– ?Como has dicho que se llama? -pregunto Cian frunciendo el ceno.

– Toca Nia.

Cian se puso a pensar un momento y luego nego con la cabeza.

– Toca Nia de Rath Bile -anadio Fidelma con frialdad.

Era indudable que Rath Bile, en efecto, significaba algo para Cian.

– ?Te apetece hablarme de eso? -prosiguio Fidelma.

– ?Que quieres saber en concreto?

– Quiero saber que sucedio en Rath Bile.

– En Rath Bile fue donde perdi la utilidad del brazo. -Su tono revelaba resentimiento.

– ?Que hacias en Rath Bile?

– Cumplir ordenes del rey supremo.

– Creo que necesito algo mas de informacion, Cian.

– Estaba al mando de una tropa de la escolta del rey supremo. Alli tuvo lugar una batalla, y en ella la flecha me hirio el brazo.

Fidelma respiro hondo, mostrando asi la frustracion que sentia.

– No me interesan esos detalles.

Cian apreto la mandibula.

– ?De que me acusa exactamente Toca Nia?

– Asegura que eres el Carnicero de Rath Bile. Que bajo tus ordenes se mataron a ciento cuarenta hombres, mujeres y ninos, y se prendio fuego a la aldea y la fortaleza. ?Dice la verdad?

– ?Te ha dicho Toca Nia a cuantos guerreros del rey supremo dieron muerte? - contrapuso Cian con enfado.

– Eso no vale como defensa. Los guerreros se expusieron a morir al atacar la aldea y la fortaleza. La muerte de unos guerreros no puede compensarse con la de mujeres y ninos. No existe causa justa que exonere de una matanza.

– ?Como puedes decir eso? -desafio Cian-. ?Es una causa justa si tal es la voluntad del rey supremo!

– Eso es moralidad tendencia, Cian. No es en absoluto una justificacion. Insisto en que me cuentes que sucedio o, de lo contrario, podria alegarse que las acusaciones de Toca Nia son ciertas y que debes responder por ellas.

– ?No son verdad! ?No son ciertas en absoluto! -grito Cian con rabia y frustracion.

– Pues cuentame tu version de los hechos. Entre el rey supremo y el rey de Laigin habia una disputa acerca de alguna linea fronteriza, ?cierto?

Cian asintio con renuencia.

– El rey supremo consideraba que los Ui Cheithig que moraban en los aledanos de Cloncurry debian pagarle tributos directos. El rey de Laigin sostenia que el era el senor de los Ui Cheithig, y el rey supremo decia que su tributo correspondia al antiguo boramha.

Cian se referia a una antigua palabra que designaba un tributo pagado con ganado.

– No lo entiendo -reconocio Fidelma.

– La historia se remonta a la epoca en que el rey supremo Tuathal el Legitimo reinaba con derecho en Tara. Tuathal tenia dos hijas. Sucedio que el rey de Laigin, que entonces era Eochaidh Mac Eachach, contrajo matrimonio con la hija mayor de Tuathal, pero luego descubrio que no le gustaba tanto como la menor. Asi que regreso a la corte de Tuathal e hizo creer a todos que su primera esposa habia perecido, lo cual le permitio casarse con la hermana.

Cian callo para sonreir burlonamente pese a lo grave de su situacion.

– Era un astuto viejo verde, ese rey Eochaidh.

Fidelma se abstuvo de hacer comentario alguno: a sus ojos no habia nada gracioso en el engano.

– Bueno, como cabia esperar -prosiguio Cian-, las dos hermanas acabaron descubriendo la verdad. La segunda supo que estaba casada ilegitimamente porque su hermana estaba viva. Cuentan que, al descubrir que compartian esposo, murieron de verguenza. -Interrumpio su relato y se sonrio para exclamar-: ?Que estupidez! En fin. Lo ocurrido llego a oidos del padre, el rey supremo, y para vengarse invadio con su ejercito Laigin. En la batalla se encontro con Eochaidh; lo mato y arraso su reino.

»Los hombres de Laigin acudieron al rey con un llamamiento para la paz y aceptaron pagar un tributo anual, buena parte del cual en ganado. En adelante, los descendientes Ui Neill de Tuathal exigieron a ese pueblo el boramha (el tributo de ganado), pero casi siempre debian usar la fuerza para obtenerlo. Por ese motivo Blathmac nos ordeno ir al sur y arrasar Rath Bile: para demostrar que estaba resuelto a obtener el tributo del rey de Laigin.

– Pero, ?no se habia firmado ya un acuerdo? -senalo Fidelma-. ?Os dirigisteis al sur una vez los reyes ya habian firmado la paz?

Con un gesto de impaciencia, Cian respondio:

– Un guerrero no cuestiona las ordenes de un superior, Fidelma. Se me ordeno ir al sur. Y al sur me dirigi.

– ?Reconoces que estabas al mando de la tropa?

– Claro que si. ?No lo niego! Pero actuaba bajo las ordenes legitimas del rey supremo. Tenia por mision conseguir el tributo.

– Ni siquiera el rey supremo esta por encima de la ley, Cian. Cuentame que sucedio.

– Partimos en cuatro navios, doscientos guerreros del rey supremo Fianna. Eramos la flor y nata de la propia elite. Desembarcamos en el puerto de Ui Enechglais y marchamos hacia el oeste a traves del rio Sleine hasta llegar a Rath Bile. El hermano del rey de Laigin se nego a entregar la fortaleza y la aldea.

– Y como se nego, la atacasteis.

– Asi es, la atacamos -confirmo Cian-. Obedeciamos ordenes del rey supremo.

– ?Reconoces que tu y tus guerreros matasteis a mujeres y ninos?

– Cuando entramos no podiamos pararnos a preguntar quien era enemigo y quien no. La gente del pueblo combatia, nos lanzaba flechas; eran guerreros, pero tambien ancianos, mujeres y ninos, de hecho. Nuestra labor era cumplir una mision y obedecer ordenes legitimas.

Fidelma considero la historia. La situacion que se vivia en el Barnacla Cariblanca se complicaba por momentos. El misterio de sor Muirgel ya era per se un asunto lo bastante escabroso para que luego el hermano Guss contara que sor Canair tambien habia muerto en manos de un asesino antes siquiera de que el Barnacla zarpase. Ahora se enfrentaba a una dificultad anadida con la acusacion de Toca Nia contra Cian.

– Este asunto, Cian, es grave. Debe presentarse ante el jefe brehon y el tribunal del rey supremo. No estoy versada en cuestiones de contienda. Se requiere un juez capacitado para tomar una decision. Se que la ley contempla circunstancias que justifican el matar a personas y no suponen castigo. La ley no contempla como un delito matar en combate, o matar a un ladron en el momento de cometer el robo… Pero un tribunal debe tomar la decision.

El rostro de Cian reflejaba su resentimiento.

– ?Asi que anteponeis la palabra de Toca Nia a la mia?

– No me corresponde a mi juzgar quien dice la verdad. Toca Nia te ha acusado y tu obligacion es responder a esa acusacion. Es una acusacion grave. Es por tu propio bien, Cian, pues Toca Nia sabe que un infractor de la ley puede morir con impunidad en manos de cualquier persona. El podria matarte y alegar inmunidad.

– La ley no se extiende fuera del dominio de los Cinco Reinos -objeto Cian.

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