los hombres lo hubieron leido e hicieron un silencioso gesto de asentimiento con la cabeza.

Dzing se comunico por telepatia con alguien situado en planeta:

«Los extranjeros han decidido rendirse, es obvio. Solo subsiste un problema: ?como lograr ahora que nos apresen sin despertar las sospechas de que deseamos que lo hagan?»

Lesbee no capto la respuesta directamente. Sin embargo, la obtuvo a traves de la mente de Dzing:

«Empezad a destrozar el bote. Veamos si eso provoca una reaccion.»

Los miembros del grupo de abordaje karniano obedecieron al instante. Arrancaron los tableros de mando, y las placas del suelo fueron fundidas y rasgadas. Muy pronto, instrumentos, cables y controles quedaron expuestos a la vista. Lo que mas intereso a los extraterrestres fueron las numerosas computadoras y sus accesorios.

Browne debia de haber contemplado el destrozo, porque en aquel momento, antes de que los karnianos comenzaran a destrozar la maquinaria automatica, sono su voz:

– ?Atencion, tripulantes! Voy a cerrar la compuerta y hacer que el bote describa una cerrada curva a la derecha. Dentro de veinte segundos, exactamente.

Al oir la advertencia, Lesbee y Tellier ocuparon sus asientos y los hicieron girar, de modo que la presion provocada por la aceleracion les aplastara contra los respaldos. Los otros hombres se acurrucaron en el maltrecho suelo y se prepararon para el golpe.

La nave dio un brusco bandazo. Y aunque el giro se inicio con lentitud, lanzo a Dzing y sus companeros contra una pared de la sala de mandos. El extraterrestre se aferro con sus numerosas manos a los asideros que habian surgido de repente del liso metal. Cuando el viraje se intensifico, ya habia asegurado sus cuatro cortas patas. El resto de la amplia curva lo tomo poniendo en tension su alargado y brunido cuerpo. Los demas karnianos le imitaron.

La terrible presion menguo, y Dzing estimo que la nueva direccion del vehiculo formaba casi un angulo recto

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