– Si. De otra manera, las vestales me habrian reconocido.
– ?No estabas orgullosa de lo que habias hecho?
– No tenia necesidad de vanagloriarme o de ensenar la cara. Era un simple instrumento de la diosa y unicamente a la diosa deseaba ofrecer el anillo. Pero la Virgo Maxima se nego a aceptarlo. Dijo que semejante ofrenda era impia.
Sacudi la cabeza.
– Todo el mundo penso que habia sido la mujer de Milon la que…
Tedia rio. Puedo asegurar que no estaba acostumbrada a reir.
– ?Fausta Cornelia? ?Esa vaca blasfema? Es dificil imaginarla rezando por alguna cosa, excepto quiza porque los dioses le envien un nuevo amante cada dia. Es una buena broma, que alguien haya podido confundirla conmigo.
– ?Donde esta el anillo ahora?
– ?Por que lo preguntas?
– Porque me gustaria devolverselo a la familia. Reconoces que fine un error quitarselo. La diosa no lo necesita. Guardarlo como trofeo seguramente seria arrogante y una maldicion en tu propia casa.
Tedia lo penso y parecio a punto de hablar, pero su padre sacudio la cabeza.
– El anillo es la unica prueba real contra nosotros. Todo lo que te hemos contado es solo una historia de nuestros propios labios. Tu testigo de la taberna (supongo que sera la chica de la ventana) pudo ver que Clodio estaba vivo pero no pudo ver lo que ocurrio dentro de la litera. Nadie vio cuando murio realmente excepto mi hija y yo. Las vestales saben que una mujer les llevo el anillo de Clodio, pero nunca vieron su cara. Solo el hecho de que nosotros poseemos el anillo ofrece una prueba de lo que hicimos. ?Por que te lo ibamos a dar, Gordiano? ?Que le diras a la familia de Clodio? ?Que has recuperado el anillo de los verdaderos asesinos de su ser querido, una mujer y un viejo tullido? ?Tendremos que sufrir su venganza?
– ?Que deberia decirles? ?Que encontre el anillo por casualidad al lado del camino? Piensa Tedia en las lagrimas que derramaste cuando escuchaste el testimonio de Fulvia. ?De verdad quieres conservar el anillo?
Respiro hondo y empezo a moverse, pero su padre la cogio por el brazo.
– Solo si haces un juramento, Gordiano -dijo Tedio.
– ?No hago promesas!
– Tendras que hacerla si quieres el anillo. Juraras que nunca repetiras lo que has oido hoy aqui y, a cambio, te daremos el anillo. Piensa, Gordiano, ?de que serviria incitar a los clodianos contra mi hija y contra mi? La plebe esta tranquila por la condena de Milon; tu los alborotarias y volverian a provocar disturbios. Piensa en lo que se enfadaria Pompeyo al descubrir que su jurado ha fracasado en descubrir toda la verdad y que la condena de Milon no es justa. Roma ha sido desgarrada por lo que ocurrio en la Via Apia. Pero ahora el pueblo se ha apaciguado y se ha castigado a los malvados de ambos bandos: Clodio esta muerto, Milon exiliado. ?De que serviria descubrir una ultima revelacion sino para halagar tu propia vanidad y demostrar tu perseverancia e inteligencia? Haz el juramento que te pido; devuelve el anillo a quien mas quiso a Clodio y deja lo demas a los dioses.
Fui hacia la ventana. Al otro lado, la ciudad de Aricia, donde Clodio habia pronunciado su ultimo discurso, se habia oscurecido y era una mezcla de sombras azuladas. Pense durante largo rato. ?Que le debia a Milon, que habia cometido tan graves ofensas contra mi y que me habria matado sin pensarlo si Ciceron no lo hubiera detenido? ?Que le debia a Ciceron, que habia consentido mi secuestro? ?O a los herederos y amigos de Clodio, que habian instigado las revueltas que resultaron en el saqueo de mi casa y en la muerte de Belbo? ?Que le debo a la misma Roma… si es que alguien sabe lo que Roma era o en lo que se convertira en los proximos anos? Todo estaba cambiando, todo era caos y confusion. Me encontraba enfrentado a lo que mas anhelaba, la verdad, pero me encontraba profundamente solo; ni siquiera Eco estaba alli para compartir el descubrimiento o aconsejarme. Por fortuna: dudo que hubiera aprobado la decision que tome. Me volvi hacia Sexto Tedio.
– Tienes mi palabra; juro por el espiritu de mi padre que mantendre tu secreto. Dame el anillo.
Tedia salio de la habitacion. Mientras estaba fuera, entro un esclavo con una vela ardiendo y encendio las lamparas, disipando la creciente oscuridad. Tedia volvio y deposito el anillo en mi mano abierta; parecia contenta de librarse de el.
Era pesado y estaba hecho de oro macizo. Vi el nombre P. CLODIO PULCHER grabado en el pero no encontre ningun otro ornamento. Seguro que tenia que haber alguna referencia a las glorias de sus ilustres antepasados. Lo acerque a la luz y vi unas marcas grabadas en la brillante superficie del anillo; dentro y fuera habia pequenos poligonos en lazados como las piedras perfectamente ajustadas que pavimentaban l a Via Apia. El anillo era la imagen perfecta del gran camino, atrapado en un circulo sin principio ni final, un homenaje al lugar donde su dueno habia caido ante sus enemigos y exhalado su ultimo suspiro con una cinta azul apretada alrededor del cuello.
Aquella noche dormimos en una posada en Aricia. La taberna de abajo era ruidosa y estaba llena de humo, y la cama tenia garrapatas, pero dormi mejor que en Bovilas, donde habia tantos fantasmas, vivos y muertos.
Me levante antes del amanecer y desperte a los chicos. Tuvimos que sacudir a Davo entre los tres para despertarle. Estabamos en el camino antes de la hora prima y avanzamos a paso ligero. Llegamos a la ciudad antes del mediodia. Tenia que hacer tres ultimas visitas y luego podria volver la espalda para siempre a todo lo que habia ocurrido en la Via Apia.
Capitulo 36
Mopso y Androcles estaban cada vez mas excitados mientras atravesabamos el Foro y subiamos la Rampa en direccion al Palatino. Los dos tenian los ojos abiertos de par en par ante la vista de tantos edificios y gente. Davo adopto cierto aire altanero…, el esclavo de la ciudad condescendiente ante los esclavos del campo. Recorde su propia consternacion al encontrarse por primera vez en el campo, pero no dije nada.
Los tres hablaban cada vez menos a medida que nos ibamos acercando a casa. A Davo se le iba alargando la cara por momentos. Los chicos se apretaron el uno contra el otro. Apenas habiamos entrado en el vestibulo cuando aparecio Bethesda.
– Asi que estos son los nuevos esclavos -dijo, haciendo caso omiso de Davo.
– Si, este es Mopso y este es su hermano, Androcles. Chicos, esta es vuestra nueva ama.
Los chicos entornaron los ojos y la miraron a hurtadillas. Androcles susurro al oido de su hermano mayor:
– ?Es muy guapa!
Los labios de Bethesda casi esbozaron una sonrisa. Estaba resplandeciente con su estola color azafran y un sencillo collar de plata, el cabello recogido en un mono alto, de tal manera que los mechones grises parecian vetas blancas serpenteando por reluciente marmol negro. Estaba casi tan hechizado por ella como los ninos.
– Ambos pareceis agiles y llenos de energia Sus palabras sonaron mas a sentencia que a cumplido-. Supongo que encontraremos la manera de manteneros ocupados. Seguro que sois buenos llevando mensajes, claro que aun no conoceis la ciudad. Estareis muy ocupados los proximos dias explorandola para familiarizaros con las siete colinas. Ahora teneis que estar hambrientos despues del viaje. Davo os ensenara donde esta la cocina…, ?verdad, Davo?
– Si, ama. -Davo estaba mas hechizado por ella que cualquier otro. Era notable lo pequeno que podia parecer el espacio que ocupaba un sujeto tan grande y lo rapidamente que podia salir de una habitacion.
Bethesda y yo nos quedamos solos.
– Esposo, estuve pensando mucho ayer.
– Yo tambien.
– Tu y yo tenemos que hablar seriamente.
– ?Puede esperar? Hoy tengo que hacer algunos recados mas y luego…
– Lo supongo. Pero al final del dia, quiero una solucion a este asunto de Diana y tu… y Davo.
– De acuerdo. Entonces hablaremos esta noche.
– Si. Nuestras miradas se encontraron y parecio que no era necesario hablar. Estabamos de acuerdo en lo que habia que hacer. Habia vivido con ella el tiempo suficiente para poder leerlo en sus ojos.