cuando ya estaba dispuesto a bajar, llame a Belbo para que me sustituyera. Nos turnamos durante toda la noche; mientras uno dormia a rachas entre un monton de mantas en un triclinio en el jardin, el otro, arriba en el tejado, acechaba el horizonte en busca de cualquier revelador resplandor anaranjado. Pero cuando por fin aparecio, el resplandor se hallaba en la direccion opuesta. El sol salio y mi casa aun se mantenia en pie.
Subi al tejado para echar una ultima mirada. En el aire frio y neblinoso de la manana, el Foro era como un cuadro emborronado. No podia distinguir un solo detalle. Pero cuando respire hondo, capte el tufo de la madera quemada y de la piedra cocida, el olor de lo que habia sido antano el Senado, que se habia convertido en el horno crematorio del caido campeon de la chusma.
Capitulo 5
– ?Los alejaron a flechazos! -dijo Eco estirando los brazos y bostezando; habia dormido tan mal como yo. La bruma se habia levantado. El sol brillaba en el jardin. Nos sentamos en sillas plegables frente a la estatua de Minerva mientras absorbiamos el suave calor del mediodia.
– Al fin y al cabo, eso es lo que se oye en la calle -prosiguio-. Los clodianos no contaban con tanta resistencia. Esperaban encontrarse con la casa de Milon mas o menos desierta, supongo. Se imaginaron que podrian irrumpir dentro, matar a algunos esclavos, saquear la casa y quemarlo todo de arriba abajo. En lugar de eso se encontraron con una tropa de arqueros apostados en el tejado. Expertos tiradores, al parecer. El combate no duro mucho. Algunas bajas y los clodianos dieron media vuelta y echaron a correr.
– Yo habia pensado que de todas formas ya habrian tenido suficiente con quemar el Senado, atiborrarse hasta vomitar y escuchar todos aquellos discursos. Vamos, que ya estarian dispuestos a dar el dia por acabado.
– Si, cualquiera lo habria pensado asi. Pero entonces, los rumores que corren, ?que? Despues de que los echaron de la casa de Milon abandonaron el Palatino y atravesaron corriendo la Subura hasta fuera de las murallas, en direccion a la necropolis.
– La ciudad de los muertos? ?De noche? Creia que les darian tanto miedo los espectros como las flechas.
– No se acercaron a los sepulcros ni a las tumbas. Se dirigieron al bosquecillo sagrado de Libitina.
– La diosa de los muertos.
Eco asintio.
– Entraron a la fuerza en el templo.
– ?A media noche? ?Por que? Seguramente, el deber de inscribir a Clodio entre los muertos recae sobre su familia, no sobre la chusma. Ademas, no podian estar esperando para alquilar los requisitos para el funeral…, ya habian incinerado a Clodio sin prestar mucha atencion a las sutilezas religiosas.
– Papa, no tenia nada que ver con eso. Por algun motivo, las fasces se guardan en el templo de Libitina cuando no hay consules. Ya sabes, ese haz de varas con un hacha sobresaliendo del centro que portan los consules en ceremonias y procesiones.
– Las insignias del cargo.
– Exacto. Sin consules ocupando su cargo, las fasces han de guardarse en alguna parte y al parecer el sitio oficial es el templo de Libitina. De ahi que la multitud irrumpiera en el templo, cogiera las fasces y volviera corriendo a la ciudad para salir en busca de aquellos que presenten su candidatura a consul frente a Milon.
– Publio Ipseo y Quinto Escipion.
– Si, ambos apoyados por Clodio, por supuesto. La plebe va derecha a la casa de Escipion y le pide a gritos que salga y reclame las fasces.
– ?Renunciar a los comicios por completo? ?Llegar a consul por designacion de la plebe?
– Esa debia de ser la idea. Pero Escipion no se dejo ver.
– Probablemente tendria un susto de muerte, como todos los que quedabamos en Roma anoche.
– Repitieron la misma escena en la casa de Ipseo. A pesar de los gritos de aclamacion, el candidato mantuvo su puerta cerrada. Entonces a alguien de la multitud se le ocurrio- la idea de ofrecer las fasces a Pompeyo.
– ?Pompeyo! Pero si ni siquiera es elegible. Todavia es proconsul, encargado de gobernar Hispania. Esta al frente de un ejercito; legalmente ni siquiera puede atravesar las murallas de la ciudad. Por eso vive en la villa que posee en el monte Pincio.
– La gente no podia reparar en semejantes tecnicismos. Salieron corriendo por la Puerta Fontinal y subieron la Via Flaminia hasta la villa de Pompeyo. Agitaban las antorchas y alzaban las fasces. Algunos aclamaban a gritos al futuro consul Pompeyo. Otros lo aclamaban como futuro dictador.
Movi la cabeza de un lado a otro:
– Pero, por Hades, ?en que estaran pensando? Probablemente la mayoria aun no habia nacido la ultima vez que Roma tuvo un dictador.
– Hay muchisima gente que piensa que ya es hora de que tengamos uno que ponga fin a todo este caos.
– Estan locos. Una dictadura unicamente podria empeorar las cosas. De todas formas, no me creo que los cabecillas clodianos aparecieran con semejante idea. Clodio y Pompeyo se detestaban, y Pompeyo nunca ha sido amigo de causas populistas.
– Aun asi, es popular entre las masas. El general omnipotente, el conquistador de Oriente. El Grande, Pompeyo Magno.
Negue con la cabeza:
– Sigue sin parecerme bien. Los mismos que incitaron a la plebe a que incendiara el Senado no pueden querer que un reaccionario como Pompeyo sea su dictador. Quiza no fuera la misma gente. Tal vez estuviera sustituida en algun punto por infiltrados del grupo de Pompeyo.
Eco enarco una ceja:
– De modo que crees que el incidente pudo haber sido organizado por el propio Pompeyo. ?Crees, entonces, que quiere ser dictador?
– En todo caso, una oportunidad para rechazar publicamente la oferta. Hay muchisimos senadores, especialmente amigos de Cesar, que piensan que Pompeyo podria estar conspirando para apoderarse del Estado. ?Que mejor modo de tranquilizarlos que rechazando a un grupo de ciudadanos las fasces que le ofrecen?
– No las rechazo exactamente. Al igual que Escipion e Ipseo, no se dejo ver.
Movi un poco la silla para que el sol me siguiera dando en la cara. Donde caia la sombra, el aire cortaba de frio.
– ?Que es lo que dicen de Milon, entonces?
– Algunos piensan que volvio a entrar a hurtadillas en la ciudad anoche y que esta escondido en su casa. Dicen que por eso los arqueros estaban preparados para hacer frente anoche a los clodianos, porque forman parte de los guardaespaldas de Milon. Pero parece igual de probable que los dejara para que custodiaran la casa en su ausencia, sobre todo si habia planeado asesinar a Clodio. Sabia que la plebe reaccionaria con violencia, por eso dejo su casa fortificada. Otros dicen que se ha desterrado voluntariamente, a Masilia o algun otro sitio.
– Es posible dije-. Es dificil ver como podria ser elegido consul ahora, mientras el Estado no consiga finalmente celebrar comicios. Y si Milon no puede ser elegido consul, esta acabado. Se ha gastado una fortuna en juegos y espectaculos, tratando de impresionar a sus votantes. No tiene los recursos de Cesar o Pompeyo, ni siquiera los de Clodio. Aposto todo a su candidatura de consul y ahora ha perdido seguramente toda oportunidad de ganarla. El destierro podria ser la unica solucion honorable para el.
Otra voz se unio a las nuestras, procedente del lugar en que se encontraba la estatua de Minerva:
– Pero entonces, ?por que mato Milon a Clodio si con ello arruinaba su propia carrera?
Mire hacia la estatua. La diosa virgen destacaba en colores tan reales que casi parecia respirar. En una mano tenia una lanza apuntando al cielo y en la otra un escudo. Una lechuza se apoyaba en uno de sus hombros. Una serpiente se enroscaba en sus pies. Tenia los ojos protegidos del sol del mediodia por la visera de su empenachado casco. Por un instante parecio que era Minerva quien nos habia hablado. En seguida aparecio Diana entre las sombras del portico y se apoyo en el pedestal. Puso la mano sobre la serpiente esculpida.
– Buena pregunta, Diana -dije ?Por que iba a matar Milon a Clodio si sabia que iba a desatar tanta ira? ?Por que matar a su enemigo si ello significaba matar sus propias posibilidades de ser elegido?
– Quizas calculo mal la reaccion -dijo Eco-. O quizas mato a Clodio por casualidad. O en legitima
